«Bolívar vive, la lucha sigue» En todo el orbe los pueblos se unen en una vorágine de protestas y cuestionamientos indignados contra el modelo neoliberal, ante los recortes del gasto público que no cesan -Consenso de Washington dixit-. Además, de las privatizaciones y totalitarios «auxilios» a la Banca, financiados con la expoliación económica de las […]
«Bolívar vive, la lucha sigue»
En todo el orbe los pueblos se unen en una vorágine de protestas y cuestionamientos indignados contra el modelo neoliberal, ante los recortes del gasto público que no cesan -Consenso de Washington dixit-. Además, de las privatizaciones y totalitarios «auxilios» a la Banca, financiados con la expoliación económica de las millones de familias despojadas de los derechos que costó tanto reivindicar.
Al mismo tiempo, se desata una feroz represión que criminaliza la protesta, valiéndose del amedrentamiento, la amenaza y el chantaje (En España, por Ejm., se ha advertido que «la convocatoria de manifestaciones por Internet o por cualquier otro medio de comunicación será «delito de integración en organización criminal» por alterar «gravemente el orden público», con pena privativa de la libertad de dos años), métodos fascistas desesperados que intentan imponer, sostener y mantener un modelo económico estafador que se torna cada vez más criminal, incluso a fuego y sangre.
Es el caso de algunos países latinoamericanos como Chile, México, Honduras, Colombia y Perú. En este último, se evidencia la dictadura del poder financiero-transnacional, a través de la minera Yanacocha (Cajamarca), sus métodos y sirvientes de hecho y de derecho, desde los medios de comunicación que financian y los aúpan, hasta el gobierno de Ollanta Humala y su verdadera faz político-militar -caída la careta progresista-, que ya se ha definido claramente como violadora de DD.HH., defensora de los intereses imperiales, en desmedro del pueblo al que asestó el puñal de la traición ignominiosa, acto que pasará a la historia como el más cobarde y canalla: pues a los mismos que abrazó y colmó de esperanza reivindicativa, ahora manda a reprimir no sólo con bombas lacrimógenas, sino a balazos, sin antes advertir, cual perro guardián rabioso: «…aténganse a las consecuencias». Pero mírenlo cómo se envalentona, cual vil bravucón, pues sabe que el ejército y la policía a su mando están facultados para hacerlo, amparados en el D.L.982 del ex presidente corrupto y genocida Alan García, que declara inimputables a los integrantes de las Fuerzas Armadas y de la Policía Nacional que causen lesiones o muerte «en el cumplimiento de su deber y en uso de sus armas en forma reglamentaria».
Esta norma que genera una impunidad sin precedentes y resulta totalmente contraria a los derechos a la vida y a la integridad física de los ciudadanos, permitiendo que policías o militares puedan lesionar o matar sin ser procesados, está siendo usada por el actual gobierno. Ya son 17 los muertos, oficialmente, desde que inició su mandato, que suponíamos sería el de la «gran transformación».
Mientras esto sucede en la América que sigue siendo colonia, aún subyugada por los designios de Washington; y la crisis del capitalismo y sus coletazos de ahogado que flagela el Occidente agitado por la indignación dignificante, una parte de esta América Latina está saliendo del redil, se está independizando, echando al basurero de la historia al FMI y sus recetas, a las bases militares norteamericanas invasoras. Por estos lares, atrás va quedando el Consenso de Washington. Y esa es una realidad galopante, comandada por la República Bolivariana de Venezuela y su máximo líder «El Comandante del Amor», como lo llaman a Hugo Chávez, en canciones populares paridas en esta tierra fragorosa, y se escucha en las calles por donde marcha el pueblo y su esperanza combativa; determinación soberanamente colectiva que asfixia a ese fascismo financiero, pues el ejemplo empieza a cundir por doquier; aquí, allá y más allá, allende los mares y los sueños proletarios que impulsan la utopía de un horizonte cada vez más cercano, los pueblos se levantan, aspirando a la libertad y la dignidad mundial…resistiendo en la otra orilla, en las antípodas de esa políticas genocidas.
Por esta razón, los que se creen dueños del mundo con su poder económico, no están dispuestos a permitir que sigamos avanzando, pues saben que ya empezó el inicio de su inexorable extinción como poder hegemónico, invasor y depredador. Es así que el Mandatario Bolivariano, antimperialista y solidario, se ha convertido en el peor enemigo de la oligarquía mundial, el blanco a destruir a cuesta de lo que sea. Y los medios de la desinformación, el desprestigio y la satanización masiva a nivel mundial son su principal arma, pretendiendo impulsar ataques de diverso índole (como lo hicieron con Irak y Libia, y ahora se lanzan vorazmente contra Siria), para así acabar con todas las reivindicaciones ya logradas, ahogar ese grito soberano de independencia, fraternidad, de poder popular humanista y constructor de su propio destino, para otra vez imponer su dictadura de hambre y represión, a través de sus mesoneros reprogramados, como Capriles Radonsky, el oligarca «pitiyanqui» que representa a la escuálida oposición que ya se sabe derrotada e intenta tornarse violenta (su prontuario espeluznante los delata:Sólo para darnos una idea de lo que son capaces, recordemos la vez que emplearon paramilitares colombianos reclutados por ellos, con el fin de asesinar al Pdte. Chávez, y generar caos en Venezuela. Después de ser descubiertos y capturados, el propio jefe de este centenar de mercenarios, José Ernesto Ayado Amado y otros miembros de este contingente de asesinos, confesaron los detalles del perverso plan).
La cúpula de esta oposición rancia y fascista, digitada desde EE.UU., sufrirá otra derrota, «Nunca más volverán», como el pueblo lo grita en las calles, pues en las elecciones que se celebrarán este 7 de Octubre, el Presidente venezolano será reelegido una vez más -lo dicen las encuestas, todas, incluso las que contratan los propios enemigos del Gobierno- para seguir consolidando el camino, a paso firme, hacia el Socialismo que se va edificando, con cada sonrisa, sueño, brazos y manos unidas en una sola consigna: INDEPENDENCIA, SOLIDARIDAD, LIBERTAD E INTEGRACIÓN ENTRE LOS PUEBLOS, para el logro del bienestar y la mayor suma de felicidad posible (parafraseando a Simón Bolívar, el Padre de la Patria Grande).
Este proceso de relevancia mundial -como se señaló en el XVIII Foro de Sao Paulo, celebrado en Caracas- va demostrando que sí se puede lograr la verdadera independencia, sin más imperios que nos sometan y manden sobre nuestras economías y vidas.
Es reconfortante ver lo que sucede cuando las mayorías que nunca tuvieron acceso a la educación ni a la cultura (sumidos en la exclusión, por no contar con el poder adquisitivo necesario para sobrevivir en el darwinismo capitalista impuesto desde el Norte), y que al fin después de tanta lucha y mártires, empiezan a tener todas las oportunidades (como derecho humano y legítimo, gracias a la justa administración de las riquezas, no como «dádivas del estado», lo que la oposición mezquina y falsa pretende hacer creer con su verborrea ponzoñosa), no sólo las que tienen que ver con el pan y el bienestar material, sino además, para liberarse y romper sus cadenas, lo hacen desde el conocimiento libertario, como fuente de poder popular organizado, participativo y protagonista de su revolución.
Inmersa en esa experiencia vivificante, aquí en Venezuela, observo, frecuentemente, por Ejm. que en los INFOCENTROS (Centros informáticos para el libre acceso a Internet. Cuenta, además, con un espacio especialmente equipado para los hermanos invidentes. También está provista de toda la infraestructura necesaria y el personal capacitado para brindar talleres de formación humanística e integral), la calidad de atención es ejemplar, y los usuarios que asisten son de todas las edades. Ya no sorprende observar a una niña leyendo páginas culturales; y a su lado, un anciano de aproximadamente 90 años, descargando libros. De esta manera se logra el objetivo para los que fueron creados e impulsados, como parte de un proceso de democratización, socialización e integración en base a las nuevas tecnologías.
Pero este crecimiento cuantitativo y cualitativo sólo va siendo posible porque se alfabetizó progresivamente a la población; se dio acceso a la universidad gratuita y sin previa postulación, así como se impulsa la nivelación secundaria.
Es admirable el alto porcentaje de gente de la tercera edad y condición humilde, proveniente incluso de los cerros (las zonas que antes fueron más deprimidas materialmente y que ahora van germinando) que están por graduarse o ya lo hicieron, gracias a la educación superior gratuita como derecho humano; amalgama que consolida la autoestima de una nación desde sus cimientos.
Ser testigo presencial de los frutos humanos que va cosechando este proceso Bolivariano es realmente motivador, pues marcan el rumbo a seguir de nuestros pueblos que aún seguimos siendo explotados, esquilmados, invadidos, vilipendiados, excluidos por el capitalismo y sus mesoneros represores.
Otro hecho relevante que muestra la aplicación de estas políticas realmente democráticas e inclusivas -con los errores e ineficiencias burocráticas que pueda tener-, es que los libros son baratos. Bajaron de precio para lograr el acceso a la lectura y así difundirla a gran escala, porque un pueblo consciente, educado es capaz de organizar e impulsar su propia liberación, más allá de un líder. Pues todo empieza en la conciencia, la que genera los levantamientos y la protesta popular destinada a tomar el poder, encarnado en un genuino representante, dentro del marco de la democracia participativa.
Entre mis últimas anécdotas, recuerdo gratamente la que tiene como protagonista a una dulce anciana, quien subió al vehículo en el que yo viajaba, con sus dos bolsas de verduras y frutas. Como mucha gente humilde que veo por estos lares, me sonrió espontáneamente, comentándome de los buenos precios en la «Red Mercal» (Centros de abasto con productos de calidad y a precios solidarios, que atienden a millones en todo Venezuela).
Y además me dijo, emocionada, que ya pronto recibiría su pensión (nivelada a sueldo mínimo), a pesar de no haber cotizado (como parte de la «Misión en Amor Mayor», que ya se viene implementando en todo el país). Me dio tanta alegría. Le sonreí, besé la mejilla, felicitándola, y diciéndole lo bendecidos que son los venezolanos por tener servicios de salud, educación, alimentación, y hasta pensión, como derecho humano y no como fuente de lucro (hasta medicinas a precios justos: FUNDAFARMA). Ella muy contenta y orgullosa me hablaba de su Presidente; lo muy agradecida que estaba, el gran cariño que le tenía por la justa redistribución de las riquezas del país que se estaba haciendo entre los más humildes; y de cómo la oligarquía quiere sacarlo del poder, para que otra vez ellos y los EEUU., como en el pasado, se apropien del petróleo, arrebatándoles todos los beneficios que les ha traído la revolución.
Me tuve que bajar raudamente del autobús. La volví a abrazar, y le di otro beso en su mejilla. Me alegre por ella, y por tantos como ella. Me deseó lo mejor y me dio la bendición. Que gratificante encontrar tanta alegría y esperanza en la gente humilde, en ese pueblo ideologizado que habla de política sin temores y convicción, que ya despertó y conoce sus derechos plenamente.
Estos encuentros con el pueblo Bolivariano, las he tenido tantas veces, que ya perdí la cuenta: en el Metro, los mercados, las Areperas-Panadería-Café-
Todo esto va siendo posible porque aquí a diferencia de países como México o Grecia, por citar sólo dos ejemplos, el FMI y sus recetas ya no mandan; porque ya se acabaron los recortes del modelo neoliberal que fue impuesto antes que Chávez llegara al gobierno; todo lo contrario, la educación, salud, alimentación y vivienda son pilares del Buen Vivir; los presupuestos destinados a estos ámbitos de desarrollo humano son los más elevados.
Además del robustecimiento de la Industria, la Agricultura (la Misión Agrovenezuela y su Reforma Agraria), la Ciencia y la Tecnología, etc. ¿Eso lo hubiera permitido EE.UU. y sus aliados? ¡NO! Un pueblo culto es difícil de dominar y someter, porque es libre.
Con amor, coraje y tenacidad se atiza la esperanza, alegría y el despertar de los pueblos, y ese es el germen del mundo fraterno y libre con el que soñamos, sin esos opresores reprimiéndonos, enajenándonos y vejándonos en todos los sentidos, pisoteando nuestros derechos. ¡Ya no lo debemos de permitir más!. La Revolución Bolivariana es un proceso transformador palpable, palpitante, que nos da el ejemplo a todos los pueblos del mundo que clamamos LIBERTAD, DEMOCRACIA, INDEPENDENCIA verdaderas, sin más cadenas que arrastrar.
Somos más, millones y millones, un inmenso poder que debe ser de esencia internacionalista (como lo fueron Simón Bolívar, Ernesto Che Guevara, José Carlos Mariátegui, José Martí, César Vallejo y tantos grandes seres humanos que nos señalan el camino a seguir). Sólo tenemos que unirnos y tomar en nuestras manos las riendas del poder popular, la que emana del conocimiento y la solidaridad proletariamente universal, ancestralmente fraterna, como nuestra mamapacha y la sabiduría de nuestros hermanos indígenas, a quienes este sistema pretende extinguir. No podrán, resistiremos juntos y venceremos. «…hay hermanos, muchísimo que hacer»…
RESPIRANDO VIENTOS LIBERTARIOS…: ¡SÍ SE PUEDE! (Corresponsal peruana Yasmín Díaz G.: Revista RUMI)
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