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Milicias locales desplazan a fuerzas regulares

Fuentes: IPS

  Nuevas operaciones militares en la oriental provincia de Diyala han exacerbado el conflicto entre las fuerzas regulares iraquíes y las milicias sunitas financiadas por Estados Unidos. El ejército estadounidense inició el día 8 una enorme operación militar en esa volátil provincia. Siete batallones lanzaron una ofensiva para expulsar del área a combatientes de la […]

 
Nuevas operaciones militares en la oriental provincia de Diyala han exacerbado el conflicto entre las fuerzas regulares iraquíes y las milicias sunitas financiadas por Estados Unidos.
El ejército estadounidense inició el día 8 una enorme operación militar en esa volátil provincia. Siete batallones lanzaron una ofensiva para expulsar del área a combatientes de la red terrorista Al Qaeda en Mesopotamia.

Los efectivos militares estadounidenses e iraquíes no encontraron una resistencia seria. Poco después de iniciada la campaña, los comandantes de Estados Unidos admitieron que probablemente quienes luchaban contra la ocupación fueron alertados y huyeron del área.

Pero la operación causó conflictos en filas iraquíes.

Estas campañas militares son emprendidas, en general, por «fuerzas de la coalición internacional, la policía y el ejército regulares iraquíes y fuerzas locales» comúnmente llamadas Kataib, dijo a IPS el analista político Akram Sabri en Baquba, capital de la provincia de Diyala.

«Las fuerzas locales cuentan con combatientes truculentos. Los comandantes de la coalición creen que siempre pueden confiar en ellos, de los que cada vez dependen más, a un grado tal que algún día probablemente se unirán a la policía y el ejército», agregó.

Sabri explicó que aquello que el ejército estadounidense denomina «ciudadanos locales comprometidos» son ex combatientes de la resistencia a quienes paga 300 dólares al mes para que dejen de atacar a las fuerzas de la ocupación y pasen a apoyarlas.

Estos grupos –que, según fuentes oficiales estadounidenses, se componen en 82 por ciento de combatientes sunitas– son vistos como una amenaza por el gobierno del primer ministro Nouri al-Maliki, chiita y apoyado por el propio Washington.

Sin embargo, el ejército de Estados Unidos aseguró que las fuerzas oficiales de seguridad nunca incorporarán esas milicias que, aunque son vistas con suspicacia en muchos círculos, son aplaudidas por otros.

Habitantes de Baquba, 40 kilómetros al noreste de Bagdad, dijeron que el Kataib local logró reducir la violencia y disfruta de un respeto que el ejército y la policía iraquíes nunca tuvieron.

«Eso enfureció a la policía y el ejército iraquíes», dijo a IPS un funcionario de la dirección general de la policía que reclamó reserva de su identidad.

«Para una operación en una aldea cercana a la ciudad de Khalis, 15 kilómetros al oeste de Baquba, la policía aportó apenas 20 hombres. Los combatientes del Kataib eran 450. Esto muestra cómo ahora los estadounidenses dependen más del Kataib que de nosotros», añadió.

La creciente división entre las milicias apoyadas por Estados Unidos y las fuerzas de seguridad regulares abreva el malestar con el gobierno iraquí, de mayoría chiita.

«Las fuerzas de la coalición deben corregir su imposición de un gobierno tan sectario. La existencia de insurgentes es resultado del mal desempeño del gobierno y del consejo gobernante de Diyala en particular. Los enemigos son creados por la injusticia», dijo un habitante de Baquba.

«Todo fue afectado por la falta de seguridad, y la única razón detrás de eso es la ocupación y su débil gobierno», señaló.

Los residentes evitan viajar fuera de Baquba. Organizaciones armadas de filiación desconocida controlan las carreteras.

El distrito de Hded, 10 kilómetros al sur de Baquba, se ubica en la carretera que lleva a Bagdad. «La violencia aquí impidió que la gente usara libremente la ruta», dijo a IPS Muhsin Muhamed Kareem, un conductor de autobús de 43 años.

Las fuerzas del gobierno no lograron aportar seguridad, opinó.

El área de Muqdadiya, unos 30 kilómetros al norte de Baquba, se convirtió en un punto peligroso en la ruta hacia la provincia de Sulaimaniya, en el norte kurdo.

Muchos quieren ir allí por negocios porque las áreas kurdas tienen una mejor seguridad, pero insurgentes del chiita Ejército Mehdi a menudo apuntan contra viajeros sunitas en los alrededores de Muqdadiya.

«Un policía en un puesto de control oficial en Muqdadiya le preguntó a una persona que iba sentada a mi lado en mi camioneta de qué rama del Islam era», dijo un residente del lugar que viaja frecuentemente por la ruta.

«Los pasajeros saben que el comportamiento policial es sectario», agregó.

Un habitante de la aldea de Aswad, ocho kilómetros al oeste de Baquba, manifestó a IPS que la gente tiene motivos para apoyar a los combatientes sunitas financiados por Estados Unidos y no a las fuerzas del gobierno.

«El ejército iraquí es despiadado con la gente porque piensa que todos los aldeanos son terroristas. Las otras fuerzas dan más seguridad», evaluó.