Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens
Janessa Gans es una ex funcionaria de EE.UU. que trabajó en Iraq de 2003 a 2005. El sábado publicó un artículo en el Los Angeles Times con el título «I Survived Blackwater» [Sobreviví a Blackwater]. Habló de sus experiencias con Blackwater en Iraq.
TRANSCRIPCIÓN NO EDITADA
AMY GOODMAN: Quiero introducir a esta conversación a Janessa Gans.
Janessa Gans, cuéntenos como fue haber sido, bueno, protegida por Blackwater.
JANESSA GANS: Bueno, fui frecuentemente de viaje con Blackwater por el centro de Bagdad, y eran viajes como en una montaña rusa, por decir lo menos. Se va apretujado en la parte trasera de un Suburban [utilitaria de Chevrolet] con blindaje corporal y casco puestos. Y te agarras como puedes, básicamente, mientras conducen como locos, doblando esquinas a velocidades de más de 160 kilómetros por hora y saltando por sobre las líneas divisorias de las calles y deteniéndose para tirar botellas de agua a los coches y a menudo para apuntarles con fusiles. De modo que – por decir lo menos, las calles de Bagdad no son ni las más hermosas ni las más lisas, así que es un viaje lleno de baches para comenzar. Me sentía como si anduviera sobre una montaña rusa.
JUAN GONZÁLEZ: Usted menciona en su artículo un viaje en particular en la ciudad de Irbil, donde realmente – el grupo de seguridad de Blackwater que iba adelante realmente chocó a un coche civil.
JANESSA GANS: Sí, para mí fue el incidente más conmovedor e indignante, porque nos acercábamos a ese coche – era evidentemente una familia que iba adelante de nosotros, un señor mayor que conducía y probablemente su esposa a su lado y sus tres niños en el asiento trasero – y al acercarnos, sólo vi que los ojos de los niños se abrían más y más y que estaba boquiabiertos de terror, y comenzamos a tocar furiosamente la bocina, porque a nuestra velocidad, no queríamos ningún obstáculo en nuestro camino para ir del punto A al punto B, y en realidad no había sitio para que se apartaran, porque era una calle muy estrecha. Y al desviarnos para tratar de adelantarlos, lanzamos su coche contra el borde de la calle, porque no se apartaron a tiempo.
Y yo me sentí tan horrorizada porque era una familia inocente que iba lentamente por la ruta. ¿Era realmente necesario que dañáramos su vehículo? ¿Constituían una tal amenaza? Y la respuesta que me dieron fue aún más inquietante: que era un producto de su entrenamiento. «Señora, esperan que veamos a cualquier obstáculo, a cualquier vehículo, como un posible señuelo terrorista, como una amenaza, y es lo que hacemos. Estamos completando una misión para llevarla a usted del punto A al punto B, y esa es nuestra tarea.»
AMY GOODMAN: Janessa Gans, ¿qué estaba haciendo usted en Iraq? ¿Y podían distinguir los iraquíes entre los soldados de EE.UU. y los guardias de Blackwater?
JANESSA GANS: Yo no estuve a menudo – yo sólo viajé en el convoy militar un par de veces, y la postura fue muy diferente de ese par de experiencias con Blackwater. Pero lo que es más importante, viajé frecuentemente con otros contratistas privados de seguridad que adoptaron una postura poco prominente, y no andaban con sirenas y tocando la bocina y en esos convoyes de tres Suburban blindados escoltados por dos Humvees blindados. Se mezclaban con el tráfico, con la población, algunas veces con coches sin blindaje disfrazados de taxis o como Mercedes destartalados. Y no representaban una afronta semejante o un antagonismo para la población.
JUAN GONZÁLEZ: Y por lo tanto, su sentimiento fue que incluso entre los otros contratistas – ya hemos oído hablar de cómo los militares de EE.UU. tienen una visión negativa de Blackwater – ¿pero que incluso otros contratistas privados los veían de esa manera?
JANESSA GANS: Lo siento. ¿Que incluso otros contratistas eran vistos de la misma manera que Blackwater?
JUAN GONZÁLEZ: No, que otras compañías de seguridad también veían a Blackwater como poco usual o diferente en su modo de actuar, más agresivos en su modo de actuar.
JANESSA GANS: Correcto. Tenían esa reputación, de ser los más agresivos y los más elitistas. Así que yo – yo estoy familiarizada con eso, con esa actitud. Mi hermano fue un Seal de la Armada [Fuerzas especiales de la Armada, N.del T.] durante diez años, y simplemente sabían que eran los mejores de los mejores y que contaban con más recursos. Eran también los mejor pagados. Así que sólo – creo que correspondía a esa postura agresiva que ellos también adoptaron.
JUAN GONZÁLEZ: ¿Y sus reacciones cuando supo que el gobierno iraquí estaba pidiendo que fueran sacados del país?
JANESSA GANS: En realidad me sorprendió que les haya tomado tanto tiempo. Sabe, yo solía pensar a menudo, bueno, me beneficié personalmente tanto con su protección y su seguridad, sin la cual no podría haber hecho mi trabajo, pero solía pensar que si hubiera convoyes extranjeros armados pasando por mis calles todos los días, demorando el tráfico; que si me acercaba demasiado, me iban a tirar botellas de agua o a apuntarme con fusiles, yo habría ido de inmediato y presentado una queja. Así que sólo me sorprende que hayan esperado tanto.
AMY GOODMAN: Janessa Gans, le agradezco que haya estado con nosotros; funcionaria de EE.UU. en Iraq de 2003 a 2005, actualmente profesora visitante de ciencias políticas en Principia College.
http://www.democracynow.org/article.pl?sid=07/10/11/1340215