China es, junto a India, la economía del planeta que más crece. Pero en su caso gran parte del incremento se basa en la falta de derechos sociales y laborales de casi doscientos millones de trabajadores. Son ciudadanos del campo, que emigran a las urbes a trabajar. Nos lo explica -¿En qué sentido el auge […]
China es, junto a India, la economía del planeta que más crece. Pero en su caso gran parte del incremento se basa en la falta de derechos sociales y laborales de casi doscientos millones de trabajadores. Son ciudadanos del campo, que emigran a las urbes a trabajar. Nos lo explica -¿En qué sentido el auge económico chino se basa en la falta de derechos de sus trabajadores? ¿Cómo se les trata laboralmente?
-Aunque parezca increíble, millones de trabajadores que están alimentando el crecimiento económico de China son tratados como una clase urbana marginada. Nos referimos a ciudadanas y ciudadanos procedentes de zonas rurales que residen y trabajan en ciudades. Se calcula que entre 150 y 200 millones de ciudadanos rurales se han desplazado a las ciudades chinas en busca de empleo, y esta cifra crecerá en la próxima década. En algunas ciudades, son la mayoría de la población. A pesar de las recientes reformas, estas personas están fuera del sistema de asistencia médica y de educación estatal, viven en terribles condiciones de hacinamiento y se ven sistemáticamente expuestas a algunas de las condiciones laborales de mayor explotación. El llamado ‘milagro’ económico de China tiene un terrible coste humano: millones de chinos se ven obligados a trabajar sin contrato laboral, se les retienen los salarios, trabajan obligados muchas horas extras, a menudo se les niegan las vacaciones y permisos -incluso cuando están enfermos-, y trabajan en condiciones peligrosas a cambio de salarios míseros.
-Millones de trabajadores van del campo a la ciudad a trabajar. ¿Por qué estos migrantes son más vulnerables en el sistema?
-El origen de toda esta discriminación se basa en el sistema hukou (registro de residencia) chino que proporciona la base legal para la discriminación, al condicionar el disfrute de un gran número de derechos y prestaciones de los ciudadanos a su condición, que se hereda de los padres al nacer. Este sistema continúa catalogando a los migrantes internos residentes en ciudades chinas como una clase aparte debido a su origen social. Sin protección, se les obliga sistemáticamente a trabajar horas extraordinarias, no se les conceden vacaciones ni bajas por enfermedad, y se les niega percibir salarios justos al someterlos a regímenes de multas y penalizaciones. Los empresarios retienen el sueldo a estos trabajadores de forma sistemática, y es habitual que les adeuden de dos a tres meses. No se les hace contrato laboral prácticamente a ninguno de ellos, y esta situación les priva de una base legal que proteja sus derechos en el lugar de trabajo. Si no están inscritos como residentes en el sistema hukou, los migrantes internos son excluidos de muchos planes de servicios de salud municipales ofrecidos a otros residentes urbanos. Debido a los bajos salarios que cobran, normalmente no pueden pagar seguros privados ni afrontar de su propio bolsillo el gasto que suponen los servicios de salud, quedando prácticamente excluidos de toda forma de asistencia.
-¿Por qué las autoridades locales no aplican a los migrantes las leyes estatales que facilitan vivienda, educación y atención médica, cuando están aprobadas para todos sus ciudadanos?
-Porque aunque parezca increíble a los migrantes internos se les exige que se inscriban como residentes temporales en virtud del sistema hukou. Los que consiguen llevar a cabo este proceso, a menudo laborioso, siguen enfrentándose a la discriminación en la vivienda, la educación, la atención médica y el empleo por su condición de residentes temporales. Los muchos que no lo consiguen carecen de condición jurídica, y esto los hace vulnerables a ser explotados por la policía, los arrendadores, los empleadores y los residentes locales. Y como se hereda de padres a hijos, es casi imposible conseguir regularizar su situación, siendo muy posible el que se perpetúe de generación en generación una situación de trabajador «indocumentado» sin acceso a derechos básicos y de enorme vulnerabilidad. El gobierno debe reformar el sistema hukou y también presionar a las autoridades locales para que apliquen las leyes existentes, concebidas para garantizar atención médica, condiciones de empleo más justas y educación primaria gratuita.
-¿Por qué hay déficit de mano de obra hoy en China?
-Lo que está claro es que los directivos emplean tácticas para hacer frente al creciente déficit de mano de obra sin tener que aumentar los salarios, lo cual explica por qué éstos no se han incrementado significativamente como reacción a dicho déficit, como sería de esperar en condiciones de mercado normales. Los directivos de las empresas emplean varias tácticas para evitar que los trabajadores dimitan. A los migrantes internos se les suelen dejar a deber salarios atrasados, lo cual significa que los que se despiden pierden al menos 2 ó 3 meses de sueldo. Los empleadores suelen retener a propósito los sueldos antes del año nuevo lunar para asegurarse de que los trabajadores regresan a sus puestos después de las fiestas; así, millones de migrantes no pueden comprar billetes de tren para regresar a sus hogares durante las vacaciones. Los directivos a menudo obligan a los trabajadores a pagar una fianza para evitar que cambien de trabajo. La inseguridad a que los somete el sistema hukou hace poco probable que los migrantes internos denuncien esta situación.