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Millones de familias norteamericanas están amenazadas con el desahucio

Fuentes: Corriente Marxista Revolucionaria

Millones de familias norteamericanas están amenazadas con el desahucio de sus casas, algunas porque no pueden pagar las hipotecas y otras porque no pueden pagar los alquileres. Un sheriff del condado en Illinois se ha negado a cumplir más órdenes de desahucio.  «Quizás ninguna parte de nuestro trabajo es tan difícil como la tarea que […]

Millones de familias norteamericanas están amenazadas con el desahucio de sus casas, algunas porque no pueden pagar las hipotecas y otras porque no pueden pagar los alquileres. Un sheriff del condado en Illinois se ha negado a cumplir más órdenes de desahucio.
 
«Quizás ninguna parte de nuestro trabajo es tan difícil como la tarea que realizan nuestras unidades de desahucio. Un día determinado, a nuestros hombres les piden que echen a una familia de su casa, con todas sus posesiones a la acera, algunas veces robadas por los que viven cerca», estas son las palabras de Tom Dart, el sheriff del condado de Cook. «Donde las empresas hipotecarias ven pedazos de papel, mis hombres ven personas».
 
Y continúa explicando sus razones: «No importa lo difíciles que son, los desahucios son parte de nuestro trabajo. Lo que no forma parte de nuestro trabajo, sin embargo, es realizar esa tarea en nombre de bancos y empresas hipotecarias multimillonarias. Demasiadas veces, nuestros hombres han llegado a una casa para entregar una orden de desahucio, sólo para encontrar a un inquilino, que obedientemente ha pagado su alquiler cada mes, que no sabe que su casero dejó de utilizar ese dinero del alquiler para pagar la hipoteca. No han tenido un aviso justo de que iban a ser echados de su casa. Por eso en muchos casos, los bancos no han hecho nada para determinar, por adelantado, quién vive en el edificio, incluso aunque esa medida sea requerida por la ley estatal. En su lugar, esos bancos esperan que los contribuyentes paguen para que investiguen el trabajo por ellos. Eso hoy se para. No vamos a hacer el trabajo de los bancos más. No queremos sorprender a los inquilinos con una orden de desahucio emitida por su casero». (Sheriff Dart explains why he refuses to evict tenants, Chicago Sun-Times)
 

Sólo este año, casi setecientas cincuenta mil personas en EEUU ya han sido desahuciadas. Sólo en septiembre lo fueron más de 107.500, según el Foreclosures Index de EEUU ForeclosureS.com (Índice de apertura de juicios hipotecarios). Las cifras muestran un aumento importante del número de propietarios afectados. «La apertura de juicios hipotecarios subió un 6,6 por ciento de agosto a septiembre, un aumento del 25,8 por ciento en el tercer trimestre respecto al segundo, y un aumento del 82,6 por ciento este año respecto al mismo período del año anterior. Los juicios hipotecarios sobrepasan el millón», según un análisis de MarketWatch.
 
El mismo informe demuestra que el número de pre- juicios hipotecarios, que incluye notificaciones por impago o anuncio de apertura de juicio previo al juicio real, terminaría con un récord de 2 millones. Eso significa que un total de 3 millones de familias norteamericanas serán desahuciadas o amenazadas con el desahucio para finales de este año.
 
Un informe publicado por The Wall Street Journal el 8 de octubre demostraba que casi 1 de cada 6 propietarios en EEUU está «con el agua al cuello», deben más por sus casas de lo que realmente valen, después de que los precios inmobiliarios cayeran más de un 30 por ciento en algunas zonas. Esto representa 12 millones de familias, el 16 por ciento de todos los propietarios de vivienda de EEUU, un aumento del 4 por ciento respecto a los que se encontraban en esa situación hace dos años. Cuando se ven estos datos uno es consciente de por qué la aprobación del plan de rescate a los bancos por parte del Congreso ha provocado una reacción furiosa por parte de los trabajadores norteamericanos.
 
Algunos de los más afectados por los desahucios y juicios hipotecarios son los que fueron víctimas de las tácticas de rapiña y fraudulentas de los vendedores de hipotecas subprime.
 
El 3 de octubre, Addie Polk, una pensionista de 90 años de edad de Akron, Ohia, se disparó dos veces cuando los sherifs intentaban desahuciarla. Llevaba viviendo en su casa desde 1970 y, junto con su marido, y la terminó de pagar en 1982, justo antes de jubilarse. En 2004 tuvo dificultades económicas y recurrió al Countrywide Home Loan, firmó una hipoteca a 30 años por valor de 45.620 dólares, y una línea de crédito de 11.380 dólares. Tenía 86 años. Entonces comenzó a dejar de pagar y el año pasado Countrywide inició el juicio hipotecario. La casa fue vendida en una subasta a Fannie Mae a principios de este año por 28.000 dólares, así que los hombres del sheriff comenzaron a entregar las órdenes de desahucio.
Countrywide era uno de los peores jugadores en el mercado hipotecario subprime convirtiéndose en el agente hipotecario más grande del país y colapsó el año pasado. Afortunadamente, en este caso, Addie Polk sobrevivió y Fannie Mae ha aceptado ahora perdonar su préstamo.
 
En julio, Carlene Balderrama, 53 años de edad, madre de un hijo en Taunton, Massachusetts, envió un fax a su empresa hipotecaria: «En el momento en que iniciéis el juicio hipotecario por mi casa yo estaré muerta». Cuando la policía llegó a su casa ella estaba muerta, se había disparado junto a su marido con un rifle.
 
Por todo el país han aparecido ciudades formadas por tiendas de campaña, en Fresno, Reno, Seatlle, San Diego, Portland, Columbia, etc.,
 
La crisis también está golpeando a la clase media. El 6 de octubre, CBS presentaba la historia de Ross DeMona. Hace dos años ella compró una lujosa casa con cinco dormitorios, tres bajos y  piscina cubierta. Trabajaba como inversora inmobiliaria y podía permitirse pagar una hipoteca de 2.700 dólares al mes. Pero su empresa colapsó al mismo tiempo que su recibo de hipoteca subía a 4.900 dólares mensuales. Ahora la casa está en un juicio hipotecario y ha recibido el pasado mes la orden de desahucio.
 
Todas estas conmociones económicas para millones de personas, muchas de ellas creían que habían cumplido el sueño americano, ya están teniendo un impacto profundo en la conciencia. Incluso Ross DeMona dice: «Bush sólo está preocupado por los AIG del mundo. No le preocupa la opinión pública. Es una situación triunfal-triunfal-triunfal-triunfal para ellos y una pérdida para mí».
 
En la rica Santa Bárbara, California, el ayuntamiento ha preparado 12 aparcamientos para personas sin techo que viven en sus coches. Entre ellos está Craig Miller, su esposa Paige y dos hijos, viven en una pequeña caravana. «La familia tenía su propia casa de cuatro dormitorios con una piscina. Pero cuando la empresa de Craig fracasó la perdieron», informa la BBC. Barbara Harvey, una madre de tres hijos con 67 años, antes tramitaba préstamos, perdió su casa en marzo de este año después de ser despedida. Ahora vive en un pequeño Honda en el mismo apartamiento de Santa Bárbara.
Citan también a un trabajador comunitario de Santa Bárbara que dice: «Estas personas han trabajado toda su vida para tener una casa, ahora están deshechas y calcinadas ¿cómo puede ser tan devastador? No es el sueño americano, es la pesadilla americana».
 
Esta es la base para el desarrollo de un ambiente profundo y duradero de cuestionamiento de la validez del propio sistema capitalista. Y este es sólo el comienzo.