La ruta que conecta el aeropuerto internacional de Rió de Janeiro con la ciudad, inmediatamente nos devela la hermosa ciudad carioca. También es lo que nos quiere mostrar un gobierno «petista» que se jacta de sus avances sociales y que con murallas al costado de la carretera quiere invisibilizar a las favelas del mundo entero, […]
La ruta que conecta el aeropuerto internacional de Rió de Janeiro con la ciudad, inmediatamente nos devela la hermosa ciudad carioca. También es lo que nos quiere mostrar un gobierno «petista» que se jacta de sus avances sociales y que con murallas al costado de la carretera quiere invisibilizar a las favelas del mundo entero, por ser una de las expresiones más profundas de las desigualdades en Brasil.
El país de de la «zamba» y el «fútbol», se ha visto cruzado desde el mes de junio de 2013 por importantes movilizaciones en contra de la copa del mundo. Más que el mundial en sí, el país futbolero por excelencia ha protestado contra la estratosférica inversión en infraestructura en los próximos eventos deportivos en el país, en desmedro como siempre de los sectores populares quienes han visto como se ha elevado el costo de la vida, siendo el ejemplo más concreto el alza del transporte público.
De la mano de las movilizaciones, no se demoró un instante en aparecer en escena la policía militarizada al servicio del gobierno y el empresariado, reprimiendo brutalmente las movilizaciones en el país más grande de nuestra América Latina. Los gritos de «la copa, la copa, la copa nos aburrió, yo quiero mi dinero en salud y educación» han despertado a un pueblo alegre y rebelde por naturaleza. El gigante pulmón verde de la América Morena, ha entrado en un estado de alerta de movilizaciones, abierto por un nuevo ciclo de luchas populares en el país. Al igual que la primavera árabe, el movimiento estudiantil chileno o los indignados de España en el año 2011, en Brasil se ha iniciado un nuevo flujo en las luchas, que emplaza a las organizaciones anticapitalistas a ser protagonistas del nuevo escenario político y social imperante.
En ese contexto, entre los días 20 y 24 de Enero de 2014, se realizó el primer campamento de la juventud anticapitalista de Brasil. En Niteroit, ciudad «dormitorio» de Río de Janeiro y conectada con por un puente de 13 kilómetros, más de 800 jóvenes de distintos estado de Brasil se dieron cita en tan importante encuentro. Más de 30 colectivos de la juventud anticapitalista brasileña, tres de carácter nacional, han dado un salto gigante al romper con la atomización tan recurrente y han llevado a la práctica la tan manoseada «unidad anticapitalista» sólo desde lo discursivo. Estos colectivos ya unificados, ya iniciaron el camino de ponerse a la altura del nuevo contexto brasileño y marcan un ejemplo digno de replicar en las más diversas latitudes.
La Universidad Federal de Fluminense fue la que albergo a la juventud anticapitalista, que durante 5 días se aglutinó entre la fraternidad revolucionaria, la formación política, la deliberación colectiva y actividades culturales de esparcimiento. El campamento partió oficialmente el día 21 a «primera hora» con una emocionante «mística», que recordaría a los asesinados por el estado represor en Brasil en diferentes etapas y también abordó la discriminación sexual y de género entre otras cosas. Una mística con más de 800 jóvenes se convirtió en la mejor forma de dar comienzo a lo que se convertiría en el exitoso campamento de la juventud anticapitalista.
Diversos foros cruzaron el campamento como «la explosión de las luchas de la juventud en el mundo». Reuniones temáticas y por sector de lucha particular se realizaron continuamente. La lucha feminista tuvo un espacio fundamental en el campamento y se escuchaba con fuerza la consigna «te cuidas, te cuidas, te cuidas del machista… América Latina será toda feminista«. El profundo compromiso de acabar con el patriarcado y su potenciador el capitalismo, se respiraba en cada rincón del campamento
Al ser un campamento autogestionado, la juventud anticapitalista se organizó a través de brigadas. Las brigadas de forma rotativas se hicieron cargo de la limpieza, ornamentación, seguridad, alimentación y de todas aquellas cosas que permitieron el buen funcionamiento del espacio colectivo.
Las fiestas culturales nocturnas fueron un espacio de relajo para las intensas jornadas de trabajo. Fiestas temáticas de mujeres o LGTB rompiendo contra la heteronormatividad, fueron la tónica de la noche. No puedo dejar pasar por alto en esta nota el término de la última fiesta del campamento, la que terminó casi al clarear del sol, con cientos de anticapitalistas en la piscina de la universidad.
La última actividad del campamento fue su plenaria. En esa instancia se vislumbraban avances concretos para la lucha de la juventud anticapitalista brasileña. En el plenario se aprobó un importante manifiesto para la nueva organización y se discutió acaloradamente el nuevo nombre del colectivo.
«Retomada», «Juventud Anticapitalista», «Enfrente» y «RUA» fueron alguno de los 10 nombres propuestos para la nueva organización. El día anterior las y los propulsores de los distintos nombres realizaron una presentación artística para fortalecer su opción. También en el plenario se dieron un par de minutos para la defensa política de cada nombre antes de las votaciones. Por un estrecho margen triunfo la opción de «RUA» -la que también contó con mi voto-, pero por ser una mayoría relativa se decidió hacer una nueva votación a través de la red que pueda contar con la participación de algunos colectivos que no pudieron llegar al campamento.
También se revistió de estructura la nueva orgánica, definiendo los diversos espacios de lucha como «las movilizaciones por la copa del mundo», «movimiento estudiantil universitario y secundario», «mujeres», «LGTB», «negras y negros», «cultura popular y favela», «campo y ecología» y «anti-prohibicionismo». Se establecieron coordinaciones colectivas por cada frente y un cronograma de movilizaciones para el año 2014.
El campamento también sirvió para fortalecer la integración revolucionaria latinoamericana. Entre la juventud anticapitalista brasileña y las delegaciones internacionales que estábamos presentes, acordamos fortalecer nuestras relaciones de hermandad a través de un trabajo en conjunto sistemático. El impulso de una revista conjunta en portugués-español con énfasis en la juventud y América Latina, fortalecer los canales de comunicación y la realización del primer campamento de la juventud latinoamericana para enero de 2015 tentativamente en el sur de Brasil, son algunos de los avances importantes que nos dejó el campamento. La profunda convicción colectiva que «nuestro norte es el sur», nos hará avanzar en la construcción de una América Latina libre y popular.
Hace más de 500 años los invasores españoles y portugueses no sólo nos saquearon nuestros principales recursos naturales y quisieron erradicar nuestra identidad cultural, sino que también nos dejaron como herencia sus lenguas. Aunque gran parte de los países latinoamericanos tenemos un idioma distinto al de Brasil, nuestra fluida comunicación es solucionable a través del buen «portuñol». Por eso la revolución latinoamericana será transmitida en «portuñol». Creo que hubo un gran acuerdo sobre eso en el campamento.
Marco Álvarez, militante del Movimiento «Libres del Sur» de Chile