El ex presidente a su llegada a la sede del Sindicato de los Metalúrgicos de ABC, el pasado 9 de noviembre (Crédito de la imagen: João Pompeo, Brasil de Fato) Undía después de su salida de prisión, Lula da Silva se dirigió a varios miles de simpatizantes que habían acudido a la sede del Sindicato […]
Undía después de su salida de prisión, Lula da Silva se dirigió a varios miles de simpatizantes que habían acudido a la sede del Sindicato de los Metalúrgicos de ABC, su cuna política en la ciudad de São Bernardo do Campo, que habían acudido allí a presenciar su primer discurso en libertad.
Durante el discurso atacó las políticas del presidente Jair Bolsonaro y de su ministro de Economía, Paulo Guedes, señalando que habían causado el empobrecimiento del pueblo. También tuvo palabras para denunciar la brutal represión de derechos de la comunidad afrobrasileña, de las mujeres, de las personas LGTBI… e hizo un llamamiento a la gente a que se movilizase contra el desmantelamiento del país.
«Nadie puede arreglar este país si ustedes no tienen ganas de arreglarlo. No vale la pena tener miedo de las amenazas que él [Bolsonaro] hace en la tele, de que habrá paramilitares o que decretará un nuevo AI-5. Tenemos que tomar la siguiente decisión: hay 210 millones de habitantes en este país y no podemos permitir que la milicia [como son llamados los grupos paramilitares en Brasil] destruya el país que hemos construido».
«Lo que veo es que el pueblo se volvió más pobre, con menos salud, menos habitaciones, menos empleos. Más de 40 millones, el 50% de la población, gana R$ 413 [US$ 99] al mes. Sería importante que ellos pudieran hacer lo que ustedes hacen: mantener a su familia, pagar el transporte, ir al médico, comprar medicinas con R$ 413. No hay otra forma».
«Me gustaría saber porque a ese ciudadano que se jubiló muy joven le interesa quitarle el derecho a la jubilación al pueblo brasileño. Me gustaría saber porque a ese ciudadano que nunca recibió un sueldo mínimo le interesa congelar sueldos. (…) Están presentando un proyecto económico que empobrecerá cada vez más a la sociedad brasileña».
«Voy a repetir algo que les dije aquel día. Tenía claridad sobre lo que quería en la vida y lo que represento, y también la claridad de que mis verdugos están mintiendo. Por ello tomé la decisión de ir a la Policía Federal, podría haber ido a una embajada, a otro país, pero decidí entregarme para probar que Moro no era un juez sino un canalla. Necesitaba probar que Dallagnol no representa a la Fiscalía, que es una institución seria. Que él montó una pandilla con la fuerza tarea de la Operación Lava Jato. Que aquellos que hicieron la investigación, mintieron en todas sus palabras. Si yo hubiera dejado el país, sería un prófugo».
«Dudo que [Sérgio] Moro duerma con la misma conciencia tranquila con la que yo duermo. Dudo que [Deltan] Dallagnol duerma con la misma conciencia tranquila con la que duermo. Aún más, dudo que Bolsonaro duerma con la misma conciencia tranquila con la que duermo. Dudo que el ministro destructor de sueños, de empleos, de empresas públicas brasileñas, llamado [Paulo] Guedes, duerma con la misma conciencia tranquila con la que duermo. Quiero decirles: estoy de vuelta».
«Quiero construír ese país con la misma alegría que construimos cuando gobernamos. La única cosa de la que estoy seguro es que tengo más ganas de luchar que cuando salí de aquí».
«Debe haber una investigación seria para que sepamos quién mató a nuestra guerrera Marielle [Franco]».
«La única cosa que me anima a seguir es el hecho de haber comprobado que se puede gobernar para el pueblo. Que se puede ayudar a los pobres para que accedan a la universidad, a las escuelas técnicas. Hemos comprobado que en 12 años generamos 22 millones de empleos formales».
«Lo que queremos ahora es que el STF analice los habeas corpus y declare la nulidad de todos los procesos contra mi. Tenemos argumentos suficientes para probar que Moro mintió y lo digo sin rencor. Que son mentirosos. No por lo que ha divulgado el Intercept, sino por lo que escribieron. Solo hay una explicación para lo que hicieron en mi proceso, sacarme de la contienda electoral».
Edición elaborada con textos del discurso de Lula traducidos por Luiza Mançano (Brasil de Fato) y Alfredo Iglesias Diéguez (Rebelión).