Imaginemos un mundo donde Lenin y los bolcheviques hubiesen dicho, ante el intento de derrocamiento del gobierno provisional por parte de Kornílov: «no nos metamos, son lo mismo«, en lugar de «por sobre el hombro de Kerensky dispararemos contra Kornílov, sin dejar de luchar por ello contra el gobierno provisional«… Muy posiblemente, la Revolución […]
Muy posiblemente, la Revolución Rusa nunca hubiese existido.
En Brasil se dirime el futuro de la Región en el próximo balotaje, cuando el pueblo del hermano país deba elegir entre el progresismo conciliador del PT encarnado en la figura de Haddad, y el peligro fascista de Bolsonaro.
No es lo mismo que en el hermano país -sexta potencia económica del mundo, las fuerzas armadas más poderosas de Latinoamérica y poseedor de tecnología que fabrica aviones y submarinos nucleares-, triunfe el progresismo conciliador a que lo haga el fascismo. Y entonces, no nos podemos quedar callados, mirando para otro lado, ante el posible advenimiento de la bestia Bolsonaro, xenófobo, racista, homofóbico, misógino y violento. Quienes llaman a votar en blanco, se constituyen en cómplices de un émulo de Hitler, nada menos que en el patio lindante al nuestro.
Es de esperar que el pueblo hermano de un giro de 180° a lo ocurrido en la primera vuelta y a todos los pronósticos, para que el fascismo pierda el próximo 28 de octubre y no sea gobierno.
NO A BOLSONARO
FUERA EL FASCISMO DE NUESTRAMÉRICA
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.