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Nueva ofensiva por la tierra

Fuentes: Comcosur al día

El 17 de abril de 1996, 3.000 familias de campesinos bloqueaban una ruta para exigir la expropiación de 19.000 hectáreas en Eldorado de Carajás, en el estado amazónico de Pará. Fue allí que una batallón de 155 policías desplegado para liberar la ruta abrió fuego y además de 19 muertos, dejó cientos de heridos. El […]

El 17 de abril de 1996, 3.000 familias de campesinos bloqueaban una ruta para exigir la expropiación de 19.000 hectáreas en Eldorado de Carajás, en el estado amazónico de Pará. Fue allí que una batallón de 155 policías desplegado para liberar la ruta abrió fuego y además de 19 muertos, dejó cientos de heridos. El MST, Movimiento de los Sin Tierra realizó actos en todo el país recordando los 10 años de la masacre. La coordinadora del MST, María Raimunda César, dijo que se celebró «la resistencia de los trabajadores, de los sobrevivientes, y de tantos otros colaboradores que no se intimidaron y siguen luchando por la vida». También en protesta por la impunidad de los asesinos. En este sentido se acusó al Poder Judicial: «solo los pobres van a la cárcel en este país», según una portavoz de la organización. Las movilizaciones incluyeron la ocupación pacífica de dos haciendas en Minas Gerais. De los 155 represores solamente dos, un coronel y un mayor, fueron condenados. Recayó sobre ellos penas de 228 y a 158 años de prisión, pero hoy se encuentran en libertad. El trovador Chico Buarque calificó de «vergüenza» el hecho y reclamó que se haga justicia por la masacre. El movimiento internacional «Vía Campesina» instauró el 17 de abril como jornada mundial de las luchas agrarias en recuerdo del hecho, mientras que el gobierno brasileño lo conmemora como el día nacional de la lucha por la reforma agraria. Hoy, el MST sigue reclamando tierras para millones de familias que viven en precarios campamentos de todo Brasil.   El MST reivindica la asignación de tierras para unas 150.000 personas que están instaladas en campamentos en todo Brasil. Este país latinoamericano exhibe cifras dramáticas en la distribución de la tierra: sólo el 3,5% de los latifundistas posee el 56% de los terrenos cultivables. El 1% se reparte entre el 40% de los productores más pobres. Brasil ha optado además, por un modelo agroexportador que genera pocas fuentes de trabajo, 600.000 aproximadamente, buena parte de la cual se produce con niveles agraviantes de explotación. En este contexto, mil campesinos tomaron en el noreste brasileño una de las tantas plantaciones de eucaliptos, perteneciente a una compañía que se dedica a la producción de celulosa. Hombres y mujeres fueron arrancando los nacientes eucaliptos y con ellos levantaron su campamento. La compañía es Suzano Papel e Celulose S.A. y pidió a un juez que disponga la evacuación policial de la plantación. Dicha empresa es una de las productoras más grandes en este rubro contando con un total de 184.000 hectáreas sembradas con monocultivos. Estas plantaciones absorben una gran cantidad de agua de los suelos, generando graves daños ambientales. Además, utilizan agrotóxicos perjudicando a los pequeños productores según denunció el MST. Para la organización, Suzano Papel «es un ejemplo de la concentración de tierras por las empresas de monocultura de eucalipto», generadora de los denominados «desiertos verdes». El pasado 8 de marzo se produjo la ocupación del laboratorio y vivero de la empresa Aracruz Celulose SA, otra de las grandes productoras.