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En torno a un artículo de Francisco Umpiérrez Sánchez

Más sobre Joseph Stiglitz y el euro

Fuentes: Rebelión

Tiene razón (con algún matiz) Francisco Umpiérrez Sánchez [FUS] cuando afirma en un reciente artículo publicado en rebelión [1] que «la historia la escriben los pueblos y no los intelectuales» (aunque algunos intelectuales, Guevara, Luxemburg o Lenin por ejemplo, son pueblo). Probablemente la tenga también (con más matices complementarios) cuando sostiene que «tal vez algunos […]

Tiene razón (con algún matiz) Francisco Umpiérrez Sánchez [FUS] cuando afirma en un reciente artículo publicado en rebelión [1] que «la historia la escriben los pueblos y no los intelectuales» (aunque algunos intelectuales, Guevara, Luxemburg o Lenin por ejemplo, son pueblo). Probablemente la tenga también (con más matices complementarios) cuando sostiene que «tal vez algunos intelectuales digan importantes verdades, pero la verdad no mueve a las fuerzas sociales sino sus intereses y pasiones» (pero numerosas fuerzas sociales críticas se mueven por pasiones, intereses y finalidades muy próximas a la verdad y a la justicia). No estoy tan seguro que la tenga cuando sostiene que «hacer de Europa una sola nación, es un sueño viejo y un movimiento histórico que no empieza con el euro» (el euro, desde luego, no tiene nada que ver con hacer de Europa una sola nación) o cuando añade que «hoy día, en la época de la regionalización de la economía, representa una demanda imparable» (no sé ve que esa demanda, en la actual UE neoliberal, deba ser y sea una demanda imparable: ¡apañamos estaríamos! La actual UE no es ninguna solución para los pueblos del Sur ni tampoco para los del Norte: es un duro proyecto neoliberal que está arrasando o demediando fuertemente conquistas obreras y populares, y ubicando países -Grecia es ejemplo conocido- en coordenadas neocoloniales).

La tiene en cambio FUS, y sin matices, cuando sostiene que «Joseph Stiglitz [JS] en su entrevista del 30 de septiembre, de acuerdo con los fragmentos publicados por Rosa Guevara en Rebelión, no hace teoría económica sino política». Efectivamente, JS, como todas nosotras, hace política. No sólo la hace sino que afirma, argumenta y sostiene tesis y sugerencias que pocos suelen afirmar.

Creo, en cambio, que FUS no tiene razón (sin matices esta vez) cuando sostiene, de modo poco afable, que «en el terreno de la política Joseph Stiglitz no es gran cosa. Sus afirmaciones son demasiado ligeras». Tal vez sean ligeras, no todo el mundo es capaz de generar siempre pensamiento fuerte, duro y penetrante (y menos en una entrevista) pero las opiniones del heterodoxo Premio Nobel de Economía merecen alguna consideración. De hecho, nos ayudan a pensar (y a actuar) casi siempre. No es poco.

Stiglitz, nos recuerda FUS, declara que «La zona euro es un proyecto fallido, así que solo es un aspecto más de su fracaso. Se suponía que debía unir a la gente y ahora está incluso dividiendo a los propios países». Pero, advierte FUS pareciendo defender la actual UE y el papel de la eurozona, que «en todo proyecto común, en la familia, en los partidos, en los Estados nacionales y como no podía ser menos en la Unión Europea, hay diferencias y luchas». Pero, obviamente, «el que haya diferencias y luchas no lo convierte en un proyecto fallido». En todas las naciones del mundo, sigue señalando FUS, «hay profundas diferencias entre las clases sociales. Luego toda nación, si seguimos la línea argumental de Stiglitz, sería un proyecto fallido». ¿Si seguimos la línea argumental de Stiglitz? ¿Qué línea argumental conduce a esa conclusión? ¿Desde que lógica divergente? ¿No es obvio que JS se está refiriendo a las diferencias crecientes (no la simple existencia de luchas y diferencias) que están creándose en la eurozona, entre un centro fuertemente enriquerido (y con enormes desigualdades en su interior) a costa de una periferia maltratada y empobrecida? ¿Es a esto a lo que debemos dar nuestra conformidad? ¿Es esto una consecuencia de la consideración de la lucha de clases como motor (o metáfora similar) de la historia? Me da que si Jenny Marx o Tussy Marx levantaran la cabeza no apoyarían ni la conclusión ni el razonamiento.

Vistas así las cosas, infiere FUS, «toda la historia de la humanidad sería un proyecto fallido. De ahí que estime que esa afirmación de Stiglitz sea, en parte, una manifestación del escepticismo filosófico, y en parte, una ligereza de intelectual que no sabe lo complejo y difícil que es hacer política y gobernar un Estado moderno». Ni es una demostración de escepticismo filosófico (Stiglitz no es un escéptico), ni es ninguna ligereza (es un intento pedagógico de explicación de un asunto no elemental) ni JS ignora las complejidades de la política y del gobierno de los Estados modernos. No es ningún tontín ni alguien desinformado. Por lo demás, que la historia o una parte de la historia de la humanidad sea un proyecto fallido es algo que cualquier marxista que aspire a una sociedad socialista o comunista, a una sociedad por fin humana y sin explotación ni opresión, no debería escribir con desdén o, incluso, con algo de prepotencia intelectual ante la «falta de profundidad» de un intelectual que, entre otras cosas, apoyó activamente el 15M español y el movimiento de indignados norteamericano. No muchos intelectuales tienen esas entradas en su curriculum.

Su crítica posterior en torno a un comentario didáctico de Stiglitz -«en Europa se dice que el euro es Europa, pero el euro es un trozo de papel»- no es de recibo: «La afirmación de que el euro es un trozo de papel la hace Stiglitz en dos ocasiones […] pone de manifiesto que Stiglitz tiene una concepción cosificada del dinero y es víctima de la enajenación capitalista. Marx no se cansó de insistir que el dinero es una relación social y no una cosa». JS sabe perfectamente, por Marx y otros autores, que el dinero esconde o es una relación social, que es signo de valor, y, desde luego, no es víctima de ninguna enajenación y menos de la «enajenación capitalista», sea lo que sea lo que signifique esta polisémica categoría político-filosófica.

Afirmar, como afirma FUS dándonos a un tiempo alguna lección elemental de teoría económica marxista, que «Stiglitz es un representante de la economía vulgar, esto es, una economía que se representa las relaciones sociales económicas entre las personas de manera puramente externa y superficial. Y no quiere ver las relaciones sociales que oculta el dinero» es un sendero injusto, poco transitable y, si se me permite, todo informado. La acusación, sin base alguna, que escribe a continuación -«tal vez la suficiencia económica en la que vive Stiglitz le permite decir esas ligerezas, pero un trabajador que vive del salario base sabe que el dinero es su vida y lo estira hasta el punto de que sacrifica cada mes muchas de sus necesidades y deseos»- es manifestación de un pobre sociologismo, supuestamente marxista, y que algunos creen fruto de un análisis de clase que echa para atrás a la más pintada y arreglada. Además de tonto, ¿piensa acaso FUS que Stiglitz es estúpido y antihumanista?

Aunque JS estuviera inmerso en alguna manifestación de esa «forma de existencia de la vida enajenada» a la que hace alusión FUS lo menos que podemos decir de él es que un intelectual que viene defendiendo causas nobles y dignas y que la estupidez y la falta de información básica no son marcas detectables en su pensamiento y en su estar-en-el-mundo. Stiglitz no es Rosa Luxemburg pero está muy lejos de ser Milton Friedman. Si la mitad de los economistas e intelectuales del mundo, tuvieran el compromiso que tiene Stiglitz con los menos desfavorecidos de la Tierra, la causa de la emancipación de los pueblos (incluido también el feminismo por supuesto) avanzaría dos o tres décadas.

Nota:

[1] http://www.rebelion.org/noticia.php?id=204076

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.