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Mosanto entró a Venezuela por la puerta de la Asamblea Nacional

Fuentes: Aporrea

Finalmente está aquí y llega con toda la carga de su poderoso lobby político y mediático: Monsanto, el mundialmente polémico líder de las semillas transgénicas y agrotóxicos, irrumpe en nuestra Asamblea Nacional para ofrecer ante la Comisión Permanente de Finanzas y Desarrollo Económico «un plan para incrementar la producción de maíz y soya, abaratar la […]

Finalmente está aquí y llega con toda la carga de su poderoso lobby político y mediático: Monsanto, el mundialmente polémico líder de las semillas transgénicas y agrotóxicos, irrumpe en nuestra Asamblea Nacional para ofrecer ante la Comisión Permanente de Finanzas y Desarrollo Económico «un plan para incrementar la producción de maíz y soya, abaratar la producción y aumentar la competitividad», según información publicada en el portal oficial del parlamento venezolano.

El maíz híbrido de Monsanto se distribuye en Venezuela, según su sitio web Mosanto Región Andina. Estudios realizados en Francia por el Dr. Gilles Eric-Seralini cuyos resultados fueron recientemente publicados y motivo de controversia en la opinión pública mundial, «demostraron que las ratas alimentadas con el maíz transgénico NK603 de de Monsanto (con y sin glifosato, el herbicida más usado en transgénicos) sufrieron muerte prematura y desarrollaron tumores y problemas hepatorrenales graves», explica Silvia Ribeiro en su artículo «Caza de Ratas». Francia y Rusia prohibieron la importación de este rubro preventivamente.

El plan referido fue presentado ante la Asamblea Nacional por el representante de Monsanto en Asuntos Gubernamentales para América del Sur, Caribe y región andina, Rafael Aramendis, quien fue recibido por el diputado Ricardo Gutiérrez, del partido opositor Podemos por el estado Portuguesa. El vocero opositor manifestó que su bancada propondría un debate sobre el uso de los transgénicos en la agricultura venezolana, pues sostiene que el tema «debe ser manejado como una política de Estado sin prejuicios».

Los movimientos populares venezolanos defensores de la agroecología, bajo la premisa de defensa de la soberanía alimentaria, emitieron sendos comunicados al conocer la posición favorable de sectores opositores hacia el uso de transgénicos desde el Parlamento, y denunciaron que «la oposición venezolana viene utilizando fachadas y títeres como organizaciones supuestamente ‘no gubernamentales’, representantes, personas expertas o vocerías ‘autorizadas'» para «perpetuar los intereses de las transnacionales directamente o a través de convenios internacionales con países latinoamericanos aliados».

El Colectivo Amplio para la Restauración de la Agricultura Campesina y Originaria (CARIACO) en su comunicado del pasado 17 de septiembre, afirma que «el problema y el debate deben traspasar la discusión técnica estéril, pues existe un andamiaje colonial científico que sustenta y justifica todo lo que hace el agronegocio».

El Frente Antitransgénicos de Venezuela, donde hace parte militante CARIACO junto a otra decena de movimientos organizados de todo el país, manifestó un rechazo contundente a la entrada de transgénicos a Venezuela, lo que calificaron como «un atentado a la soberanía nacional» debido a las consecuencias harto conocidas en otros países donde hace tiempo está en marcha su implementación: deforestación, asesinatos a líderes campesinos e indígenas, desplazamiento de comunidades enteras, auspicio de golpes de estado como en el caso Paraguayo, donde Monsanto y los soyeros jugaron un papel protagónico en la destitución del presidente Fernando Lugo.

El lado oscuro de Monsanto: la cultura de la muerte y su rol injerencista

Monsanto, la transnacional líder mundial en biotecnología agrícola y patentes de semillas -maneja más del 90% de este mercado- cotiza en la bolsa de valores las acciones de su oligopolio. Es también llamada comúnmente en las redes sociales «MonDiablo» por los innumerables litigios y querellas que han provocado sus prácticas oligopólicas a lo largo y ancho del mundo, donde se le acusa además de competencia desleal, injerencia en la política interna de los países, faltas y delitos por su doble moral como corporación transnacional: mientras su publicidad y declaración de principios habla de agricultura sustentable y responsabilidad social, las evidencias demuestran que su prioridad están en el enriquecimiento de sus inversionistas y no en el combate contra el hambre o la preservación del medio ambiente.

Monsanto ha declarado patrimonio neto por el orden de los US$11.716 millones para el año 2011. Informes y análisis de la prensa del primer mundo la coloca como la primera «lobbysta» de la Casa Blanca en la actual contienda electoral estadounidense, donde se habla de sumas millonarias para anular, modificar o frenar leyes que afectan sus intereses económicos. Dicho cabildeo no se limita a campañas publicitarias, antes bien, se extiende a las relaciones públicas, grupos industriales de presión, financiamiento de investigación académica y la influencia directa en las políticas gubernamentales como las que han denunciado la Campaña Nacional Venezuela Libre de Transgénicos y el Frente Nacional Antitransgénicos.

De acuerdo con el testimonio de los integrantes de los colectivos agroecologistas criollos, Monsanto ya goza de buenas relaciones con algunos diputados de la oposición; así como con una amplia red de investigadores en centros científicos gubernamentales y grupos empresariales privados como Empresas Polar. Desde el punto de vista de su imagen corporativa Monsanto está muy bien posicionada en las universidades públicas y privadas debido a la fascinación que ejerce el discurso pretendidamente vanguardista del uso de tecnología de punta. Cuenta, además, con amplio respaldo en sectores empresariales afiliados a Fedecámaras como Fedeagro, que ha recibido la promesa de financiamiento e inversiones de esta costosa tecnología a través de convenios con productores y empresarios deslumbrados por el lucro y la innovación.

Se espera que su agresivo lobby o cabildeo en Venezuela no atenúe ni disimule su interés y codicia desmedida por un mercado donde su influencia ha estado centrada en la distribución de algunos de sus productos como los herbicidas y agrotóxicos, ahora cuando el impulso de la entrada al Mercosur de Venezuela como miembro pleno, le augura la expansión hacia los cultivos criollos de sus semilas y cultivos transgénicos, el fuerte de su negocio. (LVSV)

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Fuente: http://www.aporrea.org/actualidad/a153057.html