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«Nuestra ignorancia ha sido planificada con sabiduría»

Fuentes: Argos Is-Internacional

Tras un seguimiento de todo lo que se viene publicando en Aporrea sobre el referéndum, he recopilado varios textos que reflejan distintos aspectos y puntos de vista tanto sobre los probables caminos que tiene la oposición para intentar sacar partido del referéndum; bien sea por su victoria en las urnas (mediante fraude), o bien, creando […]

Tras un seguimiento de todo lo que se viene publicando en Aporrea sobre el referéndum, he recopilado varios textos que reflejan distintos aspectos y puntos de vista tanto sobre los probables caminos que tiene la oposición para intentar sacar partido del referéndum; bien sea por su victoria en las urnas (mediante fraude), o bien, creando una situación confusa que permita lanzar todas sus baterías mediáticas contra Chávez y propiciar una anulación de los resultados o una intervención a través de la OEA.

Creo necesario recopilar en un único texto sugeridos por estas aportaciones y con ello reflejar con la mayor exactitud posible la problemática que cada uno de los contendientes tiene por delante, a la manera de los entrenadores de los estados mayores de dos ejércitos a punto de enfrentarse respectivamente que examinan los puntos fuertes y débiles del equipo contrario para preparar su estrategia. Puede ser que peque por repetición o que las conclusiones finales no aporten muchas novedades, pero quiero contribuir con mi granito de arena aunque sólo sea a arañar un par de votos más contra el revocatorio.

Empiezo por situar el marco general en el que me voy a mover, colocando de inicio dos afirmaciones, a modo de teoremas. En primer lugar, no habiendo una figura que aglutine atrás de sí a la oposición, para colocarla como alternativa a Chávez, lo que le permitiría influir sobre los indecisos con mayor efectividad, hoy por hoy se puede plantear la lucha en los términos en que la ha puesto Chávez.

«O Bush o yo»

Es decir, frente a Chávez lo que existe es una pléyade de políticos ya suficientemente conocidos por el pueblo venezolano, enfrentados entre sí y con un historial político y unos intereses económicos que permiten saber casi con certeza lo que harían si toman el poder.Pero – y ya volveré sobre esto – la carencia de un líder carismático la suplen con la relativa autoridad de que se revisten a causa del poder económico que detentan que, si lógicamente no infunde cariño y adhesión, como el carisma, si infunde respeto y miedo a ciertos sectores de ciudadanos que encuentran mucha dificultad para desprenderse de la secular obediencia a las jerarquías sociales.

Sentado esto, no voy a perder el tiempo especulando sobre las figuras que se estarían preparando para asaltar el poder, ni sobre sus particulares maniobras o intrigas. El enemigo principal es Bush (en cuanto encarnación de todo lo que se prepara y dirige desde Washington) y la mayor atención hay que prestarla a las maniobras que prepara la CIA, tanto para intentar crear un clima de terror, de inseguridad e inestabilidad ligados a la continuidad de Chávez, (maniobras militares, declaraciones amenazadoras, etc.) como para intentar alterar los resultados del referéndum.

En segundo lugar, hay que evitar que se distraiga al pueblo de lo esencial, que tiene que ser, votar NO masivamente, y este «masivamente» significa que hay que echar toda la carne en el asador para rebañar votos por todas partes, sin dejarse influenciar por encuestas que dan la victoria ni triunfalismos demagógicos.

No basta con ganar, hay que hacerlo por goleada. Centrarse en aumentar el número de votantes entre la población pobre y en alentar a los ciudadanos a votar tiene que tener una prioridad absoluta. Cuanto mayor sea el número de votos ratificando a Chávez, menor será el margen de maniobra que tendrá Bush y sus serviles medios venezolanos y mundiales para maniobrar en contra del resultado.

La guerra de las encuestas no es nuestra guerra. Tanto las que nos beneficien como las que nos perjudiquen. Las que nos benefician pueden llevar a algunos a bajar la guardia, confiarse y no acudir a votar, las que nos perjudican pueden meter el miedo en el cuerpo, otro medio para bajar la guardia.

A tenor de todo esto me voy a permitir hacer algunas consideraciones críticas que me han sugerido estos textos que han ido apareciendo en Aporrea.

Las organizaciones marxistas: Las organizaciones que se sitúan a la izquierda (básicamente las organizaciones de orientación marxista), aun apoyando a Chávez y el proceso que no quieren asumir que sea revolucionario, acusan al gobierno de haber permitido una y otra vez que la oposición tome aliento tras cada fracaso, no tomando medidas más duras contra ella, que podría haber hecho dentro de la legalidad constitucional. En sus proclamas finales, parece que impulsan a las organizaciones populares y sindicatos a forzar al gobierno a ir mas lejos en el proceso, incluso expropiando a los empresarios que prácticamente están descargando su ira sobre las espaldas de los trabajadores.

Esto parece poner el carro delante de los caballos por las siguientes razones: Está mas que constatado que ni Chávez ni una buena parte de los que le apoyan tienen en mente una revolución socialista con la expropiación de los medios de producción y la puesta en marcha de una economía centralizada. La mayor parte de la población hasta ahora marginada no cuestiona el capitalismo ahora. Quiere mejores oportunidades para vivir, formar una familia (hay que tener en cuenta la media de edad de la mayoría de la población), tener un trabajo, una vivienda digna, una cobertura sanitaria y la posibilidad de llevar a sus hijos a la escuela.

Cito como ejemplo: Sería interesante hacer una encuesta para descubrir cuantos son los buhoneros afectos a Chávez que aspiran a dejar de serlo. Claro está que los trabajadores que sienten la explotación diaria dentro del centro de trabajo piensan de otra manera, pero la caída de la burocracia sindical (la CTV) aún no está del todo consolidada y el proceso de maduración de la conciencia obrera requiere su tiempo, mientras que el referéndum (al que hay que ver como una cuestión de vida o muerte) está a menos de dos meses.

Es obvio que la continuidad de Chávez garantiza todas estas libertades democráticas que tan necesarias le son a ese proceso de maduración, sobre todo para irse desprendiendo de los nuevos y viejos demagogos obreros que tanto daño han hecho y están haciendo al movimiento obrero en todas las partes del mundo que, además (y esto hay que tenerlo bien en cuenta), han surgido y se han impuesto como líderes en el caldo de cultivo de la democracia burguesa, no participativa.

Ahí tenemos como ejemplo la central mexicana, la argentina, la brasileña, o los grandes aparatos que controlan el movimiento sindical en todos los países de Europa, firmantes de todos los acuerdos que los empresarios y políticos les ponen por delante, que no persiguen otro objetivo que el de abaratar la mano de obra y aumentar la precariedad laboral, como medio para mantener alta la tasa de ganancia.

En suma: a mi modo de ver, la lucha por el socialismo pasa ahora en Venezuela por volcarse a defender la continuidad de Chávez al frente del gobierno, no porque Chávez pueda acabar inclinándose por él, sino porque garantiza las libertades de asociación, reunión y difusión de ideas que ahora se tienen. Y como esa democracia tiene un apoyo popular mucho mayor que la idea del socialismo, hay que colocar su defensa en primerísimo plano cuando se encuentra amenazada en un plazo de pocas semanas.

La especulación sobre las encuestas: Ni las encuestas nos pueden distraer ni la especulación sobre la desorganización y debilidad de la oposición, carente de un líder y un programa atractivo para el pueblo. Más arriba ya apunté los peligros que presenta la extensión de esa especulación. Porque no solo engañan las empresas contratadas para hacer las encuestas, pagadas por quienes quieren que salga lo que les interesa, sino que también engañan los ciudadanos a los encuestadores, como se ha comprobado mil veces en las elecciones que regularmente se celebran en los países llamados democráticos, donde las encuestas no son otra cosa que un juego para distraer a los ciudadanos de lo esencial: que los candidatos no pasan de ser los mismos perros con collares diferentes. Aquí se ventila mucho más. La trascendencia que tiene este referéndum no admite maniobras de distracción.

¿Un «chavismo sin Chávez»?

En otros textos se apunta el dilema que se le presenta a Bush: El cerco mediático, por intenso y persistente que sea no puede impedir lo que se mete por los ojos en la calle: Los logros de la revolución en materia de sanidad, educación, etc. Se apunta a un cambio de estrategia que ese si que puede ser peligroso: Lanzar la idea de un «chavismo sin Chávez».

Veamos más de cerca lo que podría ser su «fundamento» y los puntales en los que se apoyaría: El ideal sería una figura no ligadas a los políticos corruptos de todos conocidos,una figura nueva que se presenta con este discurso: Hay que normalizar la vida ciudadana, no podemos estar en la calle todos los días ni mantener una permanente confrontación entre pobres y ricos. Admitidos los avances sociales durante este gobierno, se trata de seguir adelante con otro talante más conciliador, sobre todo de cara a los EEUU, que, entre otras cosas es el primer consumidor de nuestro petróleo.

Nada hay que objetarle a la Constitución bolivariana, que reconocemos como una de las más progresistas del mundo. Vamos a seguir el proceso pero sin tanto mitin, sin tanta palabrería seudorevolucionaria, a través de los órganos del Estado, que para eso están. No se duda de las buenas intenciones de Chávez, pero le pierde su fogosidad, su falta de diplomacia, que sólo le granjea enemigos, allí donde no necesitamos tenerlos. Se consigue más con un talante dialogante y conciliador que con ataques virulentos a gobiernos con los que tenemos que tener relaciones, queramos o no. A este discurso se apuntaría con toda seguridad la jerarquía eclesiástica encabezado por Baltasar Porras. Ya conocemos todos su discurso. «La humildad cristiana, el pecado de la soberbia.»

La cuestión de encontrar esta figura no presenta mucha dificultad. Llegada una situación límite, la burguesía siempre ha encontrado su hombre. Abundan los ejemplos que nos proporciona la historia. De la nada salió «Suárez»para salvar la monarquía y estabilizar la situación política cuando nadie sabía como salir del atasco en la España de 1976. Y, caído Suárez, la Casa Blanca y la socialdemocracia alemana, al al timón, ya tenían preparada la figura de «Felipe González» para rematar la faena empezada por Suárez. Los mismos que también encontraron a un «Mario Soares» para Portugal y una «Violeta Chamorro» para Nicaragua, donde uno de sus triunfos residía en ser del sexo femenino. Y no faltó un Kirchner para una Argentina convulsionada, que con infinita paciencia logra mantener al país dentro de la órbita de Bush, esperando que la evolución de la economía le permita dar un golpe de mano contra todas aquellas fuerzas que se despertaron y mantienen aún la bandera de lucha. De igual manera, en Brasil consiguieron domesticar a todo un líder sindical de verbo caliente para ponerlo al frente con la seguridad de que no corrían riesgo alguno. Forman legión las figuras que podríamos citar en esta relación.

¿Qué es lo que les permite vencer en estas jugadas? Sencillamente, las debilidades humanas. Principalmente, como ya dije más arriba, la fuerza que tiene la concepción jerárquica de la sociedad, presente en la mente de la mayoría de la población en cualquier país del mundo. El estudiante a estudiar, el obrero a trabajar, el político a gobernar, etc. conforman para millones de seres humanos una sociedad normal. Esto por un lado, por el otro, la cuestión de los modales, de las «buenas maneras». Esto tiene una importancia mucho mayor de la que se le da generalmente y es un arma muy poderosa en manos de aquellos a quienes los pobres consideran como superiores por estar en un estatus social elevado, a los que tienden a considerar también superiores en cultura y educación.

Grande es en Venezuela el crecimiento de las organizaciones populares y la participación del pueblo en actividades que nunca creyó que participaría. Pero este proceso de empezar a cuestionar las jerarquías sociales y pasar a juzgar a las personas por sus valores morales e inteligencia natural es lentísimo (es tan fuerte esa concepción jerárquica, que yo conozco muchos luchadores anarquistas y comunistas con muchas horas de formación en su haber, que no han conseguido romperla) y el «chavismo sin Chávez» puede encontrar más audiencia de lo que se piensa.

Un barómetro de esta situación lo encontramos en la cantidad de lectores de cada articulo de Aporrea según sea el tipo de información o análisis de que trata. Un estudio de este dato nos deja ver algo más sobre las preferencias de los lectores, de los que hay que suponer, tratándose de Aporrea, que la mayoría de ellos participan en el proceso. Encontraremos menos lectores en los artículos de análisis (de los que si son largos, tampoco sabemos si han llegado al final) y más lectores, con gran diferencia, cuando avanzamos hacia lo más llamativo, como pueden ser las criticas irónicas o sarcásticas que sacan a relucir las miserias de figuras conocidas de la oposición, (periodistas, políticos, empresarios…) por su proyección social o su aparición frecuente en la televisión.

Frente a esto, hay que hacer un trabajo educativo, haciendo ver que no es Chávez el que estorba, sino precisamente lo que él ha desatado. Que de lo que se trata esencialmente para Bush (en cuanto símbolo de la clase dominante, que es como lo estoy colocando en este trabajo) es de interrumpir ese proceso de participación del pueblo en lo que nunca participó. Que Chávez, con su mismo carácter y modos de tratar estuviese de su lado, no habría ningún problema en aceptarlo y aplaudirlo, como hace con el payaso de Berlusconi. Que por lo tanto, un «chavismo sin Chávez» es una entelequia, un imposible, que las misiones continuarían, pero integrándose en la burocracia estatal, sin participación del pueblo, lo que conduciría a su desnaturalización, integrándolos en planes normales de estudios y de asistencia social deshumanizada, como la que tenemos en todos los países «desarrollados», acabando por apropiarse la burguesía del fruto de las misiones en forma de mayores beneficios por la mejor cualificación de los explotados.

El hecho de que a la larga, el proceso revolucionario llegue a poder continuar su andadura sin necesidad de un líder carismático es otra cuestión que en nada interfiere con la actual necesidad de defender la continuidad de Chávez en el poder. En este momento, quitarle Chávez al pueblo es lo mismo que quitarle a unos polluelos que están en un nido a sus padres, cuando, aunque creciditos, aún no han dado el paso de lanzarse a volar. Hay que tener esto bien presente y mantener la guardia alta contra cualquier maniobra de este tipo que saque de entre las piedras alguna figura, conocida o no, que aparezca con algún discurso parecido al que he expuesto más atrás.

Puede aparecer hasta como un radical que va a ir más lejos y más deprisa que Chávez. Cuando murió Franco, había varias corrientes dentro de Partido socialista,y hubo una intensa lucha en el Congreso de Suresnes. Pero tanto la CIA como el partido socialdemócrata alemán sabían lo que necesitaba en aquel momento el pueblo español y dejaron con un palmo de narices al ala mas moderada (que también era la más culta, diplomática, pulida y educada) poniendo al frente del partido a un jovenzuelo radical, con nula experiencia política, que prometía llevar España al socialismo. Lo pusieron porque iba a decirle al pueblo lo que el pueblo quería oír. Lo pusieron demostrando con ello un conocimiento de la sicología de las masas que para sí quisieran algunos productores de marketing.

La cuestión de los modelos. Hay algunos analistas que intentan comparar otras intervenciones de los EEUU en Latinoamérica para descubrir cual sería la estrategia a seguir en este caso de Venezuela. También lo considero una cuestión secundaria, que no puede apartarnos de lo esencial, que es, como ya he dicho varias veces, ganar por goleada el referéndum. En principio un Chile parece imposible. Muchos creen que, encarrilado el proceso por los cauces democráticos, la batalla se va a dar en el terreno del enemigo, recordando Nicaragua y las manipulaciones que llevaron a Bush a la presidencia.

El caso de Nicaragua no es comparable. Para ganar Violeta, tuvo que destruir a través de los «contras» la infraestructura del país e incluso minarle los puertos.De un lado, la revolución nicaragüense no podía acelerar el proceso por su carencia de medios económicos, algo que no siempre tiene en cuenta el pueblo que quiere salir de la miseria cuanto antes, del otro el tamaño del país le permitió hacerle mucho daño con un puñado de mercenarios, además de obligar al gobierno a desviar recursos para armamento y a mantener en pie de guerra a la juventud que forma la fuerza productiva del país. De Nicaragua pueden extraer la jugada de poner, como dije antes, precisamente una mujer para enfrentar a Ortega. Y poco más.

Para finalizar: Es un nuevo atolladero para Bush, pero sea cual sea la estrategia que adopte, lo tendrá tanto más difícil cuantas más papeletas con el NO al revocatorio aparezcan en las urnas. Y a los impacientes, paciencia: Una vez que se ha elegido el camino.