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Mestizaje: el teatro que somos. IX Festival Alternativo de Teatro en Colombia

Fuentes: Rebelión

Santiago García y Patricia Ariza se conocieron en la segunda mitad de la década del 50 en la Universidad Nacional, cuando el maestro laboraba como director del Teatro Estudio de la Universidad, y Patricia era estudiante en la facultad de Letras. En ese entonces, Santiago García tuvo un conflicto con las directivas de la Universidad […]

Santiago García y Patricia Ariza se conocieron en la segunda mitad de la década del 50 en la Universidad Nacional, cuando el maestro laboraba como director del Teatro Estudio de la Universidad, y Patricia era estudiante en la facultad de Letras. En ese entonces, Santiago García tuvo un conflicto con las directivas de la Universidad por el montaje de Galileo Galilei, de Bertolt Brecht, cuyo cartel de presentación no agradó a la embajada estadounidense en Bogotá, y procedió a hacérselo saber a la Rectoría, que a la vez le llamó la atención al Maestro. Por esta razón, Santiago García decidió retirarse de la dirección del grupo de teatro.

Después del Teatro Estudio, entidad de carácter institucional, se creó la Casa de la Cultura el 6 de junio de 1966, con sede en la Carrera 13 y Calle 20. Los fundadores, junto a Santiago García, fueron, entre otros, Vicky Hernández, Gustavo Angarita, Patricia Ariza y Carlos José Reyes. Con este grupo surgió la idea de crear una organización independiente que no estuviese subordinada al Estado ni a la empresa privada, y es desde este momento que la apuesta del grupo teatral consistió en elaborar una dramaturgia propia y no reducir el arte de las tablas a la representación de obras de otras geografías. En este proceso, la Casa de la Cultura se convirtió en Teatro La Candelaria en 1968, cuando adquirieron la sede actual del grupo en el centro histórico de Bogotá.

El 6 de diciembre de 1969, conmemorando un año más de la Masacre de las Bananeras, Patricia Ariza y otros artistas crearon la Corporación Colombiana de Teatro, que funciona en la sala Seki Sano, adyacente al Teatro La Candelaria. Fue entonces la Corporación Colombiana de Teatro la respuesta de un grupo de actores, actrices e intelectuales de Bogotá a la expulsión de Enrique Buenaventura y varios profesores por el montaje de La trampa, que fue considerada por las autoridades como muy antimilitarista. Este grupo había conformado una institución que se denominaba Teatro Escuela de Cali, y sus actores eran profesores de la Escuela de Bellas Artes de aquella ciudad. De nuevo, el maestro Santiago tuvo que hacerles frente a la censura y las retaliaciones por su creación artística, pues había sido invitado por Enrique Buenaventura a dirigir La trampa. Debido a la expulsión, el grupo formó el TEC (Teatro Experimental de Cali), donde se integraron con una propuesta de teatro independiente.

Han transcurrido 44 años de haberse iniciado un largo y difícil trayecto de creación dramatúrgica propia, que le ha aportado a nuestra nación una multiplicidad de obras convertidas en espejos esenciales de la compleja condición cultural del país, como, por ejemplo, Guadalupe años sin cuenta, presentada durante casi tres lustros, con más de 1.300 puestas en escena. En febrero pasado, Patricia y Santiago compartieron con los integrantes de la sección cultural de Le Monde Diplomatique edición Colombia, sus ideas en torno al arte teatral, el Festival Alternativo de Teatro y la Memoria de la Independencia.

Respuesta a lo institucional

En 1992 se organizó la I edición del Festival Alternativo de Teatro, que nació como espacio de encuentro de las nuevas propuestas dramatúrgicas y de las obras que están al margen de los circuitos oficiales de visibilidad. Siguiendo esta orientación, el Festival busca la creación de escenarios donde se facilite el surgimiento de lo nuevo, de lo ‘otro’, de lo que no es institucional.

En esta novena edición del Festival, que acontecerá entre el 27 de marzo y el 10 de abril, el tema del encuentro es La memoria y la Independencia. Al Festival concurren obras de las diferentes localidades de Bogotá, de Colombia y de diversos países de Latinoamérica y del mundo. El grupo de Teatro La Candelaria participará en el Festival con la obra A título personal, creación que en apenas nueve meses transcurridos desde su estreno ha merecido el reconocimiento del público, y de la crítica nacional e internacional.

En este tiempo aciago para nuestra nación, que padece una penosa involución cultural resultante de un implacable bombardeo propagandístico dirigido a alienar y colonizar las mentes para impedir la comprensión de nuestros gravísimos males y la identificación de sus responsables, el tejido decoroso y vivo de nuestro pueblo se ha visto abocado a la necesidad de recrear y transformar las formas de resistencia de la vida y la dignidad. Como población, enfrentamos el desafío de inventar nuevas expresiones de habitar el territorio, dejando atrás los ríos de sangre y los cenegales de odio e ignominia con los que se ha pretendido someter a una población laboriosa y con sed represada de una justicia elemental. En esta ardua y prolongada batalla, los creadores en las diversas artes han cumplido y cumplen una labor vital en la tarea de ayudarnos a despertar, sustrayéndonos del domino de la inmediatez mediática y convocándonos a la reflexión sobre las raíces de nuestros problemas; la creación artística también nos ha enriquecido en cuanto a los universos interiores, revelando claves de la construcción de la unidad flexible, de quienes comparten el anhelo del respeto sincero a la naturaleza y asimismo a las comunidades nacionales.

En este sentido, esto dice Santiago García acerca del arte en el que trabaja: «El teatro que proponemos es de carácter experimental creativo, porque para crear hay que experimentar, hay que jugar. No nos interesa representar obras de otras culturas, en especial de aquellos que llaman países desarrollados. Necesitamos un teatro original y propio. Desde hace muchos años, en diversas esferas de la cultura, impera la idea de que tenemos que imitar lo que se produce en Estados Unidos o en Europa. Nuestra propuesta va en contravía de esa creencia. Esto no quiere decir que no estudiemos y no conozcamos lo que se produce en otras geografías culturales, pero lo conocemos para no imitarlo y para no caer en la trampa de la repetición.

«La necesidad y la urgencia que tenemos es la de unirnos, y con esa unión tener más fuerza; todo es más difícil si cada uno va por su lado, haciendo un trabajo tan difícil como es el de la invención. En la invención, lo más difícil es la experimentación, porque en el campo artístico sucede como acontece en la ciencia: si no hay experimentación, si no hay laboratorio, no hay encuentros, no hay hallazgos, no hay descubrimientos. Y lo más oneroso en un ejercicio de esta naturaleza es el campo experimental, donde más tiempo se consume, inclusive donde uno pierde más personas.

«El Festival Alternativo de Teatro tiene infinito valor porque casi todos los grupos que vienen son de esa naturaleza: experimental. Al encontrarnos con los grupos de Colombia, descubrimos muchas coincidencias; recibimos muchas enseñanzas por parte de los grupos que vienen, y los grupos reciben enseñanzas nuestras. Es un cruce de saberes, y en ese gigantesco cruce de saberes todos salimos ganando. Uno puede apreciar qué está haciendo cada grupo en ese campo de la experimentación, y eso nos enriquece enormemente. Y nos distinguimos del otro Festival, el institucional, precisamente porque es institucional y sólo invitan a grupos que tienen un nombre muy grande, vienen patrocinados por el Estado, y en su mayor parte no responden a una propuesta experimental, que se la estén jugando toda».

Al preguntarle a Patricia Ariza por el sentido del tema del Festival, Memoria e Independencia, responde: «Yo creo que cualquier persona mínimamente demócrata en este momento, en Colombia, debe preguntarse por la Independencia. Es una palabra que se pone en el centro de las preocupaciones nuestras. Tenemos ahora instaladas 13 bases militares norteamericanas, y de aquí en adelante nada va a ser igual en este país. No es que antes de esto hayamos sido independientes, pero ahora es distinto. Por eso, nosotros y nosotras queremos plantear el tema de le Independencia como pregunta. Precisamente este año en que se conmemora el Bicentenario, los artistas no podemos estar fuera de lo que le pasa a nuestra sociedad; hay un mito espantoso que pretende hacer creer que el arte puede y debe estar separado de nuestros problemas sociales. Este mito incide en que mucha gente decide hacer arte por su cuenta, porque se cansaron de esa especie de torre de cristal en la que habitan muchos artistas. El arte hace grandes preguntas. En mi caso, me siento completamente inmersa, contaminada por nuestra sociedad. Y esta es la pregunta que creo que debemos formularnos hoy: ¿Somos independientes?

Con relación a esta pregunta, Santiago García, que a sus 81 años conserva una admirable vitalidad y un gran sentido del humor, señala: «Hoy día, el tema de la Independencia vuelve a ser actual. No se puede decir que nuestros países sean independientes del influjo de las grandes potencias capitalistas, que nos imponen sus necesidades y sus criterios. En este momento, el gobierno colombiano acaba de entregar las bases militares a los Estados Unidos y eso es un acto de sometimiento. Es el acto de la mayor pusilanimidad de la historia reciente de nuestro país: cuando estamos celebrando 200 años de independencia, se ejecuta semejante acto brutal de sometimiento. En este momento, entonces, es fundamental que el pueblo colombiano dé un nuevo grito de independencia, social, político, económico, pero sobre todo cultural y del pensamiento».

El tema de la Memoria en el Festival nos conduce a preguntar por la forma como se contempla desde su arte dramatúrgico a las culturas ancestrales y al colosal movimiento de despertar y de movilización que estas culturas experimentan en la hora presente. El Maestro García nos responde: «Las culturas ancestrales de América son lo que tenemos, con lo que podemos garantizar al máximo una personalidad, una manera de ser, un espíritu, un alma del continente. La cultura y el modo de pensar que nos trajo España de Europa se impuso muy rápidamente y a la fuerza, sobre un montón de culturas y de formas de pensar muy valiosas. Precisamente en 2012 y 2013 vamos a tener que sufrir las consecuencias de un fenómeno que es el paso por el cinturón fotónico, y esto ya lo sabían los mayas. Imaginen el valor importantísimo de culturas como la Maya, la Azteca, la Muisca y las Amazónicas. Esta es una parte vital de nuestra tarea: que se vuelvan a valorar en esta nueva independencia las culturas nativas en todo su infinito valor.

Lo indígena, lo afro, lo mestizo, Bolívar

Sobre este interrogante, Patricia Ariza, señala: «Nosotros somos culturas indígenas, afrodescendientes y mestizas, con un mestizaje muy complejo. Entonces, en el momento de valorar estas cosmovisiones, encontramos que el mestizaje crea nuevos substratos, nuevas cosmovisiones propias de la América Latina. Nuestra tarea desde el teatro es darle espacio a esta polifonía, llamar la atención sobre el valor de la unidad de esta diversidad. La unidad latinoamericana es imprescindible si es que de verdad queremos tener un porvenir como pueblos independientes».

Entusiasmados con la memoria que nutre el sueño de la segunda y definitiva independencia y con el amplio e irrefrenable proceso de comunicación que está alentando la experimentación social en el Sur de América, para aportar al mundo una nueva forma de habitar la Tierra, más sensible al tejido sutil que une a todo con todo, le preguntamos a ese ciclón de energía hacedora vestida de actriz por los espacios que se abrirán en el marco del Noveno Festival Alternativo de Teatro, y Patricia responde: «Van a darse talleres sobre el estado del arte del teatro colombiano, sobre la memoria, sobre la Independencia y también talleres específicos sobre la disciplina teatral, talleres de danza butho, talleres del cuerpo, talleres de voz. Hay una amplia diversidad: danza aérea, performance, teatro de calle, teatro de sala, monólogos, obras de formatos grande, medianos, etcétera.

«Además los precios que hemos logrado colocar facilitan el acceso: un abono del Festival Iberoamericano cuesta cuatro millones de pesos, el más alto, y un abono para estudiantes del Festival Alternativo vale 20.000 pesos para seis obras. Sin comentarios… «Por otra parte, desde ahora estamos preparando el Festival de Mujeres en Escena, que acontecerá del 20 al 30 de noviembre de 2010, cuyo tema convocante será de nuevo Memoria e Independencia. En el lapso entre uno y otro Festival, vamos a presentar una serie de grandes perfomancias sobre el Bicentenario, primero con cien Manuelitas, porque Manuela sigue siendo perseguida, y después, con los jóvenes de los barrios, vamos a realizar Todos somos Simón, porque Simón Bolívar sigue siendo perseguido, y sobre todo traicionado, en este país de grandes traiciones».

 

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