Las medidas anunciadas por el gobierno cubano ayer respecto al uso y circulación del USD en Cuba son el último de una serie de esfuerzos por enfrentar los serios problemas que la economía cubana afronta. Medidas anteriores relacionadas al USD incluyen (a) el reemplazo de la moneda americana que circulaba por moneda cubana convertible, (b) […]
Las medidas anunciadas por el gobierno cubano ayer respecto al uso y circulación del USD en Cuba son el último de una serie de esfuerzos por enfrentar los serios problemas que la economía cubana afronta. Medidas anteriores relacionadas al USD incluyen (a) el reemplazo de la moneda americana que circulaba por moneda cubana convertible, (b) el reemplazo del USD el año pasado en las transacciones entre empresas cubanas y la restricción de éstas a pesos cubanos convertibles, y (c) el cierre temporal en mayo de las tiendas en dólares y la subida de precios de los artículos al consumidor que se vendían en dólares en un 10 a 30%. La última decisión fue la de eliminar el dólar de la circulación al determinar que sólo se puede comprar con dinero cubano convertible. Medida que empezará a aplicarse el 8 de noviembre, pagándose un 10% de impuesto en la conversión (bajando de esta manera el valor en Cuba del dólar estadounidense en relación a otras monedas fuertes). Este impuesto refleja el riesgo que corre Cuba en las transacciones internacionales en dólares por la interferencia de Estados Unidos.
Los factores económicos básicos que están en el origen de esta medida incluyen el aumento del costo del petróleo (que probablemente es significativamente superior al que proyectó el presupuesto público cubano), el declive del dólar respecto del Euro y otras monedas fuertes, los continuos problemas en la producción y precios del azúcar y el significativo daño hecho a la economía cubana como resultado de los huracanes. Estos factores específicamente económicos crean un gran problema en lo que se refiere a la capacidad de Cuba para importar bienes necesarios. El problema inmediato y más serio, sin embargo, es el efecto de las medidas gubernamentales adoptadas por Bush para destruir la economía cubana.
Ninguna acción emprendida por el gobierno cubano se entiende fuera del contexto de los esfuerzos del gobierno americano para acabar de una vez por todas con la Revolución cubana. Mientras los intentos para anular esta ‘afrenta ‘ a la hegemonía americana en el hemisferio ha sido una política continua de gobiernos americanos desde el comienzo de la revolución, ningún gobierno de Estados Unidos ha perseguido esta meta de una manera tan tenaz como el gobierno de Bush y ha declarado públicamente su intención de lograrlo (sin tener en cuenta los efectos que pueda tener sobre el pueblo cubano)
En el contexto de un continuado bloqueo de los Estados Unidos, de la vigencia del Ley Helms-Burton, etcétera, el gobierno de los Estados Unidos anunció restricciones a las visitas de los cubanos residentes en Estados Unidos a sus familias en Cuba y restricciones en el envío de dinero a sus familiares desde los Estados Unidos. Ambas medidas amenazaron con disminuir de manera significativa el flujo de dólares estadounidenses hacia Cuba y estas medidas fueron el contexto para la respuesta que dio Cuba en mayo incrementando los precios de los artículos importados. Mientras estas restricciones en Estados Unidos han sido muy publicitadas ( y son fuente de malestar entre los cubanos residentes en Estados Unidos), ellas son parte de un paquete más grande de medidas que incluye la multa de 100 millones de dólares que tuvo lugar en mayo, por parte de la Reserva Federal de los Estados Unidos, contra el Banco más grande de Suiza (USB) por transferir dólares a Cuba; el establecimiento de una fuerza de tarea para restringir el flujo de moneda extranjera hacia Cuba y el operativo de esta semana en SERCUBA que incluyó el congelamiento de su capital en Estados Unidos. SERCUBA es una compañía que ha facilitado la transferencia electrónica de fondos por parte de residentes en los Estados Unidos a cubanos. El propósito del gobierno de Bush es muy claro: «Estamos aislando financieramente a SERCUBA para hacer más difícil al régimen cubano obtener las divisas que usa para oprimir a su propia gente y para mantener a su gobierno» explicó Juan Carlos Zárate, oficial estadounidense del Departamento del Tesoro el lunes 25 de octubre.
La nueva respuesta de Cuba es dramática. Tendrá efectos a largo plazo en la vida cotidiana de los cubanos y la decisión de adoptarlas revela que el gobierno cubano analiza como muy seria la situación. Remover el dólar de su uso en las transacciones de los consumidores con las empresas es consistente con los patrones de sus medidas previas: la necesidad de economizar los dólares y canalizar esos dólares recibidos exclusivamente hacia las transacciones internacionales; tiene mucho sentido, entonces, en este aspecto, sustituir el dólar por el peso cubano convertible (que ya había estado sirviendo como substituto en las transacciones internas conjuntamente con el dólar), pero que no tenía valor fuera de Cuba. Lo más probable es que el dólar continuará circulando en la economía doméstica pero el 10% de impuesto que se deberá pagar al cambiarlo a peso convertible después del 8 de noviembre (y la posibilidad de que este impuesto pueda ser incrementado posteriormente) debe llevar a un desplazamiento significativo del dólar de la situación doméstica y su reemplazo por el peso covertible. El resultado de esta respuesta es la concentración de dólares estadounidenses donde son más necesarios para la economía cubana. Este proceso de cambio de dólar a peso cubano convertible va a ser especialmente crítico en el período anterior al 8 de noviembre.
¿Cuál será el efecto de las nuevas medidas de Cuba en los cubanos? En este punto sólo podemos intentar hacer algunas inferencias razonables. Mientras el asunto del peso convertible se percibe más en el intercambio de bienes con el extranjero, en la medida en que el peso convertible es requerido para todas las compras de las empresas del Estado cubano, el peso convertible debe ir sustituyendo al dólar en todas las transacciones y operaciones bancarias. Aunque el dólar no está prohibido. Cómo mencionamos anteriormente, es muy probable que permanezca en circulación en las transacciones personales y en las compras ilegales (por ejemplo, las que están relacionadas con artículos robados); en la medida en que la confianza en el peso convertible crece debe surgir una relación estable en su uso (el impuesto al dólar debería promover esto). De esta manera, si todo permanece igual, la medida debe resultar exitosa para establecer un nuevo balance en el futuro. Sin, embargo, la reacción inmediata de esta transición del dólar al peso convertible puede ser de incertidumbre y confusión. Esta será menor en la medida en que el gobierno cubano tenga éxito en convencer a la gente de que el peso convertible funcionará como depósito de valor.
Para la mayoría de los cubanos será una fuente de confianza el que ellos puedan convertir el peso nacional al peso convertible como lo han hecho en el pasado a la tasa de cambio que exista en los agro-mercado (y en tasas parecidas). Para aquellos cubanos que reciben envíos regulares de dólares de familiares en el extranjero es muy probable que las restricciones de los Estados Unidos y las nuevas medidas del gobierno cubano de restringir y poner un impuesto al dólar (y la promoción de que los envíos se hagan en otra moneda que no sea el dólar) llevarán a un cambio significativo en los envíos que tenderán a hacerse en otras monedas fuertes, por ejemplo, el dólar canadiense. Y esto incrementará la dificultad de monitoreo del gobierno de los Estados Unidos.
Aquellos cubanos que serán afectados de manera más negativa serán aquellos que han acumulado grandes cantidades de dólares por actividades ilegales. Ellos estarán renuentes a cambiarlos por temor a ser descubiertos. Aquellos que no quieran llevar sus reservas de dólares a los bancos para convertirlos y que no sean capaces de lavarlos sufrirán una pérdida del 10% en dólares a partir del 8 de noviembre. En este sentido hay una obvia oportunidad para monitorear actividades ilegales, tanto en términos de artículos de la economía informal que se nutre de propiedad estatal robada, como también para controlar la interferencia de gobiernos extranjeros.
La transición a una nueva situación estable puede que no llegue fácilmente y hay muchas oportunidades para la incertidumbre y perturbaciones, tanto en el plano interno como en el externo como resultado del impacto de las nuevas medidas. Por esta razones importante enfatizar el asunto del tiempo. El aceleramiento de las medidas de Bush en contra de Cuba reflejan en parte su intención de ganar los votos electorales de la Florida, el tiempo de las medidas implementadas por Cuba (y los efectos a corto plazo de éstas) pueden de igual manera reflejar los efectos destructivos de las políticas de Bush hacia todos los ciudadanos de los Estados Unidos (pero especialmente hacia los cubanos residentes en los Estados Unidos).
Finalmente, aunque las nuevas medidas monetarias de Cuba puedan resolver la crisis económica inmediata que Cuba enfrenta, mientras la política de los Estados Unidos continúe de la misma manera, estas nuevas medidas, por sí mismas, pueden hacer poco por resolver los serios problemas mencionados más arriba. Es más, cada cubano sabe que la reelección de Bush promoverá una mayor aceleración del ataque contra la revolución cubana.
26 de octubre 2004