Las excesivamente largas jornadas laborales agravan la discriminación que sufre la mujer, según los estudios más recientes
Nueve de cada diez personas que dejan su trabajo para atender la familia son mujeres, según los informes recopilados por UGT. El dato ilustra claramente cómo las dificultades de la mujer para conciliar vida familiar y trabajo se convierten en una ecuación sencillamente imposible.
En los primeros días de marzo, se han alzado muchas voces para que, de una vez por todas, se ponga fin a la discriminación que sufre la mujer trabajadora frente al varón. Desde distintos sectores se ha esgrimido como principal argumento de esa discriminación la escandalosa diferencia de salario entre trabajadores de distinto sexo, pues se calcula que una mujer cobra de media un 40% menos que el varón.
Pero, ¿es el tema salarial el principal escollo de la mujer para alcanzar de manera efectiva la igualdad real con respecto a los hombres? A tenor de los resultados de distintos estudios, la principal barrera de la mujer es ahora la falta de tiempo para ocuparse del trabajo y de su vida familiar, a consecuencia de las largas jornadas laborales existentes en España y que la obligan, en muchos casos, a escoger entre su vida profesional o personal. Yen esa disyuntiva, la mayoría de las mujeres pierde el tren de la igualdad.
Ésta es la principal conclusión que se puede extraer de las preguntas remitidas por los trabajadores a través del Proyecto Artemisa, servicio de consultas jurídicas ante posibles discriminaciones en el acceso y permanencia de las mujeres en el empleo, promovido por UGT y financiado por el Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales.
La conciliación de la vida personal y laboral, sobre todo en lo referente a excedencias, reducción de jornadas, permisos familiares y lactancia son los asuntos que más preocupan a los trabajadores. Junto a las condiciones laborales de la maternidad y paternidad acaparan más de la mitad de las consultas que se realizan, por delante de las condiciones de trabajo, las retribuciones, el acceso al empleo y la extinción del contrato.
En concreto, casi el 40% de las preguntas que recibe este servicio sindical se refieren a la conciliación de la vida laboral y familiar. UGT constata así que las mujeres siguen percibiendo este problema como la mayor dificultad que tienen para acceder y permanecer en el mundo laboral.
La mayor parte de las consultas que recibe este servicio jurídico proceden de mujeres (el 93,71%), con una edad comprendida entre los 30 y los 44 años, tituladas superiores, empleadas en el sector servicios, con contrato fijo, y una antigüedad media en la empresa de cinco a diez años.
La preocupación por los prolongados horarios laborales – los más largos de Europa y, sin embargo, los que proporcionan una menor productividad empresarial- queda recogida también en un estudio realizado por la Comunidad de Madrid. En él, se indica que más de la mitad de los trabajadores de esta región se quejan de no disponer de tiempo libre.
Y la mayoría son mujeres.
Y es que es difícil hablar de igualdad en el trabajo y el fin de la discriminación cuando la mujer sigue siendo considerada el mástil que soporta en exclusiva el peso de la vida familiar. El resultado es que apenas le queda tiempo, ya que el trabajo consume la mayor parte de las horas del día, aunque eso no suponga mayor rendimiento o aumento de la productividad.
Distintos estudios realizados por el IESE han puesto de manifiesto que de esas largas jornadas, al menos un tercio son improductivas. El problema es que en España hay una cultura que prima más el «estar en el trabajo» que el «trabajar», señala Ignacio Buqueras, presidente de la Comisión Nacional para la Racionalización de los Horarios Españoles.
Los sindicatos empiezan a ser conscientes de la necesidad de poner un poco de orden en estas largas jornadas laborales. CC. OO. ha puesto en marcha la campaña Apaga y vámonos en la que se pide al trabajador que no prolongue su jornada (www. apagayvamonos. info), y desde UGT se apunta en la misma línea. Pero no son los únicos. También lo hacen las multinacionales, que copian de sus delegaciones extranjeras sus hábitos de trabajo.
El Gobierno, consciente de que España no puede perder todo lo que puede aportar la mujer al mundo laboral – incluidas las aportaciones desde los puestos directivos-, a consecuencia de los largos y rígidos horarios laborales, insta en la ley de Igualdad a que empresarios y trabajadores estudien cómo introducir medidas encaminadas a flexibilizar horarios, lo que no implica trabajar menos.