El ex teniente de la Guardia Nacional venezolana José Antonio Colina, prófugo de la Justicia de su país por ser responsable de ataques terroristas, acaba de lanzar llamamientos subversivos desde el territorio norteamericano con la complicidad de un diario de Miami vinculado a la mafia terrorista cubanoamericana. La publicación de declaraciones del militar terrorista en […]
El ex teniente de la Guardia Nacional venezolana José Antonio Colina, prófugo de la Justicia de su país por ser responsable de ataques terroristas, acaba de lanzar llamamientos subversivos desde el territorio norteamericano con la complicidad de un diario de Miami vinculado a la mafia terrorista cubanoamericana.
La publicación de declaraciones del militar terrorista en Miami surgen apenas 24 horas después de la importante denuncia del diario cubano Granma, donde el terrorista Francisco Chávez Abarca confiesa planes de la mafia de Miami para sembrar el terror durante el proceso electoral venezolano, asesinar al Presidente Hugo Chávez y hundir barcos de petróleo venezolanos..
Colina dirigió con otro oficial, Germán Varela, dos atentados con explosivo C-4 a dos representaciones diplomáticas en Caracas, la Embajada de España y el Consulado de Colombia, el 25 de febrero de 2003.
Se trata de la misma conspiración para la cual fue condenado el terrorista venezolano Raúl Díaz Peña, recientemente acogido en Miami después de fugarse de Venezuela aprovechando un permiso de salida de la prisión.
Se sospecha además a Colina de ser responsable de una explosión que destruyó, en abril de este mismo año 2003, la entrada principal de la sede de la Comisión Nacional de Telecomunicaciones CONATEL, en Caracas.
La extradición de Colina y Varela, ha sido solicitada por Venezuela pero rechazada por el aparato judicial norteamericano siempre complaciente con los terroristas latinoamericanos de extrema derecha al punto de convertir a Miami en verdadero santuario de extremistas prófugos de la justicia de su país de origen y de patrocinadores del terrorismo.
Aprovechando una invitación del diario mafioso El Nuevo Herald a expresarse acerca de los comicios en Venezuela, a unas horas de la votación, Colina afirmó descaradamente que el Registro Electoral Permanente «según la oposición contiene entre 1.5 y 2 millones de personas que no existen», una mentira grosera que el rotativo evita comentar.
Colina instó a los venezolanos a «defender» su derecho, lo que en su boca corresponde a un llamamiento a la violencia.
En ningún lugar del reportaje se habla del expediente terrorista de Colina.
«Si la gente se mantiene presente en las mesas hasta que por lo menos se hagan las actas, eso impedirá a los miembros de las mesas electorales del oficialismo hacer las votaciones fantasmas», dijo además Colina en otro intento de desacreditar este proceso electoral conocido por su limpieza,
Colina pertenece a una pandilla de ex militares golpistas venezolanos, refugiados en Miami, y que se han asociado a los círculos terroristas cubanoamericanos que navegan alrededor del núcleo de Luis Posada Carriles, Alpha 66, los Comandos F-4 y demás organizaciones criminales toleradas por el FBI.
Las declaraciones de Colina han sido publicadas junto a las de otro oficial sospechado de terrorismo, el ex miembro de la guardia nacional, coronel Antonio Semprún y radicado en el sur de la Florida con la bendición de la Administración Obama. Semprún, también es objeto de una orden de captura de un tribunal venezolano por su implicación en actividades criminales de grupos paramilitares.
Las declaraciones incendiarias de militares venezolanos propagadas por el diario de la cadena McClatchy, ocurren unas semanas después de los sucesivos arrestos en Caracas, Venezuela, de Francisco Chávez Abarca, brazo derecho de Luis Posada Carriles, y del líder fascista Alejandro Peña Esclusa.
Esta misma conexión terrorista de Miami manejo la salida ilegal de Venezuela del terrorista venezolano Raúl Díaz Peña, condenado a 9 años de prisión, junto con otro extremista, Silvio Mérida Ortiz, por su complicidad con Colina y Varela, dos militares de la Plaza Altamira que se fueron de Venezuela inmediatamente después de haber sido inculpados.
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