Vivimos en un país rico con un pueblo pobre El Brasil es rico, posee un territorio gigantesco de más de ocho millones quinientos mil kilómetros cuadrados, inmensas reservas y recursos naturales que provocan la envidia de otros países. Produce café, soja, cacao y exporta automóviles, aviones, mineral de hierro y tiene las más grandes reservas […]
Vivimos en un país rico con un pueblo pobre
El Brasil es rico, posee un territorio gigantesco de más de ocho millones quinientos mil kilómetros cuadrados, inmensas reservas y recursos naturales que provocan la envidia de otros países. Produce café, soja, cacao y exporta automóviles, aviones, mineral de hierro y tiene las más grandes reservas del planeta de niobio, un metal especial. Mientras otros países sufren por la falta de agua, el Brasil todavía se da el lujo de desperdiciarla. A pesar de la irresponsable deforestación nuestras selvas son todavía enormes. Produce grandes cantidades de leche, de carne bovina, de pollos y de cereales que se exportan por millones de toneladas.
Por otra parte, Brasil es uno de los países del mundo con mayores desigualdades: todavía hay 55 millones de brasileños viviendo en condiciones precarias, 18,7 millones sobreviven con ingresos inferiores a ¼ del salario mínimo, 94,3% de los brasileños con 900 reales por mes y cada 15 segundos es agredida una mujer.
Una realidad impuesta por un modelo económico que funciona como si existiesen dos países diferentes en un mismo territorio: un país muy pequeño y muy rico y otro grande y muy pobre. Solo que el país muy rico para mantenerse como tal depende de que el país pobre le transfiera, especialmente a través de los mercados y de la sobreexplotación laboral, la mayor parte de lo que producen sus habitantes, de manera que puedan seguir siendo ricos y puedan mantener su alto patrón de vida. Con el agravante de que siendo una economía muy grande y dependiente del capital extranjero, el proceso de concentración de capital y de riqueza es mayor a lo que se suman las enormes remesas de capital al exterior.
Esta es la razón estructural – ya que a pesar de ser la 8ava economía mundial en volumen y riquezas – por la que estamos en el puesto 72 en lo referente a las condiciones promedio de vida de la población y en cuarto lugar entre las peores sociedades del mundo en cuanto a desigualdad social. El 10% más rico del Brasil se apropia del 75% de la riqueza del país y de acuerdo con los datos del Censo Agropecuario apenas 46 mil personas son dueñas de la mitad de las tierras del país. La minoría rica tiene un nivel de vida equivalente al de los países en los que el producto per cápita en mucho más alto que el de Brasil.
Cambiar para que todo permanezca como estaba…
Para superar esta realidad tenemos que superar el modelo económico consolidado durante el período iniciado con la revolución del 64. Desde entonces gobierna el país un modelo económico capitalista y dependiente que se caracteriza por la liberalización, la privatización y la desregulación; la subordinación y la vulnerabilidad estructural externa: el predominio del capital financiero- Es importante tener en claro que en los últimos 30 años de vida política del Brasil, los sucesivos gobiernos post dictadura no osaron combatir ese modelo.
Hace ocho años, la gran apuesta de cambio fue que el PT haría un gobierno en sintonía con la ruptura con ese modelo retomando los pasos de los proyectos históricos de Getulio Vargas y Joao Goulart. Sin embargo lo que se vio fue la opción de Lula por la continuidad. Prevaleció el Lula asociado al ABC – de la lógica del desarrollo asociado al capital transnacional de acuerdo con los tiempos de la globalización. Seguimos sin tener un proyecto sustentable de gerenciamiento de las riquezas para todos los brasileños administradas con soberanía. Existen algunas buenas y aisladas decisiones en el gobierno de Lula pero que han sido y se irán diluyendo con la continuidad del modelo económico.
Combatir el actual modelo económico, mientras tanto no es tarea fácil, porque desagrada a los ricos y poderosos, que se verían obligados a perder sus privilegios. De modo que en estos últimos treinta años se ha experimentado un proceso de lucha social y de actividad de los poderosos tratando de revertir las reivindicaciones democráticas y populares.
Ese proceso ha llegado, dramáticamente hasta los partidos que se consideraban representantes de las causas populares (PT, PDT, PSB, PC de B y PCB, de cuyas mayorías surgió el PPS de los neotucanes)(2) que fueron abandonando gradualmente como organizadores de las clases dominadas y se convirtieron en una izquierda adecuada a las necesidades del capital de mantener a los dominados.
¡Nuestros sueños no caben en sus urnas!
Es necesario continuar diciendo la verdad – comenzando por el hecho de que las transformaciones sociales que ansiamos no se lograrán por decisiones personales o electorales, ni tampoco por la actuación de los partidos sino por nuestra propia organización en cuanto pueblo trabajador.
Necesitamos reconocer en qué fuimos débiles y erramos en nuestras experiencias anteriores a la contrarrevolución del 64 y en los últimos 30 años post dictadura, de modo a impedir que se produzcan nuevos golpes y que nuestras organizaciones no se esterilicen convirtiéndose en pantallas de la dominación.
Se trata de retomar y consolidar la organización del pueblo trabajador más allá de la dinámica institucional y electoral. Las lecciones rara vez transforman sustancialmente la correlación de fuerzas, ni en el mismo terreno parlamentario. Esta correlación de fuerzas se da en el terreno de la lucha de clases y de la formación de una conciencia política contra-hegemónica.
Pero más que participar en los procesos electorales nuestra tarea como revolucionarios es contribuir a la construcción de una alternativa que surgiendo del calor de las luchas populares y clasistas, identificada con la historia de las luchas del pueblo trabajador brasileño, apueste a la formación de un amplio frente político antiimperialista de liberación nacional que sea el instrumento de un proyecto histórico de poder popular de las mayorías. Un poder popular que contribuya efectivamente a la integración bolivariana y socialista de nuestra América.
En fin, es necesario sustituir el poder de aquellos que hoy nos dominan por el poder popular. Superar la democracia formal, limitada por el poder de las minorías antinacionales y antipopulares y desarrollar la organización del poder popular.
En estas elecciones observamos que en los discursos de los candidatos, incluyendo algunos de la izquierda institucional, el pueblo trabajador no cuenta en cuanto a disponer de buena calidad escolar, transporte bueno y barato, buenos servicios de salud, entrega de medicamentos sin costo alguno, seguridad, plazas bien cuidadas… Solo basta con elegir a un candidato o candidata que uno identifique e hinchar para que gane las elecciones. Sino…De aquí a las próximas elecciones dentro de cuatro años.
No será con el simple cambio de gobiernos y de parlamentarios como podremos transformar la realidad. En el marco del actual modelo económico capitalista dependiente, lo máximo que el pueblo puede lograr es escuelas menos malas, transporte menos malo, salud menos mala… esa es la verdad que el pueblo debe saber y nadie se lo ha dicho claramente.
El significado de la candidatura de José Serra
En la actual coyuntura el hecho de que el PT y el PSDB(3) tengan historias y trayectorias diferentes es irrelevante. Ambas candidaturas se proponen continuar con el modelo económico capitalista y dependiente basado en la concentración de la financiación de infraestructura orientada hacia la producción y a la exportación de «commodities» vinculadas al agronegocio y a la industria minera extractiva que encuentran amplio respaldo en las élites empresarias y financieras.
Por lo tanto teniendo claro el vínculo de ambas candidaturas con las élites empresarias y financieras y el compromiso de evitar cualquier transformación radical, ni aún moderada, en el sistema de distribución de la riqueza y de propiedad de la tierra enormemente desiguales sería una gran equivocación de nuestra parte afirmar que las diferencias entre la candidatura de Dilma y de Serra, no se reflejan en las cuestiones que son fundamentales para la lucha antiimperialista en nuestro país y en nuestra América:
1.- el equilibrio de fuerzas en el continente americano
2.- la capacidad de los movimientos sociales en la lucha de articular sus demandas con mayor libertad.
3.- el futuro de los gobiernos de centro izquierda y de izquierda en América Latina (sobre todo Ecuador, Bolivia, Venezuela y Argentina) y
4.- La definición de la política de extracción y aplicación de los recursos del Pre Sal(4)
Serra profundizará la política de Lula de superávit y ajuste fiscal y sus políticas de libre comercio con la intención de seguir promoviendo la exportación de los sectores agrario, energético y minero.
Las políticas de Serra profundizarán y aumentarán los recortes en las jubilaciones públicas y volverán más inelásticos los criterios de restricción de aumentos salariales reduciendo al mismo tiempo el gasto público especialmente en educación, salud, previsión social y lucha contra la pobreza.
En cuestiones fundamentales como las relacionadas con la exploración de nuevos yacimientos de gas y de petróleo Serra reducirá el papel del Estado favoreciendo en cambio a las empresas petrolíferas privadas extranjeras.
Con toda seguridad, Serra va a criminalizar los movimientos sociales, como lo hizo el gobierno del PSDB de FHC (Fernando Henrique Cardozo) con las luchas populares contra las privatizaciones fraudulentas y las movilizaciones de los trabajadores sin tierra, creando un clima absolutamente desfavorable al movimiento popular organizado.
En el ámbito diplomático, Serra rechazará toda iniciativa diplomática independiente que entre en conflicto con las aspiraciones militares estadounidenses y se aproximará más a los EEUU y a sus políticas militaristas.
De modo que tenemos que tener claro que si gana Serra, el equilibrio de fuerzas en América Latina se inclinará hacia la derecha y fortalecerá la capacidad de maniobra estadounidense en América del Sur y en toda América Latina.
¿Qué hacer en estas elecciones?
El gobierno petista estuvo en estos ocho años muy distante de lo que esperaba el movimiento popular organizado que lo ayudó a derrotar a los candidatos de FHC vinculados al PSDB y al neoliberalismo. Aún teniendo en cuenta que ya en las elecciones del 2002 el PT ya había renunciado a varios puntos centrales de su proyecto histórico de gobierno democrático popular orientado a la construcción de una sociedad socialista, la ejecución de algunas medidas democráticas como la reforma agraria y la reconsideración de las privatizaciones de la era de los tucanes.
Sin embargo algunas de sus políticas puntuales de carácter compensatorio como la Bolsa Familiar y la creación de nuevos empleos, su política exterior más independiente y menos alineada con los EEUU y la incapacidad de los sectores del campo popular y clasista ( PSOL,(5) PCB, PSTU(6) y PCO) para construir un programa y una estrategia conjunta que apuntase al surgimiento de una alternativa real a la polarización PT-PSDB, hicieron que para el pueblo trabajador de ganar Serra comparado con la victoria de Dilma sería un revés.
En este contexto de polarización las alternativas en las próximas elecciones son o dar un paso atrás con la elección de Serra o mantener la actual lógica de libre mercado, de política exterior independiente, continuar con los programas compensatorios de lucha contra la pobreza y una mayor integración con América Latina.
Con todo, el proceso electoral de 2010 fue vaciado de sus pocas y remotas posibilidades transformadoras y a los luchadores y luchadoras populares solo les queda ejercer su derecho al voto, sin ninguna ilusión en el resultado de estas elecciones que apuntan a la continuidad del modelo capitalista dependiente, resumido en un disminuido objetivo de combatir y de denunciar la candidatura de Serra, votar a los candidatos del campo popular y clasista (PCB, PSOL,PSTU, y PCO) y en las pocas candidaturas efectivamente identificadas con las luchas del pueblo trabajador en cada Estado.
COORDINACIÓN NACIONAL DEL MOVIMENTO REVOLUCIONARIO NACIONALISTA – CÍRCULOS BOLIVARIANOS
Brasil, 20 de setiembre de 2010
En el camino del poder popular, solamente con la lucha de las organizaciones de los pobres conquistaremos la liberación nacional y el socialismo.
Notas
(1) c.b. : Círculos Bolivarianos
(2) PT: partido de los Trabajadores, PDT: Partido Democrático de los Trabajadores,
PSB: Partido Socialista Brasileño, PC de B: Partido Comunista de Brasil, PCB: Partido Comunista Brasileño.
(3) PSDB: Partido Socialista Democrático de Brasil
(4) Pre Sal: Zona de aguas profundas con yacimientos petrolíferos en Brasil
(5) PSOL: Partido socialismo y Libertad
(6) PSTU: Partido Socialista de Trabajadores Unificado
Fuente original: http://morena-
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