Desde el pasado miércoles, una matriz de opinión se ha impuesto desde políticos, medios de comunicación y personas en las redes sociales, acusando a voceros gubernamentales de «mentirosos» porque se afirmó que diferentes centros de salud construidos por el gobierno bolivariano en los barrios y sectores populares (conocidos como CDI o Centros de Diagnóstico […]
Es una matriz de opinión desdeñable, que intenta minimizar o hacer pasar debajo de la mesa lamentables realidad: en los hechos violentos del pasado lunes, ocurridos luego de que Henrique Capriles Radonski llamara a cacelorear y protestar exigiendo un reconteo de votos, murieron 8 personas en diferentes lugares del país.
Cacerolear un CDI… ¿algo trivial?
No es lo mismo cacerolear desde un balcón, en una plaza o cacerolear un banco (como se ha hecho en Argentina, Grecia o Chipre), que cacerolear un centro de salud en el que hay médicos y pacientes en recuperación. Y mucho menos si ese centro de salud se dedica a atender a los más pobres.
La Limonera, Baruta, estado Miranda |
Es entonces donde ocurre lo incomprensible: antichavistas y gente de clase media y media-alta van a cacerolear un centro de salud, en este caso el CDI de Piedra Azul, La Limonera, el pasado lunes. La gente de La Limonera obviamente acude a defenderlo. Es una de las pocas cosas que consideran suyas, es donde muchas se han curado o donde les han salvado la vida. En su interior hay médicos cubanos y probablemente hay pacientes y personas siendo tratadas o en recuperación, pues los CDI tienen quirófanos.
Foto enviada por @gustaherrera1 del acoso de opositores al CDI de Piedra Azul y vecinos revolucionarios que acudieron a defenderlo. |
Esa es la razón por la que gente de La Limonera y otros sectores populares salieron a defender su CDI: porque, para ellos, significa muchísimo más de lo que podría significar para alguien del este una clínica privada. Y su defensa costó dos vidas: las de José Luis Ponce y Rosiris Reyes Rangel, ambos de 45 años.
Aquí dos fotos del sepelio:
Esta es una entrevista a sus familiares:
Además: durante el sepelio, fueron capaces de dispararle desde los edificios a la marcha fúnebre durante el traslado del cuerpo sin vida de José Luis Ponce, de 45 años, fallecido el lunes. Isaac Lozano, mostrado abajo, resultó herido en la clavícula.
Creemos que las razones para el cacerolazo iban mucho más allá del reconteo de votos solicitado por Capriles. Si esa fuera la causa, la gente cacerolearía en sus casas o en alguna sede del CNE. Pero cacerolear las instalaciones dedicadas a darle servicio a los más humildes, sólo demuestra un profundo odio a quien es diferente de ti. La discriminación va más allá del color de piel: tiene que ver con el origen y el estrato social.
Racismo y discriminación por estrato social
La situación se parece mucho a la que vivieron los afroamericanos en el sur de los Estados Unidos en los años sesenta del siglo XX, cuando, liderados por Martin Luther King y otros luchadores sociales, así como organizaciones de defensa de derechos civiles como la NAACP, batallaron para abolir el principio de «separados pero iguales» que regía en ese momento: los negros no podían usar los mismos asientos en los autobuses que los blancos, no podían usar los mismos baños, los mismos sitios de comida, ni las mismas escuelas y universidades. En la mayoría de los restaurantes, el baño para blancos tenía todas las comunidades mientras que el baño para negros era poco más que un pozo séptico. Las escuelas para blancos eran de gran calidad, tenían mayor presupuesto y mejores instalaciones.
«Mezclar razas es comunismo», dicen los carteles. Cualquier parecido con nuestra realidad es pura coincidencia. |
Cambiar esta situación fue difícil: los blancos se oponían a que sus hijos estudiaran junto a niños negros. En Little Rock, Arkansas, la junta escolar decidió integrar las escuelas de negros y blancos en 1957, pero el gobernador se opuso y llamó a la Guardia Nacional para impedir que los niños negros ingresaran a las escuelas de blancos. Finalmente, el presidente estadounidense de aquel entonces ordenó a la GN replegarse y le ordenó al Ejército proteger a los niños y permitirles entrar a la escuela.
A pesar de la protección del Estado norteamericano, las cosas no fueron fáciles para los estudiantes del sur estadounidense: «Los estudiantes pudieron asistir al instituto, aunque para esto debieron pasar por una muralla de blancos insultándolos y escupiéndoles el primer día de clases y el resto del año tuvieron que soportar el hostigamiento continuo de sus compañeros». Ni mencionar la actitud de grupos extremistas como el Klu Klux Klan.
Blancos insultado a estudiantes negros en Little Rock, Estados Unidos, en 1957 |
A una situación similar se enfrentan los camaradas de La Limonera: rodeados por gente de clase media-alta que los ve como invasores, como ilegítimos y que los quiere fuera de allí.
Sin embargo, el odio ni siquiera tiene razones para existir: La gente de clase media-alta van a sus costosas clínicas privadas; los de La Limonera van a su Barrio Adentro, a su CDI y a hospitales públicos. Los primeros usan escuelas privadas, los segundos van a liceos y escuelas bolivarianas. Es una situación «separados pero iguales» de facto, con la diferencia de que el Estado venezolano no está afectando a la gente de clase media-alta. Nadie está obligando a niños de clase alta de Baruta a sentarse a estudiar junto a niños de una barriada.
¿Y si fuera al revés? ¿Si el pueblo caceroleara clínicas privadas?
Créannos, que nosotros los venezolanos, seamos pobres o ricos, tendríamos razones de sobra para protestar contra las clínicas privadas: sus costos son abusivos, nos hacen esperar horas mientras los seguros médicos aprueban el ingreso de nuestros familiares (aún tratándose de emergencias en las que peligre la vida), no aceptan a quien no puedan pagar y realizan cargos abusivos con el fin de consumir los seguros rápidamente.
Esto lo puntualizo porque, mientras que un CDI nunca rechazaría a nadie de clase media-alta, las clínicas en cambio sí rechazan a las personas de clase baja. Los pobres sí que tendrían razones para atacar las instalaciones de quienes jamás los aceptarían, pero no lo hacen ni lo harán. No entiendo entonces por qué los ricos sí tienen que cacerolear y atacar instalaciones que ellos mismos nunca saben si mañana les podría salvar las vidas.
A pesar de estos y otros problemas, ningún chavista ha pensado alguna vez hacer un cacerolazo a una clínica privada, no porque sus dueños no lo merezcan, sino porque en una clínica privada hay pacientes, hay gente recuperándose y hay médicos echándole pichón por salvar vidas. Ir a cacerolear un sitio de salud, sea público o privado, no tiene otro nombre sino fascismo.
Hay otra diferencia a nivel de infraestructura: si un grupo de chavistas acudiésemos a cacerolear y atacar clínicas, seríamos grabados por todos los sistemas de seguridad que ellas poseen (cámaras y dispositivos que graban las 24 horas del día). De inmediato apareceríamos en Globovisión y en medios internacionales, causándose un efecto psicológico inmediato en la población. De inmediato los agresores seríamos repudiados por la comunidad nacional e internacional, y de seguro ya estaríamos en prisión.
En cambio, los CDI y los módulos de Barrio Adentro, en su mayoría, no tienen esos dispositivos. No pueden grabar a quienes los atacan. Si no había alguien grabándolos con un celular, no hay forma de mostrar los ataques. Por ello, a pesar de lo grave y fascista de esta acción, no hay nadie preso.
Sin embargo, a medida que las víctimas son contactadas por diferentes medios de comunicación, comienzan a aparecer las pruebas de que los ataques sí ocurrieron, fueron graves y no deberían repetirse nunca más.
El CDI de Palo Verde (Caracas)
Personas se alarmaron mucho cuando, la noche del martes, vieron fuego cerca del CDI de Palo Verde. En la oscuridad, sólo podía verse fuego en el CDI o cerca de él, y muchos empezaron a tuitear que el CDI estaba en llamas. Era de noche, había mucha tensión, los vecinos estaban caceroleando este martes de nuevo y el día anterior habían prendido fuego en las calles, habían incendiado las sedes del Partido PSUV (el partido de Chávez y Maduro) en Anzoátegui, Barinas y Táchira. Además, todos recordaban lo ocurrido la noche anterior en el CDI de La Limonera, en los hechos en los que había fallecido José Luis Ponce.
De allí que algunos vecinos de la zona, alarmados, comenzaron a escribir que estaban quemando el CDI y pidieron ayuda urgente a través de las redes sociales de Internet.
Foto: SIBCI |
Finalmente llegaron los bomberos y pudo verse que lo que ardía en llamas era el monte adyacente al CDI, que puede verse en la parte central izquierda de la foto arriba presentada. También llegaron grupos afectos al chavismo y se quedaron en la noche protegiendo el CDI. Los bomberos combatieron el incendio.
El origen del fuego, según contaron Betsy Camacho y Maryira Angulo, vecinas del sector 5 del barrio José Felix Rivas y activistas comunitarias en el consejo comunal Alí Primera, fue con bombas incendiarias desde la parte trasera del CDI. «Las vecinas pudieron ver como las bombas surcaban en espacio en medio de la oscuridad, ya que esa noche se registró un apagón que se prolongó hasta el día siguiente», explicaron a periodistas de la página web del Sibci.
«Por fortuna las bombas reventaron sobre un muro de contención que protege la estructura del centro de salud, pués de lo contrario se pudo haber causado una explosión», contaron las vecinas al Sibci. «En la parte trasera de la edificación se almacenan las bombonas de oxígeno que son inflamables. Desde el mismo lunes los vecinos de distintos sectores del barrio José Félix Rivas se movilizaron para enfrentar los ataques. Todos se encuentran en alerta, especialmente a la hora de los cacerolazos».
Ese fue el segundo día de ataques. El día anterior, el CDI fue atacado con tres bombas incendiarias. Camacho y Angulo explican que los artefactos inflamables fueron lanzadas desde la parte alta del edificio Residencias Don Giovanni, adyacente al complejo comunitario ubicado al final de la calle 10, y provocaron un incendio en una carpintería que forma parte de las actividades productivas del núcleo endógeno. Asimismo causó la destrucción de una plantación de hortalizas, que también forma parte de las tareas productivas que se desarrollan en el lugar.
El CDI de La Vaquera (Guarenas)
El ataque sólo causó la destrucción de una ventana y una mesa, pero insistimos: un grupo de 20o 30 o 50 personas caceroleando un CDI ya de por sí es una agresión. Estas son fotos capturadas por la gente del SIBCI:
Imagen de «CDI en llamas» que opositores han distribuido en las redes sociales de Internet |
Fallecidos
- José Luis Ponce Ordóñez (45 años, La Limonera, Baruta, estado Miranda)
- Rosiris Reyes (45 años, La Limonera, Baruta, estado Miranda)
- Luis Eduardo García Polanco (24 años, Maracaibo, estado Zulia)
- Henry Rangel La Rosa (San Cristóbal, estado Táchira)
- Keler Enrique Guevara (estado Táchira)
- Ender José Bastardo Ágreda, 21 años (Cumanacoa, estado Sucre)
- Rey David Sánchez (menor de edad, Maracaibo, estado Zulia)
- Jonathan Hernández Acosta (Maracaibo, estado Zulia)