Nestlé, el gigante de la alimentación basado en Suiza, tiene un curioso récord digno de figurar en el libro ‘Guiness’: ser la empresa más boicoteada del planeta, y desde hace más tiempo, por asociaciones de consumidores.
Hace ya más de dos décadas que Nestlé fue objeto de una primera medida de ese tipo por no respetar el Código Internacional de Comercialización de Sucedáneos de la Leche Materna, adoptado en 1981 por la Organización Mundial de la Salud y (OMS) y el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF). Ese texto, adoptado por 118 votos a favor y apenas uno en contra (el de Estados Unidos), prohíbe toda forma de promoción, directa e indirecta, esencialmente en hospitales y maternidades, de leches artificiales.
En 1984, el boicot fue suspendido luego que Nestlé se comprometiera a acatar ese convenio, pero cuatro años más tarde se lo retomó en vistas de que la empresa no había cumplido con su promesa.
De acuerdo a un informe de 2001 de la Red Internacional de Grupos pro Alimentación Infantil (IBFAN, por sus siglas en inglés), una asociación que reúne a más de 200 grupos que operan en más de un centenar de países, no sólo Nestlé se hallaba en esa situación, ya que otras 16 compañías de alimentos para bebés (entre ellas Abbott-Ross, Danone, Gerber, Heinz, Meiji, Nutricia y Snow Brand) tampoco se atenían a lo dispuesto en el Código. De todas maneras, fue sobre Nestlé que se enfocaron las asociaciones que promovían el boicot, al considerar que violaba ese texto «más que su competencia».
IBFAN, a la que, como a otras organizaciones no gubernamentales, Naciones Unidas autorizó a monitorear el cumplimiento del Código, constató que las violaciones se producían sobre todo en los países del Tercer Mundo. No obstante, recientemente la firma comercializó en Estados Unidos una marca de leche en polvo (Good Start, «Buen comienzo») cuyo consumo provocó choques anafilácticos en numerosos niños.
«Una de las estrategias de mayor éxito utilizada por Nestlé consiste en ofrecer gratuitamente leche en los hospitales: empezar con la toma de leche en biberón favorece el fracaso en la aceptación del pecho materno; el niño, por lo tanto, será dependiente de la leche artificial», señala en un informe la IBFAN. «Una vez en casa -agrega el documento- la madre tendrá que comprar la leche que en ciertos sitios puede costar más de la mitad de la renta familiar. Algunas veces las madres sin recursos diluyen excesivamente la leche en polvo y esto acarrea una carencia alimentaria, además de que en varios países pobres el agua está contaminada y puede ocasionar diarreas, deshidratación e incluso la muerte».
De acuerdo a cifras de UNICEF citadas por IBFAN, 1,5 millones de niños mueren anualmente como consecuencia de no alimentarse de leche materna.
La transnacional «admite actualmente que los abastecimientos gratuitos son nocivos, pero no quiere hacerlos desaparecer de los hospitales hasta que los gobiernos introduzcan leyes en la materia», pero en realidad esa es una excusa y «la firma trabaja para hacer disminuir el uso de leche materna e incrementar la venta de su leche en polvo», indica el informe.
El boicot a Nestlé por este tema ha sido hasta ahora llevado a cabo en una veintena de países: Alemania, Australia, Bulgaria, Camerún, Canadá, España, Estados Unidos, Filipinas, Finlandia, Francia, Irlanda, Italia, Luxemburgo, Mauritania, México, Noruega, Reino Unido, Suecia, Suiza y Turquía. La iniciativa proseguirá, según sus promotores, hasta que Nestlé respete efectivamente las normas contenidas en el Código de 1981.
En 2004, Nestlé se vio obligada a cancelar un premio de literatura para jóvenes que iba a llamarse «Premio de Literatura Nestlé» luego de que un grupo de escritores británicos se negara a participar en él por las violaciones cometidas por la empresa al Código de comercialización de la leche en polvo.
Pero el gigante alimentario no es sólo boicoteado por este asunto. Diversas asociaciones a nivel mundial llamaron el año pasado a no comprar productos de la firma luego que reclamara, en 2002, al gobierno de Etiopía el pago de 6 millones de dólares por una deuda que este último mantenía con una empresa subsidiaria de la transnacional desde 1975.
Precisamente en 2002 Etiopía, que se cuenta entre los países más pobres del planeta, atravesaba una de las peores hambrunas de su historia. Pese a ello, el gobierno de la nación africana ofreció a Nestlé, que factura miles de millones de dólares al año, unos 1,5 millones de dólares, que la empresa rechazó. Fue justamente la iniciativa del boicot la que hizo retroceder a la multinacional suiza, que este año decidió abandonar el reclamo.
La compañía de cosméticos L’Oreal, basada en Francia e integrante del grupo Nestlé, también ha sido objeto de campañas de boicot por utilizar a animales vivos para diversos tests.
Una investigación publicada en setiembre pasado en el diario británico The Guardian señala que Nestlé aparece como una de las empresas más boicoteadas por los consumidores en una encuesta realizada entre 15.500 personas residentes en 17 países. En esa lista la transnacional suiza es acompañada por otras superempresas del sector alimentario, como Coca Cola y Mc Donald’s, y por la firma de indumentaria deportiva Nike. En Gran Bretaña, Nestlé emerge como la más perjudicada por las campañas de este tipo, seguida por Mc Donald’s. Chinos, daneses y franceses surgen a su vez como los ciudadanos más propensos a adherir a las iniciativas de boicot en general a compañías que no respeten ciertas normas éticas.
El diario comenta, por otra parte, que aunque las campañas de boicot han sido sin duda eficaces en numerosos aspectos, no han podido evitar que en los primeros seis meses del presente año Nestlé haya obtenido beneficios 32 por ciento superiores a los de igual período de 2004.