Brasil tenía 13,5 millones de personas en extrema pobreza en 2018, el 6,5% de la población, un nivel récord desde 2012, según la Síntesis de Indicadores Sociales (SIS), publicada hoy (6 de noviembre) por el IBGE (Instituto Brasilero de Geografía y Estadística). El instituto adopta los criterios del Banco Mundial, que incluye en su extremo […]
En un momento de recorte del gasto público, el director del estudio, André Simões, afirma la necesidad de políticas públicas dirigidas a este segmento más vulnerable de la población. «Este grupo necesita mayor cuidado, que serían, por ejemplo, las políticas públicas de transferencia de efectivo y la dinamización del mercado laboral. Es fundamental que las personas tengan acceso a programas sociales y que tengan condiciones de insertarse en el mercado laboral para tener acceso a un ingreso que las saque de la situación de extrema pobreza», afirma el IBGE.
El país también tiene 52,5 millones de personas en la llamada línea de pobreza, que viven con menos de R$ 420 (unos 100 US$) per cápita al mes. El índice incluso cayó de 2017 a 2018, de 26,5% a 25,3% de la población, pero, como recuerda el instituto, está lejos de ser el mejor resultado de la serie: 22,8% en 2014. «En 2012, el nivel más alto de la serie se registró para la pobreza, 26,5%, seguido de una caída de 4 puntos porcentuales en 2014. A partir de 2015, con la crisis económica y política y la reducción del mercado laboral, los porcentajes de pobreza comenzaron a aumentar con una pequeña caída en 2018, lo que no llega a ser un cambio de tendencia», dice el analista Pedro Rocha de Moraes.
Incluso el valor del indicador de pobreza de Bolsa Família, R$ 89, es inferior al parámetro global, equivalente a R$ 145. Pero el investigador del IBGE Leonardo Athias señala que en 2011, el valor de R$ 70 para el BF era compatible con el valor global de la época, US$ 1,25 por día. «Por falta de correcciones monetarias, hoy el valor de 89 dólares está por debajo del valor global indicado por el Banco Mundial», añadió.
Los blancos ganan un 74% más que los negros
En otro aspecto de la investigación, el IBGE mostró que el año pasado la raza negra y mestiza -una clasificación utilizada por el Instituto- correspondía a dos tercios (66%) de los llamados subocupados por falta de horas- que trabajan menos de 40 horas a la semana y desean trabajar más. Las mujeres, que son el 43,7% de los ocupados, corresponden al 54,6% de los subocupados.
La tasa de desempleo de la población negra y mestiza era del 14,1%. Entre los blancos, 9.5%, y también ganaron, en promedio, 73.9% más. Cuando se calcula el ingreso por hora, la diferencia es del 68,3%. De los negros y los mulatos, el 47,3% están en la informalidad, en comparación con el 34,6% de los blancos.
Según el IBGE, 2,4 millones de jóvenes de entre 15 y 29 años no estudiaron ni trabajaron en 2018, la llamada generación «ni-ni». El total corresponde al 23% de las personas de este grupo de edad. «Este nivel coloca a Brasil entre los cinco países peor situados entre los 41 países miembros o socios de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE)», destaca el instituto.
Traducción: Correspondencia de Prensa.