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Norberg y «la globalización de las maravillas»

Fuentes: Globalizate

Existe actualmente en las redes liberales una campaña para que un documental realizado por Johan Norberg sea emitido en RTVE en el programa documentos TV. Dicho documental se titula « A favor de la globalización» (Globalisation is good). Johan Norberg es un escritor liberal sueco de 32 años que es referencia de muchos liberales en […]

Existe actualmente en las redes liberales una campaña para que un documental realizado por Johan Norberg sea emitido en RTVE en el programa documentos TV. Dicho documental se titula « A favor de la globalización» (Globalisation is good).

Johan Norberg es un escritor liberal sueco de 32 años que es referencia de muchos liberales en todo el mundo, también en España donde muchos de sus artículos son traducidos e incluso pronunció una conferencia en el Círculo de Empresarios de Madrid, a favor de la globalización.

He visto el documental y una cosa sí debo agradecerle a Norberg: su sinceridad. No disfraza la globalización como la mayoría de políticos, la llama por su nombre. Para Norberg la globalización es el capitalismo global sin más tapujos. Eso sí, en su documental hace malabarismos para defenderla, entra en fuertes contradicciones y errores, llama al movimiento antiglobalización «ignorante y peligroso» y en algunos casos miente directamente. El documental trata de ser una especie de «anti no-logo» de Naomi Klein.

El documental arranca con imágenes de manifestaciones del movimiento antiglobalización y la traducción al español de lo que Norberg dice es:»»Los manifestantes sostienen que la globalización genera pobreza, están equivocados, todos los países eran pobres (Nota del autor: ¿Todos?), ha sido en la época de la modernización cuando han empezado a librarse de la pobreza.» Sin citar la fuente de los datos, indica que en los últimos 50 años 3000 millones de personas han salido de la pobreza. «El capitalismo global podría hacer que todo el mundo fuera tan rico como Europa», añade Norbeg.

Para demostrarnos que aquellos países que han abierto sus puertas a la globalización han mejorado sus condiciones realiza un viaje a Taiwan, Vietnam y Kenia. En este punto deja una de sus frases mas llamativas: «Lejos de ser una amenaza para la humanidad el capitalismo global es su salvación».

En su viaje a Vietnam, admite sin ningún rubor que en las fábricas se explotaba y explota a los obreros y dice: «En los años 50, en estas primeras fábricas se explotaba al obrero, pero en esos tiempos todo lo que Taiwan podía ofrecer era mano de obra barata y muchas horas de trabajo.» Es decir, volvemos a la era pre-industrial, explotar a los obreros para crecer. Y continúa diciendo: «¿Afectaban las factorías al paisaje? Sí, pero no se opongan a ello, porque fue una etapa transitoria, pero normal de Taiwan hacia la riqueza?» Dicho de otra manera, ¿a quién le importa el medio?

Hace la siguiente atribución al movimiento antiglobalización: «Si éste hubiera existido cuando la industrialización de Taiwan habría protestado contra las fábricas y nos habría dicho que emplea mano de obra barata, sin duda, habrían organizado un boicot y tal vez, hubiera decidido no comprar productos hechos en Taiwan. Si muchos de Vds, hubieran hecho lo mismo Taiwan seguiría sumido en la pobreza». Esto, sin duda, es tergiversar la realidad. El movimiento altermundista no realiza boicots a productos de Kenia, ni a Etiopia, ni a Liberia, etc, y siguen siendo pobres. Lo que hace estar sumidos a muchos países en la pobreza son décadas de explotación de sus recursos, aniquilación de su forma de vida, cultura y ambiente para que occidente mantenga la hegemonía.

A continuación, hay dos frases del manual neoliberal:

«Una economía no regulada hace prosperar a las empresas y mejora el nivel de vida de la gente».

«La democracia es el efecto colateral de la globalización».

Según el autor, «la globalización lleva riqueza y libertad a todos, pero el movimiento antiglobalización sostiene que la recompensas es únicamente para las peligrosas multinacionales». Emprende entonces un viaje a Vietnam a una factoría de Nike para ver las condiciones de trabajo. Según Norberg, Nike es una contribuyente importante a la riqueza y a la libertad. Eso sí, según él, se explota al obrero. Como será la cosa que él mismo añade: «Yo no querría trabajar en una de estas fábricas, pero yo nunca he dicho que la globalización sea un camino de rosas».

Vuelve con la siguiente hipótesis. El movimiento antiglobalización pide que se boicotee a Nike y a McDonalds, si la gente lo hiciera, los trabajadores de Vietnam y Taiwan perderían su trabajo. En ambos casos, el movimiento (yo prefiero llamarlo altermudista) lo que denuncia es que la condiciones de trabajo impuestas en ambas empresas son lamentables y explotadoras (cosa que Norberg reconoce), que provocan daños al medio ambiente (Norber no lo cuenta) y, además, es más fácil que los trabajadores pierdan su trabajo porque la empresa se vaya a otro país que por un boicot. Norber mismo reconoce que «empresas a veces se van de los países, pero ya han cumplido su función en el desarrollo del país». Norberg tampoco explica lo que ocurre a los trabajadores de una multinacional en el país de origen, cuando esta decide deslocalizar y enviar su producción a un país donde puede pagar a sus empleados unos salarios muchos mas bajos.

El salario de las trabajadoras de Nike en Taiwan es de 45 euros mensuales. Norberg olvida preguntar a estas mujeres qué les parece que cada par de zapatillas Nike en Europa valen al menos su salario. Eso sé, según el presentante de Nike en la factoría, «la marca es uno de nuestros activos». Para dar imagen de una empresa que cumple los estándares de responsabilidad social corporativa, se muestra un aula de formación y unos jardines donde los trabajadores pueden esparcirse («Es una forma de expresar nuestra gratitud a nuestros obreros», portavoz de Nike). Muy diferente este lugar a las factorías de Bangladesh o India que nos contó Naomi Klein en «No logo». Lástima que Norberg no fuera antes de que se hundiese una factoría de textiles en Bangladesh y que matá a 80 trabajadores hace unos meses para ver en qué condiciones estaba la fábrica y en la que a día de hoy no se han pagado indemnizaciones a los supervivientes y a las familias de las víctimas. En esa factoría según diversas ONGs, compraban productos empresas como Zara o H&M.

Posteriormente, el responsable de Nike comenta que la fábrica no se desmantela para buscar mano de obra aún más barata porque el aumento en los salarios de las trabajadoras aumenta su productividad. Entonces, ¿por qué no mantienen sus fábricas en EEUU? Pagando bien a sus trabajadores allí, la productividad sería grande y tendría muchos beneficios. Pero no, obtiene muchísimos mas beneficios pagando 45 euros al mes en Vietnam.

En contraste, Kenia «se cerré a la globalización», «los granjeros son pobres porque no tienen derecho a la propiedad», «África ha sido sometida al socialismo, la ley de las bandas, la corrupción, la burocracia y el proteccionismo». Falso. ¿Cuantos países socialistas hay en África? ¿No ha sido África uno de los continentes mas globalizados por el colonialismo? ¿Fue provocada la corrupción por los colonizadores y organismos como el FMI ? ¿A dónde ha ido a parar la riqueza de estos países?

La siguiente parte es la más contradictoria del documental, critica los subsidios europeos a sus agricultores que arruinan a los africanos. Pone el ejemplo de que Kenia se ha convertido en uno de los países que más exporta flores, pero no puede exportar otros productos por los aranceles europeos. A la vez, aquí es donde encontramos una de la mayores contradicciones del documental de Norberg, por un lado, se no dice que los promotores del capitalismo global son a la vez los más proteccionistas y, por otro lado, que deben seguir globalizando. Es decir, una globalización capitalista a la medida de sus intereses.

Norberg concluye que «el capitalismo global podría poner fin a la pobreza. Así, lo ha demostrado donde ha tenido oportunidad en Europa, Norteamérica y el este de Asia». Aún en el supuesto de que se levantaran todas las barreras comerciales mundiales y se pudiera comerciar entre Argentina y Kenia, entre Canadá y Sudáfrica, entre India e Inglaterra, etc, cualquier producto habría que mover estas mercancías, por tierra, mar o aire, consumir más y más petróleo, más efecto invernadero y aumentar el consumismo para que el comercio fuera rentable.

Además, según un último estudio del Instituto de Desarrollo Global y Medio Ambiente de la Universidad de Tufts los beneficios en un escenario «realista» de resultados asociados a la Ronda Doha, el modelo que estima los «beneficios» derivados de las negociaciones comerciales, arroja un resultado muy descorazonador. Las ganancias per cápita para el conjunto de países en desarrollo son verdaderamente de risa: 3.13 dólares al año (los países ricos obtienen 79 dólares por persona en este escenario). Es decir, la liberalización del comercio, solo beneficia a los más ricos.

Para finalizar, ¿Se imaginan a 12000 millones de personas consumiendo alimentos, materias primas y energía al nivel que lo hacen los habitantes de EEUU? Por supuesto, el capitalismo sabe que esto es insostenible por eso las grandes potencias mantienen y agrandan las diferencias con el Tercer Mundo. Norberg no nos explica nada sobre desarrollo sostenible, pero reconozcamos que el documental hace un gran favor a las multinacionales.