En las últimas semanas se está produciendo una nueva etapa en la estrategia internacional de «acoso y derribo» a la Venezuela bolivariana, iniciada desde la llegada al poder de Hugo Chávez en 1999 y continuada durante la presidencia de Nicolás Maduro. Estos ataques se van agudizando periódicamente, en función de los cálculos internos de los […]
En las últimas semanas se está produciendo una nueva etapa en la estrategia internacional de «acoso y derribo» a la Venezuela bolivariana, iniciada desde la llegada al poder de Hugo Chávez en 1999 y continuada durante la presidencia de Nicolás Maduro. Estos ataques se van agudizando periódicamente, en función de los cálculos internos de los poderosos actores interesados en el «cambio de régimen» (regime change) que ponga fin al proyecto de transformación venezolano, restándole capacidad de acción económica y política en lo interno, y socavando su posibilidad de influencia internacional.
Se trata de acabar con un Gobierno que, a diferencia de otros en la región, no ha aceptado entregar el control total de su industria petrolera a las empresas extranjeras (con el agravante de que detenta, además, las principales reservas probadas de petróleo en el mundo), en un contexto geopolítico donde la pugna por los recursos energéticos está en la agenda de las potencias. De hecho, en la gira que inicia el 1 de febrero el secretario de Estado estadounidense Rex Tillerson por varios países de América Latina, está claramente en el horizonte la idea de seguir «ampliando nuestras relaciones comerciales y energéticas» pues EE. UU. «tiene el doble de volumen comercial con este hemisferio [América Latina y Caribe] que con China».[1] Magnitud que da cuenta de la importancia del continente para los intereses estadounidenses, y de la energía como eje central de las relaciones.
En esta lógica de utilizar «todas las herramientas económicas, políticas y diplomáticas «al alcance del Departamento de Estado «para abordar la situación en Venezuela»,[2] se enmarca el establecimiento por parte de EE. UU. de sanciones económicas dirigidas a «hacer chillar» a la economía venezolana (como Nixon pidió hacer con la economía chilena para escarmentar al Gobierno de la Unidad Popular presidido por Salvador Allende). Así, el 5 de enero pasado, el Departamento del Tesoro, a través de la Oficina de Control de Bienes Extranjeros (OFAC) impuso nuevas sanciones a cuatro altos funcionarios venezolanos: Rodolfo Marco Torres, miembro de la Junta Directiva de PDVSA y actual gobernador de Aragua; Francisco Rangel Gómez, miembro de la Junta Directiva de PDVSA y exgobernador de Bolívar; Gerardo José Izquierdo Torres, ministro de Estado para la Nueva Frontera de Paz; y Fabio Enrique Zavarse Pabón, comandante de la Zona Operativa de Defensa Integral Capital.[3]
Semanas después, el 22 de enero, la Unión Europea (UE) se unió a la política estadounidense y formalizó sanciones contra otros funcionarios del Gobierno venezolano. En este caso Diosdado Cabello, vicepresidente del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV); Mikel Moreno, presidente del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ); Néstor Reverol, ministro de Interior, Justicia y Paz; Gustavo Enrique González, jefe del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (SEBIN); Tibisay Lucena, presidenta del Consejo Nacional Electoral (CNE); Tarek William Saab, Fiscal General; y Antonio José Benavides Torres, ex comandante general de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB).
Las sanciones implican la congelación de activos y la prohibición de entrar a cualquier país miembro de la UE. Estas sanciones se suman al embargo de armas y un veto sobre cualquier material que pueda ser «utilizado para la represión interna» impuesto por la UE desde noviembre de 2017.[4] También se agregan a las decretadas anteriormente por el Gobierno estadounidense sobre funcionarios[5] y empresas petroleras venezolanas como PDVSA y CITGO, su filial en EE. UU.[6]
En palabras de un funcionario de alto rango del Departamento de Estado, las sanciones: «Están destinadas a los miembros responsables del régimen en Venezuela. Y es muy importante que nuestros sectores financieros apunten a la colocación de deuda adicional por el Gobierno venezolano. Ni una sola de nuestras medidas bloquea alimentos como el maíz, o medicamentos ni nada que pueda llegar a ayudar al pueblo venezolano. Nuestro objetivo es ayudar al pueblo venezolano a hacer frente a esta crisis económica, pero también restablecer el orden democrático para que puedan tomar una vez más el control de su futuro».[7] No obstante, las consecuencias para el pueblo venezolano son evidentes: «Las sanciones económicas que hemos impuesto al Gobierno venezolano lo han obligado a entrar en cesación de pagos, tanto en deuda soberana como de PDVSA, su compañía petrolera. Y lo que estamos viendo es un colapso económico total en Venezuela a raíz de las malas decisiones del régimen de Maduro».[8]
Recientemente, la Agencia Central de Inteligencia (CIA), dirigida por Mike Pompeo, reveló que ha elaborado varios informes para Trump en torno a aspectos políticos y económicos, que fueron la base de las sanciones contra la tenencia de nuevos bonos emitidos por el Banco Central de Venezuela (BCV) o la estatal PDVSA.[9] Pompeo tiene una larga carrera en inteligencia desde la Guerra Fría y recientemente fue pieza clave en el caso contra Hillary Clinton, fundó la empresa Thayer Aerospace and Private Security, la cual obtuvo contratos de Boeing para la construcción de aviones y plataformas en los 90[10] y la vendió en 2006, año en el que fundó la compañía petrolera Sentry Interntional, especializada en venta de plataformas de perforación para fracking en EE. UU., Canadá y China.[11] En el caso de Pompeo, como en el de muchos otros funcionarios del sector público estadounidense, su interés privado por hacer negocios en América Latina a través de sus empresas se confunde con el «interés nacional estadounidense».
En el ámbito latinoamericano, la agenda de acoso al Gobierno venezolano continúa con la formación de un bloque liderado por los presidentes de los países de la Alianza del Pacífico que, tanto de manera colectiva[12] como individual, se pronuncian reiteradamente en los medios sobre la necesidad de que Venezuela pueda «recuperar las libertades, la democracia, el estado de derecho y el respeto de los derechos humanos y también logre superar la grave crisis económica y humanitaria que está afectando y haciendo sufrir al pueblo venezolano»[13]. También el presidente argentino Mauricio Macri, en su reciente gira por la Unión Europea, hizo declaraciones en el mismo sentido.[14] El guion se complementa con la participación de connotados expresidentes latinoamericanos y europeos[15] que refuerzan estas declaraciones y persisten en su reclamo a la Organización de Estados Americanos (OEA) para que aplique la Carta Democrática Interamericana.
Todas estas acciones y declaraciones van acompañadas de la publicación de informes de organizaciones de defensa de los Derechos Humanos, que se presentan como «neutrales», como Human Rights Watch,[16] y think tanks aparentemente progresistas,[17] cuyos analistas están poniendo en agenda, de manera coordinada con los actores anteriores, la existencia de una «crisis humanitaria» en Venezuela, la vulneración a los «derechos humanos» o la ausencia de «democracia», para presionar en la dirección del «cambio de régimen». Quienes hace meses pedían elecciones anticipadas en Venezuela, ahora rechazan la convocatoria de elecciones presidenciales para el 30 de abril de 2018, anunciada el 23 de enero pasado por Diosdado Cabello.[18]
El presidente Donald Trump afirmaba en su último discurso Sobre el Estado de la Unión que «Mi administración también ha impuesto duras sanciones a las dictaduras comunistas y socialistas en Cuba y Venezuela».[19] Lo que parece evidente, hasta la fecha, es que seguir empecinándose en aplicar una estrategia de Guerra Fría ante una realidad geopolítica del mundo siglo XXI no está dando los resultados esperados para los intereses estadounidenses, a pesar de que la propaganda de Trump y sus funcionarios haga alarde de lo contrario.
[2] Ibid.
[3] http://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-42585618
[5] http://www.celag.org/sanciones-eeuu-venezuela-castigo-imperial/
[6] http://www.celag.org/sanciones-eeuu-venezuela-objetivos-generales-estrategias-e-impactos-economicos/
[8] Ibid.
[9] https://www.telesurtv.net/news/cia-estados-unidos-sanciones-venezuela-20180126-0068.html
[12] http://www.bbc.com/mundo/40871449
[14] https://www.pagina12.com.ar/92101-macri-contra-venezuela
[16] https://www.hrw.org/es/world-report/2018/country-chapters/313312
[17] https://venezuelablog.org/
[18] http://cnnespanol.cnn.com/video/diosdado-cabello-anuncia-fecha-elecciones-presidenciales-vo/
[19]https://translations.state.gov/2018/01/30/discurso-del-presidente-donald-j-trump-sobre-el-estado-de-la-union/ y https://www.nytimes.com/video/us/politics/100000005688223/trump-state-of-the-union-2018.html
@aran_tirado
@Anibal_garcia89
Fuente: http://www.celag.org/mas-sanciones-venezuela-misma-estrategia-iguales-resultados/