Ha denunciado Amnistía Internacional la dramática situación de las mujeres en Iraq. Los invasores las capturan, maltratan y abusan sexualmente de ellas, incluyendo violaciones. Los extremistas islámicos las prohíben salir solas, las impiden trabajar, las humillan. Los más radicales no las quieren en escuelas ni universidades. Un retroceso fatal para todas. Bajo la dictadura de […]
Ha denunciado Amnistía Internacional la dramática situación de las mujeres en Iraq. Los invasores las capturan, maltratan y abusan sexualmente de ellas, incluyendo violaciones.
Los extremistas islámicos las prohíben salir solas, las impiden trabajar, las humillan. Los más radicales no las quieren en escuelas ni universidades. Un retroceso fatal para todas.
Bajo la dictadura de Sadam tal no ocurría. Régimen laico, fomentó su educación y gozaron de derechos que hoy son sólo sueños. La invasión extranjera destruyó el régimen y a ellas.
Otro tanto sucede en Afganistán. Donde las mujeres han sido recluidas en sus casas y devueltas al medioevo. El avance de los años 80 quedó borrado con el triunfo islamista.
Nada que no conozca el continente americano. Aquí EEUU ha tenido por política apoyar a las fuerzas más oscuras, sangrientas y reaccionarias, para combatir a la izquierda.
Donde han triunfado, los países sufren violentos retrocesos. Políticos, morales, económicos, sociales. Las mujeres suelen ser las más golpeadas. Últimas en ganar, primeras en perder.
La izquierda ha luchado siempre por la igualdad de la mujer. La derecha las ha querido en casa, con la pata quebrada. En Iraq, EEUU entroniza a la derecha. Pierden las mujeres.
Pierde el país. Encima quiere el invasor que le den las gracias. Que les llamen liberadores.