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Ensayo sobre el maldito parné

No lo hemos podido evitar

Fuentes: Rebelión

María de la O, que desgraciaita gitana tu eres teniéndolo tó. …Maldito parné que por su culpita dejaste al gitano que fue tu querer. (Valverde, León y Quiroga) Cuenta José Luis Sampedro, en sus conversaciones con Carlos Taibo ( La Catarata, 2006), que allá por el año 1959, en pleno Plan de Estabilización, bajó la renta […]

María de la O, que desgraciaita
gitana tu eres teniéndolo tó.


Maldito parné que por su culpita
dejaste al gitano que fue tu querer.

(Valverde, León y Quiroga)

Cuenta José Luis Sampedro, en sus conversaciones con Carlos Taibo ( La Catarata, 2006), que allá por el año 1959, en pleno Plan de Estabilización, bajó la renta nacional lo que no impìdió que los bancos, a pesar de la crisis, siguieran ganando. Un periodista preguntó a un banquero del Banco Español de Crédito: «Pero bueno don Pablo, ¿cómo es posible que cuando el país produce menos los bancos, en cambio, ganen más?» Don Pablo Garnica, con la verdad más honesta, respondió candorosamente: «No hemos podido evitarlo».

O sea, que más allá de la avaricia con la que uno se imagina a los banqueros o a los inversores en Bolsa, estilo Madoff, lo que existen son mecanismos e instituciones, que hacen que ganen los de siempre, por eso la distribución de la renta está cada vez más concentrada en unos cuantos, mientras la miseria cunde por el planeta (225 de esos magnates tienen tanto como el 40% de toda la población, unas 2.500 millones de personas)

Veamos qué es el dinero y cómo sale de la manga con tanta facilidad

En el principio

El trueque es muy interesante, pero de alcance limitado. Tengo que buscar a quién le interesa lo que a mí me sobra y ponerme de acuerdo en el intercambio. Y esto es muy complejo. Por ejemplo, si existiesen 2000 objetos a permutar, el número de combinaciones posibles sería de dos millones (si 50, las combinaciones serían de 1.225) . Hoy, a través de internet, puede aumentarse el trueque y otras formas de reciprocidad, gestionándolo desde la proximidad.

Por eso se inventó el dinero, que algunos consideran como unos de los grandes inventos de la humanidad ( y otros como instrumento del diablo que «inspira un amor que es la raíz de todos los males». Maldito parné)

Al principio, allá desde el siglo VII a.d.n.e, era un metal precioso acuñado, denominado moneda. El oro y la plata eran los mejores candidatos a convertirse en monedas por su aceptación general y su perdurabilidad. El valor simbólico de la moneda equivalía al valor real del metal fundido

La facultad de crear dinero era, normalmente, del soberano, que pronto se dio cuenta que podían obtener ingresos con rebajar la ley de las monedas y acuñar con menos cantidad de oro de lo que la moneda llevaba acuñada como valor. Esto dio lugar a dos fenómenos: uno el conocido como ley de Gresham, según la cual la moneda mala desplaza a la buena, el otro la aparición, también por razones de facilidad, del papel-moneda, o dinero fiduciario. Es decir dinero basado en la fiducia, nombre antiguo de la confianza. Esta confianza no era «por la cara», sino que estaba sustentada en lo que hasta la Segunda Guerra Mundial se llamaría «el patrón oro», es decir la promesa del soberano de canjear ese papel sin valor real (solo simbólico) por oro a instancias de su poseedor. Pero a lo largo de la historia más de una vez al soberano, o al estado, se le iba la mano, y no podía respaldar mediante reservas metálicas el papel moneda emitido. Se decía entonces que se había abandonado el patrón oro.

Esta facultad exclusiva del soberano se llamaba «señoreaje» y le permitía ingresos más fáciles socialmente hablando que con los impuestos, porque por acuñar un papel que no valía nada obtenía el importe de lo impreso en él. Por eso solía írsele la mano. A este dinero se le llamaba y se le llama dinero legal.

¿Y que pasó con la confianza?. En 1944, los acuerdos de Bretton Woods terminaron con el patrón oro anterior pero lo sustituyeron por uno nuevo en virtud del cual el Gobierno americano se comprometía a cambiar dólares por oro, a un precio fijado de antemano. No en vano disponían en esos momentos del 80% de todo el mineral de oro del mundo. Pero pasó lo de siempre, se endeudaron tanto y tuvieron que emitir tantos dólares que en 1971 abandonaron ese patrón y desde entonces no hay respaldo en metálico. Con lo que una deuda exigible (el derecho a que la moneda fuese canjeada por oro) se convirtió en otra no exigible por haber perdido el derecho a la convertibilidad.

La confianza se traslada entonces a la percepción del público de que el dólar será lo suficientemente «fuerte» como para que en todas partes sea aceptado en sus respectivas funciones.


 ¿Qué funciones cumple el dinero? 

El dinero cumple tres funciones:

unidad de cuenta: consiste en traducir kilos, metros, etc a euros y así facilitar la comparación de los valores de cambio y el intercambio de los objetos,

medio de pago: ya lo hemos visto, que supera las dificultades del puro trueque, en sociedades complejas,

depósito de valor: permite ahorrar y guardar para el día de mañana, en poco o nulo espacio.

Todo aquello que cumpla estas funciones es considerado «dinero». 

Otros creadores de dinero:dinero bancario 

A partir de cierto momento (hace muchos años) los banqueros descubrieron que los depósitos de la gente en sus cajas fuertes no eran reclamados inmediatamente. Y que las corrientes de ingresos y pagos diarios permitían, en circunstancias normales, no tener porqué tener depositados en esas cajas todos los caudales que les habían encomendado a su custodia.

Por ello inventaron prestar a otros este dinero ajeno » sobrante».

Necesitaban que el Estado dictara unas reglas del juego que se lo permitieran. Y también lo consiguieron.

De modo que ahora están obligados solo a dejar en caja el 10% (o menos) de todos los depósitos, el resto lo pueden convertir en deuda, prestando dinero ajeno. No siempre ha sido así, por ejemplo en los años 70 el coeficiente de caja era del orden del 30%.

La mecánica que ocurre es la siguiente: yo deposito hoy 100 en «mi» banco (da igual la moneda); «mi» banco deja 10 a buen recaudo y los 90 restante te los presta a tí. Tú vas a tu banco y, de momento los depositas, o si se los paga a otros es el otro el que va a «su» banco, da lo mismo. El caso es que de los 90 que han sido recibidos como préstamo, el otro banco se queda con 9 a buen recaudo y presta los 81 restantes y así sucesivamente, hasta agotarse la serie.

¿ Cuánto dinero han prestado a partir de mis 100 unidades primeras?. Se sabe, y para los que recuerden el bachiller, es la suma de los términos de una progresión geométrica de razón menor que 1

( Suma = al primer préstamo dividido por 1 menos la razón que es 0.9. La cuenta es: S= 90/1-0.9 = 900)

Luego por cada 100 € que cualquiera deposite un día cualquiera ellos, los bancos, prestan 900.

Dos conclusiones se desprenden de esto: una, que a mí me dan un interés por tener el «dinerito» en el banco, digamos que el 3%, a ti y a los demás deudores le cobran el 5%, ahí ya ganan, se dice que ese es su negocio. Pero lo que la gente no sabe es que ellos pagan por 100 y cobran por 900!!, menudo chollo. No pueden evitarlo.

La otra conclusión es que el préstamo que te dan es dinero, o sea que los bancos crean dinero, y esa facultad llamada señoreaje ha sido, también, privatizada. Daly, un prestigiosos economista americano, dice con mucha intención que mientras a «los falsificadores se les envía a prisión por fabricarlo, el sistema de bancos privados puede crearlo de la nada y prestarlo con interés»

Por tanto ya no es el Estado el único que crea dinero, son también los bancos. La diferencia es que el dinero de curso legal son billetes o monedas y el dinero bancario son apuntes contables.

Estas lógicas son iguales para los macro como para los microcréditos, que sulen presentarse como socialmente beneficiosos.

Por eso tienen que tener «engañados» a las gentes, porque si todos vamos el mismo día al Banco a sacar nuestros ahorros, nos encontraremos que no tienen dinero más que para unos pocos, y hacen el «corralito». es decir cierran ventanillas y no pueden pagar. Es el pánico bancario.

Si solamente existiesen estas dos formas de dinero, la proporción de dinero en circulación sería del orden del 10% de dinero legal y 90% de dinero bancario

Pero la cosa no queda aquí. Hay un tercer actor en escena: las grandes empresas multinacionales también crean dinero. Es el bautizado por José Manuel Naredo como dinero financiero.

 ¿Cómo se fabrica? Parecido a los bancos.

Una multinacional amplía capital, por ejemplo, emitiendo unos documentos llamados acciones. Los coloca en el mercado (a través de la bolsa normalmente) y al venderlos se encuentra en su banco un apunte en el que le ingresan ese «dinero». El que ha comprado las acciones tiene ocasión de venderlas de nuevo con ganancia y lo hace, y así sucesivamente. Con esos apuntes contables uno, a su vez, puede comprar un chalet o tierras, o lo que sea. Aunque es dinero ficticio o virtual, mientras encuentra a alguien que adquiera los papeles en cuestión la bola (o la burbuja) sigue andando y creciendo. 

El dinero financiero virtual, los derivados y la crisis

Pero como el asunto les iba bien a los especuladores, es decir a aquellos que meramente compraban y vendía papel con ganancias, y las reglas desreguladora del capital se lo permitían, inventaron los «derivados». Si un banco te ha dado una hipoteca, el banco antes conservaba el documento e iba recibiendo cada mes tu parte de pago ( de capital e intereses). Pero dijeron, vendamos este documento en el mercado y colocaron tu deuda, con ganancias, en manos de otra persona, que a su vez encontró a quién volver a vendérselo con ganancia y así sucesivamente y así la bola crecía ( y la burbuja) ¿Porqué había compradores? Porque esas operaciones pueden proporcionar mucho más beneficio, más rápido y más cómodo que invertido en empresas productivas.

Según dice Juan Torres (La crisis financiera,2009) «se calcula que la economía financiera ( los derivados y los mercados bursátiles de acciones, bonos, etc.) podrían movilizar cada día unos 5,5 billones de $, mientras que el PIB -producto interior bruto- diario sería de unos 0.15 billones (35 veces menos)», en todo el mundo. Y según el Banco Mundial y el de Basilea, en 2007, los derivados alcanzaron la portentosa cifra de 600 billones (millones de millones) de dólares.

 Con los derivados el banco ganaba por partida triple: ganaba en la venta, trasladaba el riesgo de la hipoteca al comprador del título derivado y recuperaba efectivo para volver a crear dinero bancario. Y más burbuja.

 Hubiese pasado de cualquier forma, pero ocurrió que como la voracidad del capital era tan grande, hasta los planes de pensiones privados los pusieron a operar en bolsa y servían para comprar y vender con ganancia estos documentos ( que estaban actuando como dinero) Y empezaron a hacer hipotecas a personas totalmente insolventes ( que se sabía que era imposible que pagaran el día de mañana) y también a dar hipotecas por encima de los valores reales del piso. Todo lo mezclaron ( lo bueno y lo malo, eran las hipotecas subprime) y se pusieron a vender y otros a comprar… ! qué locura!, pero el asunto funcionaba, y la bola ( o la burbuja o la pirámide) crecía y crecía.

Esa es la razón de que hubiese dinero para tanta urbanización, para tanto convenio urbanístico, para tanta corrupción. Había una liquidez fabulosa.

Y como dice Oscar Carpintero (Economía, poder y megaproyectos, 2009) » en la medida que se expanden estas formas de creación de dinero ( dinero bancario y financiero), mayor será la concentración y apropiación privada del ingreso de la riqueza colectiva». No hay que olvidar que el dinero legal representan menos del 10% del total de la masa monetaria en circulación.

Pero el tinglado estaba en tenguerengue, y cuando alguien se dio cuenta que aquellos papeles no valían ya nada, porque la gente no podía pagar las hipotecas, se reculó y la bola de nieve se deshizo en días. Explotó la burbuja y se pulverizó la confianza, y en ello estamos.

Para darse una idea del desastre, en el episodio del crash del 29, que fue de menor cuantía, se tardó 10 años en recuperar la producción real.

Una nueva pregunta ¿cómo es que los magnates se han dejado engañar por un tipo como Madoff?. De nuevo Juan Torres lo explica con claridad: esta gran estafa se ha llevado a cabo por tres medios: uno, a través de los gurús de las finanzas, economistas muy bien pagados que han estado predicando la estabilidad intrínseca de los mercados, mediante modelos matemáticos que mostraban (no han demostrado nada) que las probabilidades de que, por ejemplo, las bolsas cayeran como lo hicieron en agosto de1998 era de una entre 500.000 posibilidades! ; dos, a través de las empresas de calificación de riesgos que han ocultado sistemática y deliberadamente la magnitud del riesgo, así » de todas las emisiones calificadas en EEUU a lo largo de 2007, el 62% obtuvieron la mejor nota posible», después vino el derrumbe, y tres, el silencio de las autoridades cuando sabían perfectamente el riesgo que se estaba acumulando.

 Y otra pregunta impertinente ¿de dónde sale todo este dinero de pronto para rescatar a los bancos y empresas multinacionales de sus tropelías?. Téngase en cuenta que Madoff ha estafado «sólo» 65.000 millones de dólares y «los pagos efectuados hasta ahora en EEUU, por parte de los contribuyentes, para rescatar a los amos de Wall Street han sido por más de 2,5 billones de dólares», según denunciaba Frank Rich, en el NYT, el pasado 12 de julio.

Este periodista lo ha dicho: de los contribuyentes: a través de un mayor endeudamiento de la economía nacional con el exterior ( más deuda a las generaciones futuras), de la emisión de papel -moneda ( solo en los tres últimos meses de 2008 la Reserva Federal americana ordenó imprimir 600.000 millones de dólares nuevos) con la consiguiente presión inflacionaria y, por último, directamente de los propios ciudadanos en forma de más impuestos o de menos gastos sociales.

El panorama es, pues el siguiente, los bancos y grandes empresas, en las épocas buenas se inflan de ganar dinero, de acrecentar su poder de compra y saquear al personal y a la biosfera: privatización de beneficios; y cuando irremediablemente vienen las crisis, las pérdidas vuelven a pagarlas los ciudadanos: socialización de pérdidas.

 El diagnóstico del historiador americano J. Gora es explicable. Dice, » mientras nuestra historia actual se nos aparece llena de medidas políticas estúpidas, de financieros codiciosos, charlatanes del libre mercado, ladrones de cuello blanco y políticos que cuidan de sus propios intereses, y mientras los bancos embargan las viviendas de millones de familias, los trabajadores pierden sus empleos y desaparecen los ahorros de toda una vida, entendemos por qué la carrera salvaje del forajido Dillinger fascinó de ese modo a Norteamérica en los años 30″

 El dinero es poder

 Ya hemos visto, el dinero está en manos de los bancos y de las multinacionales, porque el dinero legal es una pequeña parte del total. Esto explica que fruto de las fusiones de empresas, al día de hoy, las 500 mayores empresas del mundo dominen el 25 del PIB y el 50% del comercio mundial, y que en España » 1400 personas, un 0.0035% del total de la población, controlen las organizaciones esenciales de la economía española y una capitalización equivalente al 80.5% del PIB» ( J. Torres, o.c.). Y lo que ha sido muy importante para tener en calma al personal, los grandes medios de comunicación de masas (prensa, radio, televión, etc.) se han concentrado al punto de que solo siete grandes corporaciones dominan el panorama mundial, por lo que esto hace posible un grado de ocultamiento y mentiras sin precedentes.

Y poder es la facultad de influir en la creación de instituciones y leyes favorables ( de burlarlas y de rehacerlas en caso necesario) por medio de potentísmos grupos de presión sobre los políticos, denominados lobyes. Por ejemplo, han conseguido hacer legal a los parísos fiscales, centros de evasión fiscal, opacidad y mezcolanza de toda clase de dinero, el procedente de la venta de zapatillas con el de la venta de armas a países en conflicto. Una institución del capital en donde se prefieren mil dudas antes de una sola certeza: es el » no hay pruebas, si ha habido ni las habrá»

 Pero nada como el siguiente asunto doméstico explica el poder inmenso del dinero y de sus poseedores:

 De nuevo recurrimos al libro de Juan Torres, La crisis financiera, que dice así:

» Quién tiene dinero tiene poder. Poder de satisfacción y poder de decisión. Valga un ejemplo.

Según informaba la web EL CONFIDENCIAL, el 21 de septiembre de 2006

´ durante los años 1988 y 1989, el Santander manejó cerca de medio billón de pesetas de dinero negro que provenía de fuentes de financiación más o menos inconfesables… El Banco entregó al fisco información falsa de 9.566 operaciones por valor de 145.120 millones de pesetas. A tal efecto, no dudó en declarar como titulares a personas fallecidas, emigrantes no residentes, ancianos desvalidos, etc.

Como consecuencia del descubrimiento de estas irregularidades la acusación solicitó para el presidente del Santander, Emilio Botín, ´un total de 170 años de prisión y una multa de 7,6 billones de pesetas ( 46,2 millones de euros) y una responsabilidad civil de 14, 1 billones de pesetas ( 84,9 millones de euros), que es perjuicio causado a la hacienda Pública´.

Pues bien el diario el País informaba el 27 de mayo de 2008, que el ex ministro de economía Rodrigo Rato, para defenderse de las acusaciones de supuestos favores, presentó un escrito de la ex-Secretaria de Estado de Justicia y ahora Vicepresidenta, María Fernández de la Vega, el 25 de abril de 1996, por la ésta pidió que se cursaran instrucciones a la Abogacía del Estado para que no se dirigiera acción penal alguna contra la citada entidad bancaria. Gracias a lo cual su Presidente ni siquiera fue juzgado por esas actuaciones». Sin comentarios.

 Consecuencias sociales de todo esta crisis

 Según el Director general de la OIT, Juan Somavía, el número de desempleados en el mundo es de 190 millones de personas, en 2008, pues bien la crisis aumentaría en 51 millón durante 2009 y los trabajadores pobres

(aquellos que ganan menos de 2 euros al día) serán el 45% de la población activa, es decir 1.400 millones

 ¿Qué hacer?

Básicamente, controlar este inmenso poder en manos de los Bancos y grandes empresas, democratizar la economía y tener en cuenta los límites del planeta que ya se han superado, como dijimos en nuestro anterior trabajo sobre la necesidad del decrecimiento de los países del Norte rico.

 Para ello:

1º Es necesario que el señoreaje revierta en lo público con mucha más democracia: hay que recuperar un polo fuerte de banca pública y aumentar los coeficientes de caja hasta cerca del 100 por 100, o sea cerca de la negación del dinero bancario, y cambiar su lógica de funcionamiento. Esto implica la proliferación de bancas sin intereses, bancas éticas, trueque, dinero local, bancos del tiempo, etc.

Aquí es bueno recordar aquella advertencia de unos de los padres fundadores de Norteamérica, Thomas Jefferson, tercer Presidente USA

«Pienso que las entidades bancarias son más peligrosas para nuestras libertades que todos los ejércitos listos para el combate. Si el pueblo estadounidense permite un día que los bancos privados controlen su moneda, los bancos privados, y todas las entidades que florecerán en torno a ellos, privarán a los ciudadanos de lo que les pertenece, primero con la inflación y más tarde con la recesión, hasta que sus hijos se despierten, sin casa y sin techo, sobre la tierra que sus padres conquistaron.»

2º Igualmente a las multinacionales hay que controlarles, en principio, su capacidad de creación de dinero financiero, por medio de la desaparición de los paraísos fiscales, la disminución drástica de la especulación, la desaparición de los derivados, la modificación de funciones y poder de la Banca Central y el fomento de la inversión hacia actividades productivas. En última instancia, esas corporaciones que dominan el mundo deben desaparecer, y deben proliferar las empresas descentralizadas, soberanas, relocalizadas y cooperativas.

3º Las citadas actividades productivas han de reorientarse hacia la famosa sostenibilidad y finalidad social, por tanto hacia la economía solar, los bienes públicos y comunes y los servicios a la sociedad. Para ello es necesario, el decrecimiento en el Norte, la desconexión del Sur y el reparto del tiempo de trabajo socialmente necesario, compatible con la capacidad de carga del planeta y con la solidaridad con las generaciones futuras.

 Esto es una revolución, que como dice Castoriadis (Una sociedad a la deriva) no tiene por qué significar la toma violenta del poder, porque

» Revolución significa una transformación radical de las instituciones de la sociedad. Pero para que tal revolución exista, hace falta que haya cambios profundos en la organización psicosocial del hombre occidental,

hace falta que se abandone el imaginario capitalista de una expansión ilimitada »

 En ello estamos, hacia un horizonte utópico ecologista y anticapitalista: ecosocialista y libertario.