El magnate intenta sortear los paros sindicales lanzados para forzarle a firmar un convenio colectivo con sus mecánicos, pero las ventas de Tesla se resienten
El 27 de octubre de 2023 los 130 mecánicos de Tesla en Suecia fueron a la huelga. Tienen una sola petición: firmar un convenio colectivo. Un mecanismo que los sindicatos consideran tan básico para el modelo laboral escandinavo que más de una decena de ellos en Suecia y otros tantos en Noruega, Dinamarca y Finlandia se han sumado a la acción bloqueando todas sus operaciones con Tesla para forzarla a rubricar uno con sus mecánicos suecos. La compañía de Elon Musk se niega en rotundo.
Lo que comenzó como una huelga de apenas un centenar de trabajadores se ha transformado en una enconada batalla ideológica por definir el progreso. Ninguno de los dos bandos quiere ceder: este domingo el conflicto cumple 94 días y se convierte en la huelga más larga de Suecia en 80 años.
Los sindicatos defienden que el convenio colectivo es la mejor herramienta para asegurar la paz social en Escandinavia y que con ellos se reducen al mínimo los conflictos laborales. Prueba de ello es que la huelga que ostentaba ese puesto antes de que se lo arrebatara Elon Musk es contra otra empresa estadounidense, Toys R Us. Esta también se negó a firmar un convenio colectivo con los empleados de las tres primeras tiendas de juguetes que abrió en el país en 1995. Tras tres meses de paros, a los que como en esta ocasión también se sumaron sindicatos de otros sectores, la juguetera terminó cediendo.
Tesla está incluso más rodeada de bloqueos sindicales de lo que estuvo Toys R Us. Sus mecánicos no abren capós. Los estibadores no descargan sus coches. Los transportistas no los distribuyen. Los taxistas no los compran. Los electricistas no acuden a reparar sus puestos de carga. Sus empleados de mantenimiento no limpian ni reparan nada en sus instalaciones. Los camiones de basura no se la recogen y los carteros no les reparten ninguna carta ni paquete (lo que impide que le lleguen nuevas placas matrícula, que en Suecia se entregan solo por correo).
A esto se suman las huelgas de “solidaridad” de los transportistas noruegos, daneses y finlandeses. Los sindicatos suecos les solicitaron apoyo para que Tesla no introduzca sus coches en Suecia utilizando los puertos de sus países y estos aceptaron. Sin embargo, Musk parece estar dispuesto a todo con tal de no ceder ante la presión de los sindicatos y está sorteando cada uno de los bloqueos.
Los Tesla están llegando a Suecia en camión desde Alemania, lo que implica transportar los vehículos eléctricos miles de kilómetros por carretera en camiones de combustión interna. Como las matrículas no llegan a sus instalaciones, la marca ha pedido a los nuevos propietarios que las pidan personalmente a la agencia de transportes para que les lleguen a sus domicilios. El trabajo en sus talleres se saca adelante gracias a las nuevas contrataciones, mientras que el resto de trabajadores se encarga de las tareas superficiales de limpieza. El mantenimiento de sus estaciones de carga se realiza online.
Según recogen los medios suecos, Tesla también parece dispuesta a tirar hacia adelante con lo que los sindicatos consideraban un bloqueo “de último recurso”, el de la recogida de basuras, que solo se lleva a cabo en casos extremos. “Nuestros miembros dicen que los empleados de Tesla tienen que llevarse la basura a casa al final de la jornada laboral”, ha explicado al medio Dagens Nyheter Elin Lörnbo, del sindicato de transportes, que agrupa también a los trabajadores de los camiones de basura.
“Cabe preguntarse cómo se siente el propio personal al pasar de funcionario o mecánico de automóviles a basurero”, añade Carl Stern, del poderoso sindicato de trabajadores del metal y de la manufactura IF Metall, el mismo que agrupa a los mecánicos de Tesla que dieron origen al conflicto. Para los residuos más voluminosos, “han alquilado una furgoneta y han llevado los residuos que arrojan a un centro de reciclaje. Ahí se llevan todo, excepto basura doméstica y residuos más grandes que no pueden manejar”, añade.
La huelga de recogida de basuras fue la última en entrar en juego, a finales de diciembre. Tesla ha estado sorteándola poco más de un mes, pero los sindicatos confían en que sea la que les genere más presión a lo largo del tiempo. “Los intervalos de recogida de diferentes materiales varían. Algunos materiales sólo se pueden recoger una vez por trimestre”, recuerda Lörnbo.
“El conflicto sigue su curso, pero parece haber llegado a una especie de punto muerto”, explica a elDiario.es Erik Sjödin, profesor de Instituto Sueco de Investigación Social. “Poco se filtra de los contactos entre Tesla y los sindicatos. No he oído ninguna explicación oficial de por qué la filial sueca de Tesla no quiere concluir un convenio colectivo. Por lo tanto, parece una cuestión de principios y no parece que la solución esté cerca”, abunda.
Tesla tampoco ha querido responder a las preguntas de este medio sobre qué es exactamente lo que le impide firmar un convenio colectivo con los mecánicos suecos. “A lo largo de los 20 años de historia de Tesla, nos hemos enfrentado a numerosos retos, pero siempre hemos prevalecido gracias a nuestro enfoque único de la resolución de problemas”, contesta una portavoz de la marca. “Cada día, se anima a nuestros empleados a innovar y colaborar con otros equipos para mejorar la satisfacción de los propietarios de Tesla y ayudar a acelerar la llegada de la energía sostenible. A cambio, se les recompensa con condiciones laborales justas. Por eso Tesla, como muchas otras empresas, ha optado por no suscribir un convenio colectivo”, añade.
Las mismas fuentes aseguran que más del 90% los empleados de Tesla en Suecia ha optado por permanecer en sus puestos y que los bloqueos sindicales no están afectando a la capacidad de la compañía para vender coches en Suecia. Sin embargo, los datos muestran un cambio de tendencia desde que comenzó la huelga en octubre, como muestran los gráficos de esta información
Ya sea por las dificultades derivadas de los bloqueos o por cierto boicot comercial de los consumidores, el Model Y de Tesla ha pasado de ser el coche más vendido en Suecia hasta octubre con mucha diferencia sobre el segundo a caer al tercer puesto desde entonces. La caída de noviembre y diciembre (que se ha mantenido en enero) no impidió que el Model Y fuera el coche más vendido de Suecia de 2023.
Hasta las últimas consecuencias
Los datos de venta y el posible contagio del descenso que se aprecia en las cifras suecas al resto de países de Escandinavia, un mercado conjunto muy importante para Tesla, podría ser una de las pocas vías para que el conflicto volviera al terreno económico. De otra manera seguirá siendo “una cuestión de principios sin solución aparente en un futuro próximo”, apunta el profesor Sjödin. Oficialmente, no se están produciendo negociaciones.
Musk sigue sin pronunciarse en público sobre el conflicto. “Es una locura”, han sido sus únicas declaraciones al respecto. Fue en una publicación en Twitter, a la que ha renombrado como X, sobre la noticia de que la agencia de transporte sueca no valoraba dar facilidades a Tesla para que le llegaran matrículas de una forma diferente al correo postal, la única prevista por ley.
Suecia, mientras tanto, se sabe consciente de un protagonismo internacional por esta huelga, lo que espolea a los sindicatos para no claudicar. La envergadura de los paros contra Tesla ha sido utilizada por algunas voces neoliberales para pedir un recorte de los paros “por solidaridad”, que son los que permiten a los empleados de otras empresas ir a la huelga contra la marca.
Erik Sjödin quita hierro al asunto en su conversación con elDiario.es. “Casi siempre que se producen acciones colectivas en Suecia hay un debate sobre la regulación adecuada de las mismas. Hasta ahora, los partidos políticos del Parlamento se han abstenido de hacer ninguna propuesta. Pero los think tanks liberales y otros de derechas han defendido la introducción del principio de proporcionalidad en relación con las acciones colectivas”, expone.
Mientras tanto la contienda entre dos formas de entender el mundo que viene continúa. El lunes será el día 95 de una huelga histórica que podría revitalizar a los movimientos sindicales de todo el mundo o convertirse en otro ejemplo de que el más rico gana.