En una entrevista con el escritor paquistaní, Tarik Ali, que se titula Rebelión y disidencia, los desafíos del siglo XXI, el veterano activista e historiador hace un repaso por las diferentes revueltas árabes y la situación actual global. En un momento de la entrevista se le pregunta si «ve una probabilidad de crear nuevas formaciones […]
En una entrevista con el escritor paquistaní, Tarik Ali, que se titula Rebelión y disidencia, los desafíos del siglo XXI, el veterano activista e historiador hace un repaso por las diferentes revueltas árabes y la situación actual global. En un momento de la entrevista se le pregunta si «ve una probabilidad de crear nuevas formaciones políticas en Occidente y si la ocupación de Wall Street y las manifestaciones en toda Europa llevarán a una nueva era económica más allá del capitalismo».
Tarik Ali responde (extractamos):
«Pienso que necesitará otros 20 años. Aunque pienso que la gente aprendió de sus propias experiencias. La gente aprende de la experiencia; así fue en Egipto, su experiencia les enseñó que es una situación de vivir o morir: estamos dispuestos a morir, pero nos libraremos de Mubarak. Cuando lleguen a esa etapa en EE.UU. y partes de Europa, verán diferentes perspectivas y diferentes resultados, pero no ha ocurrido hasta ahora. El sistema ha logrado recuperarse ya antes de protestas, y puede volver a hacerlo. No se siente seriamente amenazado por ellas. Lo que no significa que no sean importantes. Son muy importantes, pero hay que verlo a largo plazo…
Lenin dijo muchas cosas que la gente había olvidado, una de ellas es muy importante. Dijo que nunca habrá una crisis final del capitalismo a menos que haya una alternativa. Y pienso que es absolutamente verdad… Esos levantamientos y ocupaciones son extremadamente importantes, y los apoyo totalmente; pero solos no bastan… Muestran una nueva generación que ha visto más allá de las mentiras del neoliberalismo o de la privatización, de la codicia capitalista.» Esto nos hace pensar. Si hay cambios de paradigma en la producción, digamos de sociedad, habrá cambios de pardigma en lo cultural y entonces creemos que tenemos que pensar nuestro trabajo ubicándolos en estos tiempos de grandes y agitados movimientos o de lo contrario mejor no pensar nada.
En otro artículo El espíritu de la época , Ali, afirma refiriéndose también a este momento actual: «Ningún movimiento puede sobrevivir a menos que cree una estructura democrática permanente para mantener la continuidad política. Cuanto mayor sea el apoyo popular a esos movimientos mayor será la necesidad de alguna forma de organización.»
Dos puntos a donde llegamos:
1) ¿Cómo ubicamos la producción audiovisual y cinematográfica, la Imagen, en mitad de estos convulsos movimientos de sociedad?
2) ¿Qué actitud de perspectiva histórica deberíamos tener frente a estos cambios? Para el primer punto, más que hablar de imagen como resultado, preferimos hablar de su producción, quiénes y cómo producen esa Imagen-resultado.. Preguntarse esto es preguntarse donde se arraiga, en quienes y cómo fluye la representación en la dinámica social. Y vemos que hay un evidente desplazamiento de esa producción desde hace un siglo a hoy. Lo decimos simplificando exageradamente pero a modo de ilustración.
En la era predigital y primera historia del cine, la imagen tenía movimiento imperial. Era emitida en sus enclaves exclusivos hacia toda la humanidad, o al menos esa era la intención del sistema dominante. Algo así como unas emisoras de radio con sus repetidoras. Desde el olimpo emisor venían las películas que los espectadores esperaban cual ovnis-films, que desembarcaban en la pantalla luminosa y exclusiva de las salas de cine. Hipnotizados en mitad de las sombras, aquellos espectadores veían con los ojos como huevos lo que los productores les habían preparado como menú de entretenimiento o cultivo intelectual y sensorial. En la pirámide de la concentración del poder, en el vértice, allí anidaban los propietarios, profesionales e inversores y abajo los espectadores con la cabeza en alto esperando la exposición a los rayos cinematográficos de las películas cuan pasivos perceptores. El movimiento social de la imagen para este período ha sido: vertical-descendente. Productores-; exhibidores-; espectadores.
A lo largo del siglo, los tipos y sus colegas que se aglutinaban en la punta de la pirámide concentrando todo el poder, dejaron de ser tan exclusivos y se semi-democratizó la emisión de rayos cinematográficos, y un espectro de directores se rebelaron y comenzaron a hacer sus películas y a sumar su emisión de ovnis-films particular a la de los antiguos dueños. Consecuencia. Casi los mismos espectadores seguían pasmados en las salas esperando ahora dos tipos de producciones, la antigua y la de los nuevos rebeldes.
El movimiento social de la imagen para este momento ha sido: vertical descendente. Productores- exhibidores – espectadores.
Ninguna novedad, ya que el cine nace en una dinámica social de capitalismo industrial, dentro de ese tipo de relación de clase: dueños de las fábricas, empleados y consumidores y sin más relación social que la del dinero que estructura esa producción y ese movimiento de lo producido. Y nace como industria ya que en muy pocos años luego del breve reinado de los Lumiere que ubican los historiadores hasta 1905, la Pathé francesa constituyó una estructura de expansión comercial imperial muy pronto, luego Edison en EEUU, Hollywood y todo el bla bla bla ya conocido. Y habrá que analizar más a fondo las causas que nos llevan al estado actual de la Imagen, pero lo que parece evidente, es que mientras el capitalismo audiovisual y el profesionalismo autoral siguen emitiendo sus rayos cinematográficos en formato película , como si el mundo en general y el de la industria y el mercado cinematográfico en particular no hubieran cambiado un ápice, pues resulta que una gran parte de aquellos espectadores que vivían pasmados mirando para arriba con los ojos duros la llegada de los ovnis-films desde las fábricas y productoras, pues ahora han cambiado de hábitos. En lugar de mirar hacia arriba, no solamente andan con pantallas portátiles donde ven todo tipo de creaciones, sino que interactúan con ellas y al mismo tiempo se van volviendo productores de imagen con sus propios artefactos de captura, procesamiento y exhibición. Ni siquiera es que se hayan rebelado, sino que han entrado masivamente al uso de una tecnología que los ha desenganchado de los ovnis-films en sala. Otra cuestión es que el mismo sistema haya enganchado a esa población a los objetos tecnológicos, claro. Eso merece análisis aparte. Pero remitiéndonos a los Movimientos de imagen en mitad de los movimientos de sociedad, podemos decir que hay dos tipos de dinámicas de la imagen en el momento actual
a) El de siempre. Vertical descendente diseminada en multitud de pantallas. El de la vieja producción que aún está mutando sus métodos de fábrica sin querer resignarse demasiado y
b) el nuevo flujo de movimientos desde la base social: horizontal- circulante que se da entre y desde los espectadores-productores, a la vez que ascendente (desde la producción popular hacia la propia producción de los antiguos dueños a los que va contaminando y en los que va incidiendo).
Desde esta perspectiva es que pensamos en el segundo punto y en la frase de Ali: » Ningún movimiento puede sobrevivir a menos que cree una estructura democrática permanente para mantener la continuidad política. Cuanto mayor sea el apoyo popular a esos movimientos mayor será la necesidad de alguna forma de organización». El autor habla realistamente de un cambio en 20 años. Uno se pregunta ¿Quién piensa con una proyección de 20 años un cambio de sistema que afecta directamente la situación diagnosticada y vivida en presente? Hay gente que si, obviamente, pero mucha gente, la mayoría diríamos, no piensa en tan largo plazo.
Pero esa cifra, claramente estimativa en la mirada del historiador paquistaní, debería hacernos pensar y obligarnos la disposición a un trabajo de largo aliento.
Un programa posible que piense en un cambio de sistema de producción social de la Imagen, nos obliga a ubicar parte de nuestra imaginación en el largo plazo, aunque estemos poniendo en práctica muchos ensayos pilotos insertos en la realidad presente:
1) Pensar en como funcionaría el cine en una Política de la Colectividad para producir imagen e imaginario social responsable, desde esa emergencia ciudadana que aún tiene la difícil tarea de crear estructuras organizativas diferentes a las capitalistas.
2) Diseñar y ensayar otro tipo de enclaves productivos de acuerdo a esa nueva Política con el horizonte puesto en un cine nacido y gestionado desde las personas organizadas y no desde sus élites mercantiles o profesionales solamente.
3) Diseñar y ensayar otros métodos de la propia dinámica educativa que permitan comprender y utilizar el cine como entornos de creación cercanos, habituales, horizontales, colectivo-asamblearios, participados. Que permitan a las nuevas generaciones una imaginación audiovisual diferente.
4) Ir probando y evaluando nuevas prácticas sociales de narratividad, rodaje, montaje, exhibición, gestión de películas, fórmulas de financiación.
Ideas y operativas que nos ubiquen y entrenen para otro sistema más acorde a la demanda social masiva. Repartir la imaginación y el trabajo en dos tipos de actividades igualmente necesarias. La de construir presentes más vivibles dentro de un sistema en crisis y, a la vez, diseñar progresivamente futuros del cine concebido como sistema social de producción audiovisual, más allá de lo que conocemos, para cuando las capitalistas formas de vida pierdan su delirante y criminal determinación sobre nuestras vidas. Aunque no lo veamos, por pura solidaridad generacional, por pura responsabilidad, por puro respeto y amor con las vidas pequeñas que hemos tenido el capricho de traer a este mundo en crisis.
Fuente: http://cinesinautor.blogspot.com/2011/11/movimientos-de-sociedad-movimientos-de.html