Cientos de militantes partidarios del expresidente Jair Bolsonaro, llegados en un centenar de autobuses a Brasilia el 7 de enero de 2023, asaltaron este domingo 8 de enero de 2023 el Congreso Nacional (sede del legislativo brasileño, donde se encuentran el Senado federal y la Cámara de Deputados), el Palacio de Planalto (sede de la Presidencia de la República), y la Suprema Corte Federal (máximo tribunal federal de Brasil y, por lo tanto, sede suprema del poder judicial), rompiendo el bloqueo interpuesto por la Policía Militar y la Fuerza Nacional de Seguridad en la Explanada de los Ministerios, en la capital de Brasil, Brasilia (DF).
Los asaltantes fascistas vandalizaron los edificios de los tres poderes, aunque el primer objetivo fue el Congreso, donde irrumpieron en el salón de plenos. Posteriormente se dirigieron al Palacio de Planalto y al Supremo Tribunal Federal. En todos los casos destruyeron material.
Desde el primer momento hubo claros posicionamientos en defensa del gobierno de Lula y de la democracia: Alberto Fernández y Cristina Kirchner, Boric, Gustavo Prieto…, pero también de líderes europeos, como Pedro Sánchez.
Frente a este compromiso democrático, Bolsonaro, pasadas varias horas de iniciado el golpe -a primeras horas de la mañana, hora de Brasilia-, no se había pronunciado en contra. Mostrando con su silencio su apoyo a los asaltantes. Una gran lección: ¡la derecha solo reconoce la democracia cuando controla los resortes del poder!
El presidente Lula mostró su firmeza y, ante una cierta pasividad de la policía desplegada en la Explanada, decretó, a las 10 de la mañana, la intervención de la policía federal para detener a los asaltantes, que, según anunció, serán condenados.
A lo largo del día, a medida que las fuerzas policiales se movilizaron por el decreto de Lula fueron deteniendo a los primeros asaltantes.
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