Paso, tras paso, metro tras metro que las tropas de Bagdad avanzan hacia Mosul, otra batalla que no se librara justamente en Mosul, parece estar armándose sobre el horizonte del mundo. La sorpresiva embestida de los 35 mil hombres del ejército y la policía iraquí, juntos a unos 12 mil peshmergas kurdos y los comandos […]
Paso, tras paso, metro tras metro que las tropas de Bagdad avanzan hacia Mosul, otra batalla que no se librara justamente en Mosul, parece estar armándose sobre el horizonte del mundo.
La sorpresiva embestida de los 35 mil hombres del ejército y la policía iraquí, juntos a unos 12 mil peshmergas kurdos y los comandos norteamericanos que en número «oficial» de 100 o 150 acompañan el avance han disparado las alarmas no solo de Estados Islámico (Daesh) que rápidamente activaron sus defensas, mientras las cúpula y muchos de los milicianos partieron raudos a la ciudad de al-Raqqa en Siria, sino de muchos analistas que coinciden que esta situación puede generar en otra mucho más grave todavía.
Con cierta ironía, el canciller ruso Sergei Lavrov, no dejó de «sorprenderse» en público, de que las fuerzas que han iniciado la operación sobre Mosul, no hayan tenido la previsión de cercar la ciudad, para evitar justamente el drenaje de terroristas a territorio sirio.
Exactamente como ha pasado tanto en las ciudades de Ramadi, como de Faluya, que al momento de abandonarlos los hombres del Califa Ibrahim, lo hicieron por medio de un cordón «humanitario» tendido por las tropas de Bagdad.
Aunque para las tropas iraquíes y kurdas, que avanzan desde el sureste, no todo es cantar y bordar, varios generales se han quejado de haber sido sido olvidados, las fuerzas de la coalición encabezada por Estados Unidos, que no están dando la cobertura aérea prometida.
La novena división acorazada del ejército de Irak, que acosan la ciudad de Gwer a unos 20 kilómetros al sudeste de Mosul, han sufrido constantes ataques justamente por falta del apoyo aéreo que es responsabilidad del Pentágono.
Mientras tanto Daesh, como para demostrar que la situación está lejos de desbordarlos, a más de 150 kilómetros de los frentes donde se combate, en la ciudad de Kirkuk, una ciudad petrolera cuyo control es vital, activó células dormidas que durante la madrugada del sábado tomaron por algunas horas un hotel, una mezquita y varios puestos policiales, asesinando cerca de 50 personas, acción en la que también murieron nueve terrorista.
Por otra parte Naciones Unidas denunció que 550 familias fueron secuestradas, a las afueras de Mosul, por combatientes del Daesh, para utilizaros como escudos humanos. Al tiempo que los salafistas siguen ejecutando a pobladores de las aldeas que tienen que abandonar.
Más allá de las reclamos por la falta de coordinación en los bombardeos y los ataques suicidas que Daesh, que sin duda seguirá utilizando como parte de su estrategia, el mando norteamericano se felicitó por «el nivel de cooperación y coordinación» entre iraquíes y kurdos, que han avanzado y cumplido con los objetivos, de manera «más rápida de lo planeado».
Éramos pocos y llegó el Sultán
Recep Tayyip Erdogán, el presidente de Turquía, quien ha tenido desde las sombras y no tanto, una actuación fundamental en el conflicto sirio, permitiéndoles a los terroristas utilizar su territorio prácticamente como una base militar, donde se podían entrenar, curar, al tiempo que ofició de gran centro de reclutamiento. Ankara ha permitido desde finales del 2010, que todos mercenarios que llegasen a su territorio para incorporarse a la guerra contra Bashar al-Assad, pudiera cruzar las fronteras sin inconvenientes. En estos años miles de fundamentalistas llegados del Magreb, Europa, las naciones de Cáucaso, del sudeste asiático y China, han utilizado a Turquía como puerta de entrada y también de salida de retorno a sus países. Al tiempo que millones de toneladas de armas e insumos, para los fundamentalistas, han cruzado su territorio libremente.
Mientras miles de camiones cisternas cargados de crudo que Daesh robaba en Siria e Irak, cruzaban la frontera rumbo a puertos donde eran cargados en barcos pertenecientes a las empresas de Bilal Erdogan, hijo del presidente, enviaba a mercados del lejano oriente, tal lo denunció el presidente ruso Vladimir Putin un año atrás con fotografías donde se observaba la operatoria. Turquía también sirvió de base para que el Daesh, comercializara las antigüedades y obras de arte robadas en las regiones que controlaban.
No conforme con los negocios de los que él, su familia y la camarilla gobernante han hecho de la guerra en Siria, Erdogan hoy pretende también, emerger como un «nuevo» y abierto contendor en el conflicto ya no solo sirio, sino también iraquí. El sultán ha anunciado que Turquía participará en la operación contra Daesh en Mosul, ya que ese grupo ahora supone una amenaza para su país. Irak y Turquía comparten una frontera de 350 kilómetros y temen que por allí podrían filtrase terroristas en desbandada.
Erdogan en un discurso trasmitido por la cadena NTV en Estambul declaró: «¿Cómo no vamos a entrar? Estamos bajo una amenaza» y agregó: «No nos haremos responsables de los resultados que puedan surgir si Turquía no está en esta en la operación. Participaremos en la operación y estaremos en la mesa (de negociación)».
Bagdad, desde hace semanas viene negándose a la intervención en su territorio de fuerza turcas, y ha reclamado que Ankara que retire sus tropas de Bashika, un pueblo a poco más de 15 kilómetros de Mosul, donde instructores turcos, apoyados por tanques y blindados, entrenan a milicias locales suníes y a peshmerga kurdos, a lo que Erdogan, ha contestado con derroche de hipocresía: «Estamos en Bashika y que nadie espere que nos vayamos. Hasta ahora hemos participado en todas las actividades contra el terrorismo y lo seguiremos haciendo».
En Siria, Turquía, está participando desde agosto en el conflicto a lo largo de frontera de sus más de 800 kilómetros, arguyendo que los disparos de morteros desde Siria suponían una amenaza a Turquía.
La descarada presencia turca en Mosul enmascara la voluntad del Sultán, de que una vez desplazados los terroristas de su último gran enclave en territorio iraquí, y filtren hacia Siria, y con la excusa de la persecución Turquía pueda hacerse fuerte en territorio sirio.
Erdogan, que desde hace ya más de un año viene trazado un ideario ultranacionalista que invoca con nostalgia la reconstrucción del Imperio Otomano, ha declarado que tanto Mosul, como la ciudad de Alepo, donde se librando, quizás la más sangrienta batalla de toda la guerra, entre las tropas del Ejército Árabe Sirio, la aviación rusa, contra extremistas y «moderados», pertenecen históricamente a Turquía, como para echar más fuego al fuego en Medio Oriente.
Para enfría los ánimos de tanto oportunista respecto a Siria, es que el presidente Putin ha dado la orden de que el portaviones Almirante Kuznetsov, uno de los más poderosos de la flota rusa, con capacidad para cincuenta aviones y helicópteros de ataque y bombarderos, parta de inmediato rumbo a aguas sirias, junto un crucero lanzamisiles de propulsión nuclear Pyotr Velikiy (Pedro el Grande), los buques antisubmarinos Severomorsk y Vicealmirante Kulakov y varias embarcaciones de apoyo logístico.
La maniobra de Obama, de lanzar la operación sobre Mosul, no persigue otra razón que la de generar la fuga de los terroristas hacia Siria, en el momento crucial de la batalla de Alepo, es una clara evidencia de la falta de voluntad de Washington, para resolver el conflicto, y su pretensión de seguir profundizarlo.
Obama, juega con una caja mucho más letal que la de Pandora, y todos sabemos que saldrá de allí si finalmente consigue abrirla.
Guadi Calvo es escritor y periodista argentino . Analista Internacional especializado en África, Medio Oriente y Asia Central. En Facebook: https://www.facebook.com/lineainternacionalGC.
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