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«No hecho por esclavos»: una economía política laica del capitalismo ético

Fuentes: Sin permiso

Los académicos tienden a discutir el capitalismo y la esclavitud a través de la contribución de la esclavitud a la inversión de capital que hizo posible la industrialización [1], de las innovaciones de crédito a largo plazo y seguridad, de las hipotecas que permitió el comercio de esclavos [2] o de las culturas de capitalismo industrial que emergieron de la disciplina del trabajo esclavo [3].

Los historiadores también han usado las culturas del capitalismo industrial para explicar el ascenso del sentimiento abolicionista en la Era de las Revoluciones.[4] Pero, ¿qué pasa con el abolicionismo allá donde la industrialización no se estaba dando, en partes de África Occidental, por ejemplo? ¿Por qué actores alrededor del Mundo Atlántico pudieron enmarcar sus objeciones a la esclavitud en forma de abstención, boicots y sanciones comerciales? ¿Y por qué algunos de quienes se oponían al comercio de esclavos y al trabajo esclavizado vieron el consumo como una solución, una forma de activismo que puede resultar familiar a los compradores de café de comercio justo, o de ropa de origen ético o huevos de corral?[5]

En mi nuevo libro, Not Made By Slaves: Ethical Capitalism in the Age of Abolition (Hardvard UP, 2020), veo cómo la revolución de consumo del siglo XVIII conformó la manera en la que los abolicionistas alrededor del Mundo Atlántico se implicaron en el problema de la esclavitud. Enfocando tanto el lado de la oferta como el de la demanda, el libro atiende al desarrollo de las prácticas cotidianas del negocio «ético» con fines a socavar el comercio atlántico de esclavos y, después, el trabajo esclavizado.

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