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Nicaragua, 16 años de neoliberalismo

Fuentes: Rebelión

Las políticas neoliberales aplicadas desde hace 16 años en Nicaragua han sido tan desastrosas que en este empobrecido país se ha logrado lo increíble: unir en una elección alrededor del candidato del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) Daniel Ortega, a fuerzas conservadoras, ex contras y otras de derecha. En la formula con Ortega, quien […]

Las políticas neoliberales aplicadas desde hace 16 años en Nicaragua han sido tan desastrosas que en este empobrecido país se ha logrado lo increíble: unir en una elección alrededor del candidato del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) Daniel Ortega, a fuerzas conservadoras, ex contras y otras de derecha.

En la formula con Ortega, quien aparece en todas las encuestas como ganador en la primera ronda de elecciones a efectuarse este 5 de noviembre, (aunque no con los votos necesarios para alcanzar la presidencia) aparece el banquero Jaime Morales, un conservador somocista. También el candidato del FSLN firmó en septiembre pasado un acuerdo de paz con Salvador Talavera, del Partido de la Resistencia de Nicaragua (PRN) conformado por grupos de la antigua contra que lucharon con apoyo de Estados Unidos contra el gobierno sandinista que dirigió el país de 1979 a 1990.

La razón principal de estas alianzas, según declaraciones de esas organizaciones, se debe al intento de tratar de sacar al país del inmenso grado de pobreza, miseria y desempleo que padece Nicaragua, la que muchos ya catalogan con índices económicos y sociales parecidos a los de Haití, el más pobre de América Latina.

El posible triunfo de Ortega ha motivado que varios funcionarios del gobierno estadounidense hayan hecho declaraciones y amenazado con sanciones económicas si el FSLN obtiene la victoria.

La campaña injerencista se inicio con el embajador norteamericano en la nación centroamericana, Paul Trivelli a quien ciudadanos y organismos del propio Estados Unidos urgieron en una carta a guardar silencio en relación a esas elecciones «pues resulta inaceptable e ilegal que nuestra administración influya en ese proceso».

Después las declaraciones injerencistas vinieron de parte del secretario de Comercio de Estados Unidos, Carlos Gutiérrez, quien dijo que un eventual triunfo electoral del candidato presidencial sandinista ahuyentaría el comercio y la inversión hacia Nicaragua. Le siguió el congresista republicano Dan Burton quien se reunió con todos los representantes de los partidos nicaragüenses para recordarles los «problemas» que tuvo Estados Unidos con el anterior gobierno del FSLN.

Otros personeros continuaron sus diatribas y por último llegó a Managua el es miembro del Consejo de Seguridad durante el mandato de Ronald Reagan, Oliver North que conversó con el candidato oficialista del Partido Liberal Constitucional, José Rizo. North fue el principal implicado en el escándalo Irán-contra tras lo cual se le acusó de 16 delitos y resultó convicto por corrupción, por obstruir una investigación del Congreso y ordenar la destrucción de documentos…pero después fue absuelto.

Durante el gobierno del FSLN iniciado en 1979, se llevaron a cabo grandes campañas de alfabetización que alcanzó a zonas remotas de su geografía, se estableció la atención médica gratuita para su población, se inició una reforma agraria para beneficiar a las masas campesinas, entre otras medidas, las cuales no pudieron continuar por la enorme guerra que alentó y sufragó el gobierno de Estados Unidos.

Desde 1990, tres gobiernos de derecha aplicaron y llevaron adelante las políticas neoliberales y de privatización diseñadas por el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM) las que han provocado graves afectaciones a los programas sociales y a la débil economía nicaragüense.

La definición ofrecida por el director de Proyectos y Capacitación de la Comisión Permanente de Derechos Humanos (CPDH), Denis Darce Solís, es elocuente: «La pobreza la vemos día a día, en la gente que llega a los hospitales públicos con altos niveles de desnutrición, cuando vemos que un millón de niños queda afuera del sistema educativo cada año, o un cuarto de millón de niños trabajando en las calles, y en los últimos tiempos una creciente explotación sexual de los menores».

Datos del Banco Mundial señalan que el 46% de los nicaragüenses sobrevive con poco más de un dólar al día y el desempleo alcanza al 25% de la Población Económicamente Activa (PEA). Pero otras fuentes como el economista a Néstor Avendaño, aseguran que la cifra llega al 68% pues hay un 26% de desocupación abierta y 42% que sobreviven en el sector terciario de la economía. La suma establece que 1 496 000 personas estén desempleadas o subempleadas de un total de 2 200 000 en condiciones de trabajar.

El analfabetismo que prácticamente se había erradicado durante el período sandinista, se afecta en estos momentos al 35% de la población y 800 000 niños se encuentran fuera del sistema escolar, mientras en las calles cada vez se observa mayor cantidad de menores pidiendo limosna, vendiendo periódicos o limpiando parabrisas de autos en los semáforos para tratar de llevar algún córdoba a sus familiares.

La Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) informó recientemente que Nicaragua exhibe el índice más alto de desnutrición de Centroamérica con más de 1 400 000 personas, en su mayoría niños, situación que les afecta en su posterior desarrollo físico y mental.

El abandono social por parte de los últimos gobiernos en Nicaragua ha sido completo mientras se vendieron al capital privado nacional y al extranjero importantes empresas y servicios públicos.

El neoliberalismo ha resultado funesto para la tierra de Augusto Cesar Sandino y del poeta Rubén Darío. Habrá que esperar hasta las elecciones para conocer si el pueblo nicaragüense se librará de esas ataduras.