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Nuevo gabinete de Lula: ¿Maquiavelo o Brancaleone?

Fuentes: Rebelión/Instituto Cultiva

Casi tres meses después…

La Armada Brancaleone

El Presidente Lula batió un record. Tardó casi tres meses para anunciar su nuevo gabinete ministerial. Fueron negociaciones difíciles, cuyas coyunturas principales revelaron una manera lulista de hacer política.

Dentro de los ministerios de mayor peso y dotación presupuestaria, el nuevo grupo de auxiliares del Presidente de la República quedó integrado de la manera siguiente:

MINISTERIO MINISTRO PARTIDO REGIÓN
Comunicación Social Franklin Martins Sin partido Sureste
Previdencia Social Luiz Marinho PT Sureste        
Justicia Tarso Genro PT Sur        
Turismo Martha Suplicy PT Sureste          
Educación Fernando Haddad PT Sureste      
Desarrollo Agrario Guilherme Cassel PT Sur        
Desarrollo Social Patras Ananias PT Sureste        
Secretaría General Luis Dulci PT Sureste        
Casa Civil y Gerencia del PAC Dilma Rousseff PT Sur  
Hacienda Guido Mantega PT Sureste  
Comunicación Hélio Costa PMDB Sureste
Integración Nacional Geddel Lima PMDB Noreste  
Agricultura Reinhold Stephanes PMDB Sur
Minas y Energía Silas Rondeau PMDB Norte
Salud José Temporão PMDB Sureste
Transportes Alfredo Nascimiento PR Sur
Trabajo Carlos Lupi PDT Sureste
Desarrollo, Industria y Comercio Miguel Jorge Sin partido Sureste
Relaciones Institucionales Walfrido Mares Guia PTB Sureste
Ciudades Márcio Fortes PP Sureste

La tabla de aquí arriba revela una división de poder importante. Es perceptible la permanencia del peso político de las regiones sur y sureste en el comando de las principales carteras. El noreste gana una cartera relevante. Cuyo ministro es un exponente en ascensión: el peemedebista bahiano Geddel Lima. Geddel entra por la puerta de enfrente, como uno de los artífices del derrumbe del reinado de Antônio Carlos Magalhães. La alianza Geddel-Jacques Wagner se viene construyendo desde hace años, teniendo como principal mediadora a la prefecta de Salvador, Lídice da Matta (exPCdeB y actualmente dirigente del PSB bahiano). Bahía, junto con Pernambuco, reemplazan la hasta entonces importancia política emergente del Ceará. La votación de Lula en la segunda vuelta le debe mucho a esa alianza. Con todo, el noreste no es tomado en cuenta por ningún otro ministerio fundamental.

La tabla revela, además, que otros partidos aliados podrán tener algún peso en las empresas y otras agencias estadales y en cargos regionales. Pero en el conjunto del gabinete, no ganaron gran proyección. El PTB es un ejemplo claro, junto con el PDT y el PR. Walfrido Mares Guia es citado como de la cuota personal de Lula y trata de cambiar su actual partido por el PSB. Es el gran articulador político del bloque lulista en Minas Gerais, responsable de la administración del bloque lulecio (liderazgos que apoyan a Aécio Neves y Lula y se destacaron en las últimas elecciones). El PDT conquistó un ministerio, con fuerte oposición de dirigentes sindicales, en especial de la CUT. No tendrá vida fácil. Finalmente el PR (exp.) obtuvo el Ministerio de los Transportes, que tiene a su cabeza un ministro bajo sospecha en toda la prensa nacional. Este es el estilo que tiene Lula de construir un gabinete: construyó una coalición (término adoptado por el Presidente al montar el actual gabinete) en el que los ministros con poca fuerza o garantía de permanencia tienen gran parte.

Este estilo no afectó casi a l os partidos aliados, pero sí el propio partido del Presidente. Hubo varias situaciones incómodas que alcanzaron a los liderazgos petistas. Comenzando por la caída constante de la cotización de Marta Suplicy que lucía como la opción natural para el Ministerio de las Ciudades, moviéndola para el Ministerio de Educación, para el Ministerio de la Previdencia, pero que terminó como ministra de turismo. El turismo generó en el país más de 900 mil empleos en los últimos cuatro años y es posible que la nueva ministro pueda capitanear una campaña importante contra el turismo sexual. Pero parece evidente que la caída de la cotización fue divulgada casi a diario a los grandes órganos de la prensa brasilera, en un lento y constante proceso de corrosión.

Tarso Genro sufrió un pequeño revés, no en relación con su nombramiento, sino en un breve roce, no explorado por la prensa, con motivo de la divulgación de la propuesta de reforma política. Tarso apoyó la reforma de la OAB [Orden de los Abogados de Brasil], cuyo principal autor fue el jurista Fábio Konder Comparato. Fue discretamente desautorizado por Lula, valiéndose nuevamente de la gran prensa, al afirmar que la reforma política es tema de discusión con los liderazgos partidistas. La propuesta de Comparato sugiere la reglamentación del artículo 14 de la Constitución Federal, ampliando el objeto de los plebiscitos y referendos. También sugiere la creación de un órgano central e independiente de planificación federal.

Guilherme Cassel enfrentó y enfrentará el desgaste del estilo Lula. Era ministro y sigue siendo ministro del desarrollo agrario. Pero a pesar de ello, Lula dejó correr una disputa interna entre petistas, Ayudó a la división entre petistas vinculados al movimiento sindical (Fetraf y CONTAG, además de la ASBRAER y de la OCB)N. del T. y los vinculados a la corriente de la Democracia Socialista (DS), a la que está asociado Cassel. El nombre indicado por el primer grupo fue Walter Bianchinni, entonces secretario nacional de agricultura familiar, que acabó aceptando la invitación de Roberto Requião y se convirtió en secretario de agricultura del Paraná. El terreno parecía abierto, pero terminó estimulando una fuerte disputa interna en la propia DS. Acabó reivindicando el nombre de Cassel, quine recibió como primer regalo una censura pública de la mayor confederación sindical del país, la CONTAG.

Otro emblema del estilo Lula de montar gabinete y de gobernar es la conducción en cada crisis del sistema de transporte civil aéreo. El apagón aéreo, tal como se le está llamando jocosamente en Brasil, se arrastra en conflictos y múltiples negociaciones desconcertadas. En un artículo esclarecedor, el periodista Kennedy Alentar (Sin querer, Lula rompe el tabú militar, Folha Online, 1 de abril) revela los desvíos de esta crisis. Afirma que todos los jefes militares boicotearon a los ministros de la defensa, desde el gobierno de Fernando Enrique Cardozo. En la gestión de Lula, denuncia José Viegas, fue debilitado por una articulación militar. José Alentar asumió la cartera y no pudo sobrepasar la crisis de Varig. Wakdir Pires fue la opción de esa vez, apoyado desde entonces por Lula por ser el último liderazgo de la izquierda de os años 60. El boicot que viene sufriendo tendría la misma dimensión y potencia de la enfrentada por Viegas. Tal habría sido el motivo para que Lula desautorizara al comandante de la Aeronáutica en ocasión del reciente motín de sargentos controladores de vuelos. En la práctica. El ministro fue aventajado por la intervención personal del propio Presidente de la República.

El estilo Lula de armar un gabinete, al contrario de lo que se pretende dejar filtrar a la prensa, no está definido por el diálogo constante. Antes, es un juego de ajedrez donde el candidata se debe viabilizar, sin alarde. Quien aparece excesivamente es sacado del juego. Quien no se articula agresivamente tampoco gana simpatía alguna. En fin, el candidato se va enfrentando a obstáculos y acuerdos que no tienen la garantía del Presidente y cuando logra su objetivo, se sienta en la silla de ministro con la oposición en su rastro, organizada en el mismo proceso que lo hizo ministro. La oposición, en otras palabras, es doméstica.

2. ¿Cuál coalición?

Lula insistió en la idea de coalición para diseñar el montaje de su actual gabinete. Afirmó, el 23 de marzo, que estaba creando una coalición que durara veinte años. El científico político Sérgio Arranches ya había destacado la característica del presidencialismo tupiniquimN. del T. utilizando el mismo término:

El raciocinio de arriba apunta al nudo gordiano del presidencialismo de coalición. Es un sistema caracterizado por la inestabilidad, de alto riesgo y cuya sustentación se basa, casi exclusivamente, en el desempeño corriente del gobierno y en su disposición de respetar estrictamente los puntos ideológicos o programáticos considerados innegociables, los cuales no siempre son fijados explícita y coherentemente en la fase de formación de la coalición.

La coalición, en el caso, debería seguir dos ejes: el partidista y el regional. Sólo así el gobernante conseguir gobernabilidad. Efectivamente, en análisis reciente elaborado por el equipo de coyuntura del Instituto Cultiva, se constató que 13 de los gobernadores recientemente electos en el 2006 controlan más del 50% de las bancadas de parlamentarios estadales y federales de su Estado. Región y partido se cruzan en el montaje de la gobernabilidad del gobierno federal.

Toda coalición trata de disminuir el campo de disputa política. Ella trata de ser hegemónica. Se definen a partir de un programa o proyecto nacional. Este es un principio, porque se opone a un mero acuerdo que objetive la gobernabilidad del grupo electo a partir de la distribución de cargos para otras fuerzas partidistas que por suerte tengan representatividad en el parlamento.

En este caso, la experiencia reciente de Italia es provechosa. La coalición actualmente en el poder (L’Unione), citada frecuentemente por ministros de Lula como un ejemplo a seguir, envuelve a partidos del espectro centro-izquierda. La Unione fue fundada en el 2005. Su programa, titulado Per il bene dell’Italia, tiene 281 páginas y comprende varios capítulos y compromisos: el principio laico republicano; administración pública de calidad; justicia y ciudadanía; seguridad; política internacional; nueva economía y nueva calidad ambiental; justicia social y desarrollo sustentable; una nueva red de infraestructura y desarrollo; inversión en la educación; investigación y capital humano; política de cohesión y desarrollo regional; Italia en el mundo; riqueza de la cultura; más información y libertad. Este documento fue fruto de seminarios y debates públicos y fue registrado en notaría como compromiso con el país.

Esa parece ser una diferencia fundamental con respecto a lo que Lula denomina coalición. En la estructuración del gabinete no se discutió un programa nacional, un compromiso público. Hubo, es un hecho, un acuerdo tácito, que es el Plan de Aceleración del Crecimiento (PAC). No por otro motivo, el ministro de educación elaboró un plan del área que se denominó el PAC de la Educación. Será seguido, según informó el nuevo ministro de transporte, por el PA>C del Transporte. A pesar de ello, hay una diferencia fundamental con lo que se entiende como coalición: no hubo debate abierto, público, entre los partidos de la coalición en cuanto a su proyecto para Brasil. Por lo tanto, no hay compromiso público. No tenemos, nosotros los ciudadanos, qué cobrar. El acuerdo fue una vez más, por la cima, por la cúpula y no sabemos si efectivamente se articuló a partir de un programa, ya sea el PAC o cualquier otro.

3. Compromisos políticos, nuevo gabinete y sociedad civil

El ejército se encuentra con la procesión.

Una coalición sin debate público, sin compromiso público nacional, se limita al juicio de su mayor líder, en este caso, el Presidente de la República. Los ciudadanos no tienen cómo interferir o monitorear la coalición, justamente porque no están presentes o no saben de qué se trata. La política sigue distante de lo cotidiano.

No por otro motivo. El balance de coyuntura más reciente producido por el Grupo Proyecto Brasil (que incluye varias fuerzas políticas y partidistas que apoyan a la Vía Campesina), hizo un diagnóstico desalentador sobre el futuro gobierno. En el documento, divulgado el 16 de marzo, se presenta el diagnóstico siguiente:

a) El PAC no define la política gubernamental de los últimos años y no posibilita el crecimiento acelerado, ya que la tasa de inversión sobre el PIB seguirá siendo 17%. Para un crecimiento del PIB superior al 5%, la tasa de inversión tendría que ser por lo menos del 25%.

b) El PAC le da prioridad a la inversión en infraestructura cuyo objetivo es una mejora del conjunto de vías de exportación y el subsidio al consumo energético;

c) El documento condena el proyecto de transposición del río São Francisco, acusándolo de tan sólo garantizar compromisos electorales;

d) la victoria electoral del año pasado no habría sido capaz de aumentar la influencia de los sectores organizados de la población y no alteran los rumbos del gobierno en su primera versión;

e) no hay indicio del gobierno federal de que se empeñe en la participación popular para la definición de sus políticas;

f) el segundo mandato, asís, se configura como centrista y pragmático, que le da prioridad a su propia gobernabilidad y reduce las fricciones con los segmentos sociales dominantes;

Lula acertó cuando dio, en la toma de posesión de los últimos ministros nombrados para su nueva gestión, que «una coalición presupone una reunión de personas que piensan de manera diferente y que juntas construyen un país mejor». Fue más lejos y dijo que a propósito prefirió llamara a personas que lo critican para que formen parte de su gobierno porque necesita varias visiones diferentes para realizar un buen trabajo. Estas son sus palabras:

Compañeros, cuando la gente va a construir una coalición, la gente no quieren poner juntos a los mismos que nos apoyan, pues una coalición presupone establecer una grandeza interior capaz de estar del lado de las personas que hasta ayer hablaban mal de usted, en la disputa política. Mucha gente me decía: Lula, usted está armando un gobierno con personas que criticaban mucho. Geddel criticaba, Lupi, criticaba, no sé si Miguel Jorge (ministro del Desarrollo, Industria y Comercio Exterior) me criticaba. Si lo hacía, no era de frente.

Efectivamente, un gobierno de coalición se hace con espíritu de estadista, sin amarguras o visión personal. Se hace a partir de la construcción de una alternativa nacional, fuerte, representativa, hegemónica. El problema es que un proyecto nacional, fuerte, representativo y hegemónico no se construye apenas con partidos y ministerios. Son los liderazgos sociales las que legitiman y articulan la gerencia de políticas públicas con la energía mora y la identidad del país. Maquiavelo ya había dicho que la Corte es apenas un espacio donde se destila la hiel y las disputas son frecuentes. El Príncipe no tiene tantos deberes con la Corte. Debe tener, siempre, deberes con los ciudadanos.

www.cultiva.org.br

Traducción: Carlos Armando Figueredo