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El director británico considera que 'Vera Drake', León de Oro en Venecia, representa a miles de mujeres en el mundo

Mike Leigh: «Que el aborto siga siendo un crimen me parece del todo ridículo»

Fuentes: El Mundo

Mike Leigh es un señor muy serio. Exquisitamente educado pero implacable, de esos que, ante una pregunta idiota, no pierden ocasión de hacer notar al periodista de turno (siempre con gran correción, eso sí) que lo que acaba de plantearle es una solemne imbecilidad. En el fondo, es pura deformación profesional: se toma tan en […]

Mike Leigh es un señor muy serio. Exquisitamente educado pero implacable, de esos que, ante una pregunta idiota, no pierden ocasión de hacer notar al periodista de turno (siempre con gran correción, eso sí) que lo que acaba de plantearle es una solemne imbecilidad. En el fondo, es pura deformación profesional: se toma tan en serio su trabajo que no soporta que los demás no hagan lo mismo.

 Pero, desde hace ya unas horas, Mike Leigh está como flotando en una nube. Todo gracias a Vera Drake, la última película dirigida por este británico y triunfadora absoluta del 61 Festival de Cine de Venecia. Un filme que obliga al espectador a enfrentarse a los dilemas morales del aborto a través de la historia de una mujer de clase trabajadora que, en la Inglaterra de los años 50 en la que la interrupción voluntaria del embarazo todavía era un crimen, se dedica en secreto y desinteresadamente a ayudar a jóvenes que desean poner fin a su gestación. Vera Drake se ha llevado nada menos que el León de Oro a la mejor película y la Copa Volpi a la mejor actriz.

Mike Leigh no duda que gran parte del éxito del filme se debe a que aborda un asunto universal. «El aborto es una cuestión que nos concierne a todos. El planeta no se hace más grande, pero la población no deja de aumentar. Muchos de los dilemas morales que plantea el aborto se han eliminado a lo largo del siglo XX, pero aún así sigue generando actitudes diversas», aseguraba la semana pasada en una entrevista con un reducido grupo de periodistas.

Y, contra lo que en principio cabría esperar, el hecho de que la película esté ambientada en la Inglaterra de los años 50 no le resta un ápice de actualidad, porque la esencia del aborto sigue siendo la misma.

«Nos pareció una buena idea. El primer motivo es obvio: en aquella época la interrupción voluntaria del embarazo era todavía un crimen, así que situando la película en esos años obligábamos a la audiencia a confrontar la idea de la ilegalidad del aborto.¿Es Vera Drake una criminal o una persona decente que sólo quiere ayudar a los demás? Creo que esta película expone de manera muy descarnada lo que ocurriría si hubiera un retroceso y volviéramos a penalizar el aborto: volveríamos a la época de Vera Drake y, ¿es eso lo que queremos?», reflexionaba el director.

Aunque la verdad es que no hay que viajar al pasado para encontrar lugares en los que el aborto es ilegal. A día de hoy sigue habiendo países, incluida la muy católica República de Irlanda, miembro de la Unión Europea, en los que la interrupción voluntaria del embarazo es un delito castigado con severas penas de cárcel.»Sí, en muchos lugares sigue siendo un crimen, y me parece del todo ridículo», sentencia Mike Leigh.

Lo que es indiscutible es que el cineasta se ha documentado en profundidad. Durante seis meses, él y su equipo estuvieron investigando hasta dar vida a un personaje de ficción como Vera Drake, que, sin embargo, parece absolutamente real. «He hablado con muchas mujeres como ella», asegura el cineasta.

Leigh siempre se ha distinguido por preparar sus películas muy a fondo. Pero lo que nunca hasta ahora había hecho en sus más de 30 años de carrera como director había sido titular uno de sus filmes con el nombre de uno de sus personajes. «Es cierto, nunca hasta ahora lo había hecho. Mis filmes anteriores abarcaban más que la historia de un personaje y Vera Drake representa a millares de mujeres en todo el mundo. Es verdad que siempre ha habido también hombres y mujeres que practicaban abortos de forma cínica, pensando únicamente en lucrarse y sin importarles nada más. Pero también ha habido gente, la inmensa mayoría mujeres, que han practicado abortos con un sentido altruista y con el fin de ayudar a mujeres que querían interrumpir su embarazo.Mujeres a las que jamás se les pasó por la cabeza que pudieran estar cometiendo un delito. No hay nadie que no tenga un pariente, una abuela, una bisabuela o una tía lejana que no sepa de lo que hablamos».

El papel que juegan los hombres en relación con el aborto se reduce a un plano secundario en la película. «Me parecía interesante explorar el papel que juegan los hombres en relación al aborto.Decidí introducir en el filme una violación, como ejemplificación de la peor manifestación del papel masculino, pero en contraste aparecen personajes varones comprensivos. Nada de eso disminuye el hecho de que, históricamente, en nuestras sociedades el aborto ha sido una cuestión de mujeres».

Leigh tenía siete años en 1950 y no oculta que ha echado mano de algunos de sus recuerdos de infancia. «Yo crecí en un mundo muy parecido al que retrata la película, el Manchester de la postguerra, gris, monocromático y muy funcional. Recuerdo a personas similares a las de la familia de Vera Drake. Pero, más allá de eso, la película no es en absoluto nada autobiográfica».

El director confiesa que en un primer momento consideró la posibilidad de introducir en el filme el punto de vista de la Iglesia sobre el aborto, dado que esta institución es una de las más influyentes en términos morales. «Pero finalmente pensé que era irrelevante en el discurrir de la historia central», indica Leigh.

«Para mí ésta es una película que trata de asuntos humanos y esos asuntos sólo pueden tratarse desde un punto de vista humano, no divino. La opinión de la Iglesia ya la conocemos todos: están en contra del aborto y para promover el tipo de debate moral que yo quería promover con esta película no la necesitaba».

Lo que nadie se imagina es lo que ocurriría si a alguien tan independiente e ideologicamente militante como Mike Leigh le abordara alguno de los grandes estudios de Hollywood… «Eso es algo que ya ha ocurrido», asegura soltando una risita ácida.»Cuando Secretos y mentiras ganó en Cannes la Palma de Oro, uno de los principales estudios de Hollywood me llamó ofreciéndome una enorme cantidad de dinero a cambio de los derechos de la película porque querían hacer una versión de la misma con Whitney Houston como protagonista. Les dije que se fueran a la mierda».Ese es Mike Leigh.