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Más libertad económica: ¿más libertad social?

Fuentes: Peripecias

Heritage Foundation publicó la nueva versión del índice de libertad económica que calcula todos los años. Chile es el país latinoamericano que aparece en primer lugar y muy arriba entre los 157 países rankeados. Una vez más se pone el énfasis en desregular y liberalizar las economías siguiendo a las metas comerciales propuestas incansablemente por […]

Heritage Foundation publicó la nueva versión del índice de libertad económica que calcula todos los años. Chile es el país latinoamericano que aparece en primer lugar y muy arriba entre los 157 países rankeados. Una vez más se pone el énfasis en desregular y liberalizar las economías siguiendo a las metas comerciales propuestas incansablemente por el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, que por lo general son utilizados como instrumento de política exterior por parte de EE.UU. más que en atender las demandas de desarrollo nacional.

El pasado mes de abril el Centro de Estudios de la Heritage Foundation publicó la nueva versión del índice de libertad económica que calcula todos los años junto a The Wall Street Journal para 157 países. La calificación de cada país se basa en información recogida sobre diez «versiones» de la libertad económica que son: libertad comercial, libertad de comercio internacional, libertad fiscal, libertad frente al gasto público, libertad de política monetaria, libertad de salarios y precios, libertad de inversión, libertad financiera, respeto a los derechos de propiedad, libertad frente a la corrupción y libertad laboral. Por ejemplo, para juzgar el grado de libertad en el emprendimiento de nuevos negocios es considerada la cantidad de días requeridos para lograr la aprobación de una nueva sociedad; así la esencia del documento son los indicadores ofrecidos que muestran la cantidad de trámites necesarios para invertir y sus costos en cada una de las economías estudiadas, así como la flexibilidad para contratar o despedir empleados. En este sentido, el documento se hermana con el «Doing Business» publicado el año pasado por el Banco Mundial, que apoyaba e incentivaba las reformas de mercado clásicas elogiando a aquellos países que aceptaron liberalizar sus economías creando un marco legal estable para las inversiones locales e internacionales.

Según los autores el objetivo del índice es reflejar el entorno económico balanceado de cada país encuestado en el período comprendido entre la segunda mitad de 2005 y la primera de 2006. Se analiza el comportamiento de 157 países a los cuales se clasifica de 0 (menor libertad) a 100 (mayor nivel de libertad), en cada uno de los factores antes mencionados. La motivación para realizar este índice nació en 1995 buscando criticar a EE.UU. ya que sostienen que, a diferencia de lo que promulgan sus gobernantes, este país no es tan libre como creen sus habitantes. Los autores del documento buscan demostrar que los países exitosos son aquellos que respetan en mayor medida la libertad económica (1). Se clasifica la libertad económica como un componente fundamental para el rápido crecimiento a largo plazo. Las libertades evaluadas son consideradas como medidas de competitividad y éxito. De esta forma, por ejemplo, se penalizan regulaciones sanitarias y fitosanitarias en cuanto a la libertad de comercio internacional, como le sucedió a México concretamente.

Este año, el ranking total lo encabeza Hong Kong, con 89 puntos de 100; le siguen Singapur, Australia y los Estados Unidos. Entre los latinoamericanos, como era de esperarse, Chile aparece en las primeras posiciones ocupando el puesto número once. La economía chilena es una de las más abiertas del mundo. La apertura ha sido una estrategia fundamental del país durante las últimas décadas, y Chile ha mostrado en muchos de esos años elevadas tasas de crecimiento, sin embargo, según afirma P. Visca (2), «la apertura y ‘buenas’ tasas de crecimiento no significaron entonces mejoras en las condiciones de vida de la población. Si bien a Chile se le reconocen similitudes respecto a los países europeos, todavía hay mucho para hacer en el terreno de la equidad».

En la lista de los latinoamericanos le siguen Trinidad y Tobago, El Salvador y Uruguay en los puestos 23, 29 y 33 respectivamente. Recién en el lugar 95 aparece Argentina, con sólo 57 puntos. Al parecer su mayor «debilidad» estaría en la corrupción, los controles de precios y la falta de respeto al derecho de propiedad. Esto último tiene que ver con el bloqueo de los depósitos bancarios, la pesificación forzada y las fuertes quitas a los títulos públicos en default. Vale la pena recordar que en 1998 Argentina exponía un índice de 76, observándose un fuerte descenso a partir de 2001, cuando este país sufrió la mayor crisis de su historia, resultado justamente de la aplicación de políticas económicas ultraliberales durante la década de 1990.

La referencia a los dos grandes sudamericanos, Brasil en el puesto 70 y Venezuela en el 144, merecen un capítulo aparte; sobre todo este último que es fuertemente penalizado en la «libertad de inversión» debido a las restricciones hechas por el gobierno a las inversiones extranjeras en hidrocarburos y aluminio; sectores clave de su economía. De esta forma, parecería que se cuelan temas de política internacional y relaciones económicas internacionales en el armado del informe.

La tabla 1 muestra los puntajes otorgados a los países latinoamericanos. El indicador en promedio para América Latina resultó de 62.3 (cuando el promedio mundial es de 60 puntos), lo que cataloga a la región como «moderadamente libre». Los promedios para cada libertad analizada se presentan en la tabla 2; donde sobresale la libertad frente al gasto del gobierno (80 puntos), donde se incluye «todo el gasto gubernamental, incluido el consumo y las transferencias, y las empresas estatales». No resulta claro como se mide, si es que se lo hace, la eficiencia de dicho gasto e incluso el peso del gasto social dentro del mismo. En el ámbito mundial, el nivel del indicador de la libertad económica es el segundo más alto desde que empezó a construirse el índice en 1995, sin embargo, los autores del informe critican este valor debido a que permanece estable desde hace un tiempo y «no se han aprovechado las oportunidades de mejora».

Todo lo anterior demuestra que el informe está interesado en destacar los beneficios de los negocios ligados al comercio exterior, y globalizado, más que en la performance de empresas nacionales vinculadas a mercados internos. El énfasis en desregular y liberalizar parece más sacado de las metas comerciales propuestas por Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional, que por lo general son utilizados como instrumento de política exterior por parte de EE.UU., que en atender las demandas de desarrollo nacional.

Se insiste una y otra vez en la idea de que la liberad económica está fuertemente relacionada con un buen desempeño económico, y para ello se presenta una correlación perfecta entre libertad económica y crecimiento del PBI (que el informe presenta como «nivel de prosperidad»), confundiendo -una vez más- desarrollo con crecimiento económico, y crecimiento económico con mayores inversiones y mas exportaciones. Sin embargo, nada se dice sobre otros indicadores sociales como el Índice de Desarrollo Humano, por ejemplo. Si bien estas ideas se han sometido a revisiones y críticas, siempre vuelven a resurgir. Se reducen todos los problemas económicos (que en definitiva son sociales) al hecho de alcanzar el mayor crecimiento económico posible, el cual sólo se alcanzará recibiendo inversiones externas o logrando fuertes flujos exportadores; pero sea de una manera u otra, se pone el acento en la liberalización económica (casi siempre consejo que se le da a los países pobres) como condición necesaria para poder atacar precisamente los problemas de la pobreza. La idea es simple: la expansión del comercio estimula el crecimiento económico y esto permite reducir la pobreza. A esta altura permítaseme la duda de que una mayor apertura acabe con décadas y décadas de pobreza: hemos asistido varias veces a crecimientos de la torta, pero nunca nos tocó una buena tajada.

Si la mencionada relación causal fuese cierta los países que reciben las mayores inversiones en América Latina deberían ser los más exitosos, tanto en crecimiento como en generación de empleo y reducción de la pobreza. Si bien no podríamos afirmar el efecto contrario (mayor inversión provocaría mayor desempleo), afirmar que existe una relación causal positiva entre las dos variables es sin duda una posición aventurada y así tampoco es posible afirmar que como consecuencia de la inversión el empleo aumente. Pero sí se deja en claro que las relaciones son mucho más complejas. La insistencia en reducir la dinámica del desarrollo al crecimiento económico que se presenta muchas veces como signo de sensatez; en realidad, es un intento de simplificación.

Tabla 1: Libertad económica 2007 para América Latina.

Fuente: Índice de libertad económica 2007.

País

Posición mundial

Chile

78.3

Trinidad y Tobago

71.4

Bahamas

71.4

Barbados

70.5

El Salvador

70.3

Uruguay

69.3

Jamaica

66.3

Panamá

65.9

México

65.8

Costa Rica

65.7

Nicaragua

62.7

Perú

62.3

Guatemala

61.2

Brasil

60.9

Colombia

60.5

Honduras

60.3

Guyana

58.2

Argentina

57.5

Paraguay

56.8

Rep. Dominicana

56.7

Ecuador

55.3

Bolivia

55.0

Haití

52.2

Venezuela

47.7

Cuba

29.7

Tabla 2: Promedios para América Latina en las diez libertades consideradas.

Fuente: Índice de libertad económica 2007.

Libertad comercial

63.5

Libertad comercial internacional

64.3

Libertad fiscal

85.3

Libertad frente al gasto gubernamental

79.1

Libertad monetaria

73.3

Libertad de inversión

51.7

Libertad financiera

54.5

Derechos de propiedad

46.9

Libertad frente a la corrupción

39.7

Libertad laboral

65.0

Notas:

(1) «No tenemos miedo a comenzar nuestras frases con «Creemos», porque realmente creemos: en la libertad individual, libertad de empresa, limitaciones al gobierno, una defensa nacional fuerte, y en los valores americanos tradicionales», reza el slogan de la fundación.

(2) Chile: contradicciones de un modelo «modelo»; Paola Visca, Peripecias nº 18, 11 de octubre 2006.

Publicado en EconomiaSur el 9 de mayo de 2007. Reproducido en el semanario Peripecias Nº 47 el 9 de mayo de 2007. Se permite la reproducción del artículo siempre que se cite la fuente.