La mentira es la principal herramienta de la estrategia de propaganda de la ultraderecha venezolana. Persigue victimizar y presentar como pacíficos a grupos fascistas que piden el derrocamiento del gobierno constitucional y hasta la muerte del Presidente de la República, Nicolás Maduro, elegido hace diez meses por la mayoría del pueblo, a la que desconocen […]
La mentira es la principal herramienta de la estrategia de propaganda de la ultraderecha venezolana. Persigue victimizar y presentar como pacíficos a grupos fascistas que piden el derrocamiento del gobierno constitucional y hasta la muerte del Presidente de la República, Nicolás Maduro, elegido hace diez meses por la mayoría del pueblo, a la que desconocen y rechazan.
Todo se dirige a crear un relato en el que «jóvenes soñadores» se enfrentan a un «Estado poderoso y opresivo», sin incluir en el cuento el financiamiento de Estados Unidos, el entrenamiento por parte de grupos especializados en la exportación de golpes de Estado, el carácter fascista de las organizaciones comprometidas con la violencia y el apoyo del poder económico y de las transnacionales de la comunicación.
Tal como en abril de 2002, cuando fue derrocado por 48 horas el comandante Hugo Chávez, una vez más el papel principal del guión lo tiene la mentira, no hay lugar para la verdad. La falsedad se expresa en diversas formas: a la violencia se le llama paz y a las acciones violentas se le llaman protestas pacíficas.
Es interesante enumerar en grandes rasgos algunas de las falacias que son difundidas y posicionadas como matrices de opinión para promover otro golpe de Estado contra la Revolución Bolivariana. En este sentido, este 19 de febrero decía el canciller Elías Jaua que, por continuar el rumbo chavista de construir el socialismo, «durante los 10 meses de Gobierno de Nicolás Maduro no ha habido un sólo día, una sola semana, un solo mes donde no se haya intentado llevar al Gobierno a una situación de desestabilización que justifique su derrocamiento».
Son protestas
Las protestas se caracterizan por ser demandas con objetivos claros, una agenda de peticiones para soluciones inmediatas a problemáticas sociales. Estas son acciones violentas, convocadas con un sólo slogan: «La salida», en referencia a su intento de golpe de Estado contra el presidente Maduro. Eventualmente recurren a temas sentidos por los venezolanos y explotados constantemente por la propaganda de las organizaciones de oposición y por los medios privados como inseguridad, desabastecimiento e inflación.
Se reclama por la inseguridad ciudadana quemando vehículos policiales, destruyendo la sede del Ministerio Público. Se quejan por la escasez de alimentos quemando vehículos de la red pública de venta y distribución como Mercal y Pdval.
Nuevamente el llamado a la paz del Gobierno Nacional y la mayoría del pueblo venezolano -que enfrentan una cruenta guerra económica caracterizada por el acaparamiento y la especulación- es omitido y los grupos de choque continúan rechazando el dialogo y generando caos en la zonas donde el antichavismo gobierna u obtiene más votos, como el Este de la ciudad capital.
Son estudiantes quienes protestan
La convocatoria a las acciones de calle no viene del movimiento estudiantil, aunque participan estudiantes, la movilización la promueve el partido político de ultraderecha Voluntad Popular.
No hay duda que hayan participado estudiantes, pero lo que caracteriza estas manifestaciones no es el movimiento estudiantil sino los seguidores de la derecha venezolana, entre los que destacan grupos entrenados en el exterior para generar violencia.
Hay represión y torturas
La falsedad de la represión se evidencia en el hecho de que -ante la ausencia de esta- la derecha se ha visto en la necesidad de importar fotos de represión en otros países, como Egipto, Brasil, Grecia, Siria y Chile, y las ha difundido por redes sociales y otros medios como «muestra de la represión estatal», para ello ha contado con la réplica de empresas de comunicación nacionales e internacionales como ABC, Tal Cual, El Nacional y El Mercurio, entre otros.
A diferencia del terrorismo de Estado, que imperó en los 40 años de la IV República, cuando fueron asesinadas, desaparecidas y torturadas alrededor de 3.000 personas, en la Revolución Bolivariana ha prevalecido el respeto a los derechos humanos.
Aun cuando las acciones violentas de calle disfrazadas de protestas han incluido destrozos a propiedades públicas y privadas: daños a la sede del Ministerio Público, de la Dirección Ejecutiva de la Magistratura (DEM), del Ministerio de Transporte Terrestre, estaciones del Metro de Caracas, los bancos Venezuela y Provincial, las casas de los gobernadores de los estados Táchira y Aragua, la quema de patrullas del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc), viviendas y vehículos de personas particulares, entre otros, los cuerpos de seguridad estatales han actuado apegados a la Constitución y las leyes. No hay ningún elemento que demuestre lo contrario.
Respecto a la supuesta tortura de manifestantes, hasta la conocida ONG Programa Venezolano de Educación-Acción en Derechos Humanos (Provea) -financiada por Estados Unidos- confirma la ausencia de casos de tortura.
Los manifestantes son pacíficos
Los destrozos, registrados en fotografías y vídeos, con piedras, bombas molotov, hechos violentos en lo que han resultado personas muertas y heridas, hacen que este argumento caiga por su propio peso.
El motivo de la movilización es violento: salir de un gobierno democráticamente electo, en base a demandas generales como mejora de la seguridad ciudadana.
Por otra parte, hay un rechazo rotundo al diálogo con el Gobierno Nacional, porque lo desconocen e irrespetan.
Se han violado derechos fundamentales como el libre tránsito y la sana convivencia. Hasta el opositor alcalde de Chacao (Este de Caracas), Ramón Muchacho, denunció que desde hace varios días, los habitantes de ese municipio sufren por el «humo por la quema de todo tipo de cosas en la calle».
Este jueves 20 de febrero, los grupos violentos impiden el tránsito de los venezolanos que se han trasladado al Cementerio del Este, en Caracas, para asistir al sepelio del cantautor venezolano, Simón Díaz.
No hay libertad de expresión
Esta mentira es repetida una y mil veces -de manera contradictoria- a gritos frente a las cámaras de televisión, agencias y otros medios públicos y privados, nacionales e internacionales.
En redes sociales el llamado a la violencia y muerte del presidente es expresado sin más, fotos y comentarios ruedan libres en muros virtuales y de concreto.
Las agencias internacionales cubren todas las manifestaciones, los medios nacionales también, el principal canal del Estado, Venezolana de Televisión (VTV), tiene días asediado, piedras, tiros, expresiones de desprecio son arrojadas a su sede en Caracas.
La libertad de expresión y la libertad política, alcanzan su clímax en las calles frente a los guardias y policías insultados y golpeados al paso de «una manifestación pacífica».
Tal como en 2002, los medios son actores políticos y caja de resonancia del golpe de Estado. El titular de El Nacional el pasado martes 11 de febrero fue: «Nos mantendremos en la calle hasta el final del gobierno». Muy parecido al publicado el 11 de abril de 2002, en una versión extra del diario, donde decía: «La batalla final será en Miraflores».
Además, el título principal de ese diario el 13 de febrero, tras la violencia que dejó dos muertos en las inmediaciones de la Fiscalía, fue: «Manifestación por la paz fue atacada por violentos».
Los medios internacionales no se quedan atrás, este 19 de febrero, El País de España dedicó la foto central de su primera página a una foto de Leopoldo López en la que se «describe» que fue «arrancado por la policía de la mano de sus seguidores», cuando él ya había concertado días antes con las autoridades su voluntaria entrega. Se manipula, se miente.
La violencia le conviene al Gobierno
¿Le conviene a un gobierno la destrucción de las instituciones públicas y la alteración del orden?. La derecha acusa que la violencia es generada por grupos infiltrados del chavismo; sin embargo, cuando son apresados los violentos en seguida exigen su liberación, otra contradicción que desmonta la mentira.
El llamado a la violencia se puede constatar en las expresiones de la derecha en todas las redes sociales y en el apoyo que les brindan partidos y gobernantes de esa ideología, al convocar a las calles con una demanda anticonstitucional: la salida inmediata del gobierno democráticamente electo.
El Gobierno del presidente Nicolás Maduro ha insistido en el llamado a la paz, activó el Plan de pacificación nacional y promueve el Movimiento por la Vida y la Paz, iniciativas a las que se han sumado diversos sectores de la vida nacional, incluidos alcaldes y gobernadores opositores, quienes se han reunido con el Ejecutivo.
Otro aspecto que sobresale es que la violencia ocurre en las zonas donde la oposición tienen mayor apoyo, en Caracas las guarimbas se dan en el Este de la ciudad. Los sectores populares no participan en estos grupos de choque.
Fuente: http://www.avn.info.ve/contenido/mentiras-derecha-para-impulsar-golpe-estado