Traducido por Gorka Larrabeiti
La finanza ha abierto su frente oriental atacando a un pequeño país fuera del euro, Hungría. Ayer, el gobierno de Budapest no logró vender nuevas emisiones de deuda pública ni siquiera a tasas del 10% (eran del 8% hace unas semanas) y el cambio del forint húngaro contra el euro cayó a su nivel más bajo desde 1999 .
En Hungría, la deuda pública ha aumentado rápidamente a más de 80% del PIB. Dos tercios están en manos de bancos extranjeros, la economía está cayendo desde 2007 (-5,4% en 2009) y las cuentas cuadraron gracias a las exportaciones y las grandes entradas de capitales: entre 2010 y el primer semestre de 2011 entraron en el país 2.500 millones €. Ahora el capital se va, la moneda se derrumba y se apuesta sobre la bancarrota del país. En 2008, el FMI ya intervino con un crédito de 20.000 millones de euros; ahora Budapest requiere otro tanto a Europa y el FMI para hacer frente a la emergencia. La crisis también es política, con crecientes protestas contra el gobierno de extrema derecha del nacionalista y autoritario Victor Orban, que se ha topado con Europa.
Dentro del euro las cosas no van mejor: las tasas y los diferenciales de la deuda pública italiana no descienden; suben también en Francia, mientras que en España el nuevo gobierno de derecha anuncia austeridad y nuevos agujeros en las cuentas de los bancos. El efecto dominó es inmediato: el euro cae al nivel más bajo en 16 meses frente al dólar, los bancos se liberan de la deuda de los países en peligro, y todo el mundo se libera de los títulos de los bancos. Ayer [6 de enero] en las bolsas europeas Société Générale, BNP Paribas y Deutsche Bank perdieron más del 5%; Unicredit, el 17%.
Hace un mes, la cumbre europea parcheó la emergencia de la deuda con la revisión de los Tratados, pero las medidas de austeridad arrastran ahora a Europa a la recesión. La crisis bancaria, tamponada por la financiación del BCE, sin embargo, corre el peligro de quedar fuera de control. Muchas crisis se entrelazan en el escenario europeo, pero todas tienen la misma raíz: una finanza a la que han dejado libertad para especular, y una política que renuncia a gobernar.
Fuente: http://www.ilmanifesto.it/area-abbonati/in-edicola/manip2n1/20120106/manip2pg/01/manip2pz/315992/