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Solidaridad con los trabajadores de SIDOR

No a la represión

Fuentes: Rebelión

  Los trabajadores de SIDOR, en el marco de una larguísima y pacífica discusión de Contrato Colectivo, en la cual la empresa no ha ofertado ni siquiera una fracción respetable de lo aspirado por los trabajadores para recuperar su nivel de vida y condiciones de trabajo, decidieron entrar en situación de conflicto desde hace varios […]

  Los trabajadores de SIDOR, en el marco de una larguísima y pacífica discusión de Contrato Colectivo, en la cual la empresa no ha ofertado ni siquiera una fracción respetable de lo aspirado por los trabajadores para recuperar su nivel de vida y condiciones de trabajo, decidieron entrar en situación de conflicto desde hace varios días, situación que ha originado varios paros de horas de duración.

  Como resultado, el Ministerio del Trabajo ha entrado en la escena como mediador de las discusiones, pero haciendo propuestas que claramente lo sitúan del lado de los patronos, como lo es el arbitraje (que le quita la potestad al sindicato de ejercer acciones de lucha) y el referéndum para consultar la última propuesta salarial de la patronal (que pasa por encima de la dirigencia legítimamente elegida y pretende consultar sólo la parte patronal).

  Esta última propuesta del Ministerio del Trabajo y la patronal pretendió imponerse, por lo que el viernes 14 los trabajadores decidieron tomar los portones y las vías de acceso para impedir lo que a su juicio es una imposición patronal.

  La respuesta de esta acción de legítima defensa de la independencia sindical y clasista de los trabajadores, la Guardia nacional, actuando en equipo con la policía del estado Bolívar, arremetieron brutalmente contra los trabajadores, dejando como saldo 53 detenidos y 13 heridos, varios de ellos de gravedad.

  La Unidad Socialista de los Trabajadores (UST) rechaza enérgicamente la represión de la cual han sido objeto los trabajadores de SIDOR, la cual no tiene ningún justificativo y dista mucho de la actitud que debe tener un gobierno que se dice revolucionario. No es la primera represión que sufren los trabajadores bajo el Gobierno de Chávez. Solamente el año pasado los trabajadores petroleros sufrieron la represión de la Guardia Nacional y la Reserva en el Zulia (caso de los taladros) y en Anzoátegui (discusión de Contrato Colectivo), además de los trabajadores de Sanitarios Maracay (autopista regional del centro) y empleados públicos (oficinas del Ministerio del Trabajo).

  Como vemos, parece ser una constante del Gobierno el responder con balas, lacrimógenas, peinillas y detenciones a las protestas laborales que los trabajadores realizan con derecho ante la negativa de los patronos públicos y privados de satisfacer las reivindicaciones levantadas ante la caída del nivel de vida de las familias trabajadoras.

  Exigimos la libertad de los detenidos y el cese a la persecución de los solicitados, ya que los trabajadores y líderes sindicales no son ningunos delincuentes. Basta de querer criminalizar la protesta laboral y social. Históricamente los trabajadores hemos avanzado en las conquistas laborales y sociales, incorporadas en las leyes nacionales e internacionales, haciendo uso del derecho a huelga y a la protesta. De hecho, el derecho internacional a la huelga no es un derecho otorgado dadivosa o misericordiosamente por los gobiernos burgueses, sino que ha sido conquistado por la clase trabajadora producto de luchas a veces sangrientas, que han costado la vida, detención, persecución y escarnio de muchos trabajadores, mártires de la lucha revolucionaria por un mundo mejor.

  Existen numerosos heridos con distintos grados de gravedad, con una secuela de angustia en sus hogares y daños físicos, psicológicos y morales a su integridad personal que deben ser indemnizados. El gobierno nacional y regional debe hacerse a cargo de los cuidados médicos de estos compañeros, en las mejores condiciones. Pero, además, debe resarcirse el daño moral y psicológico del cual puedan estar afectados.

  Esta agresión debe castigarse. No debe permitirse que se sienta un precedente que afecte la integridad de los trabajadores. Exigimos el castigo a los culpables materiales de la agresión y destitución de los responsables políticos, los ministros del trabajo, del interior y justicia, de defensa y la renuncia del gobernador de Bolívar. Esta actitud agresiva contra los trabajadores no es cónsona con una autoridad que se dice ser revolucionaria. Atentar contra los trabajadores y sus justas reivindicaciones sociales y democráticas es atentar contra el mismo proceso revolucionario y sus autores no merecen llamarse revolucionarios y detentar cargo público alguno.

  La discusión del Contrato Colectivo de SIDOR, en el cual no sólo de discute aumento salarial, sino también las formas de calcular las incidencias salariales, la tercerización sufrida por el 71% de los trabajadores que laboran bajo contratas y las mismas relaciones de trabajo esclavizantes, demuestran una vez más que SIDOR debe ser nacionalizada. Pero no premiando al patrono con una jugosa indemnización. Ya han sacado con creces grandes ganancias producto de la explotación de los trabajadores y los altos precios internacionales del acero. Nacionalización sin indemnización y bajo el control de sus trabajadores debe ser la exigencia que unifique la lucha de los trabajadores de SIDOR y de quienes los apoyen, porque va en defensa de nuestra soberanía y de la calidad de vida de los trabajadores.

  La lucha de los trabajadores de SIDOR debe ser entendida como la lucha de todos los trabajadores del país, ya que su resultado (triunfo o derrota) va a incidir en las futuras luchas de los demás trabajadores. Los trabajadores venezolanos necesitamos que los sidoristas triunfen. Es parte de una lucha nacional por mejorar la calidad de vida de los trabajadores y nuestras familias, de profundizar el proceso revolucionario colocando a la clase trabajadora a la vanguardia del proceso. Es por ello que se hace necesario un Gran Encuentro Nacional de Trabajadores, de los movimientos Popular, Campesino y Estudiantil que defina un plan de luchas y una plataforma política que proponga como ejes la lucha por un plan económico de los trabajadores y por la estrategia de un gobierno de los trabajadores sin burgueses, burócratas y corruptos.