Recomiendo:
0

Nuevo orden petrolero mundial: trasnacionales vs. estados

Fuentes: La Jornada

En el contexto de la abrupta caída del dólar y la desglobalización que arrecia su ritmo en Europa y el cono sur, el geoestratega W Joseph Stroupe (WJS), quien acaba de publicar el libro El Rubicón de Rusia: inminente jaque mate a Occidente, aborda el «nuevo orden petrolero mundial» (Asia Times, 23 y 24/11/06). WJS, director del portal geostrategymap.com, es acusado por sus detractores de ser excesivamente rusófilo, vicio que a veces enturbia innecesariamente sus excelentes investigaciones geopolíticas en materia energética.

En vísperas de la desastrosa invasión ilegal de la dupla anglosajona a Irak detectamos una dicotomía entre la posesión catastral del petróleo, dominado ya por la mayoría de los estados productores, y el gas, avasallado por las trasnacionales anglosajonas (donde sobresalen Shell, Exxon-Mobil, BP y Chevron-Texaco, seguidas por la francesa Total, las niponas Inpex y Matsui, y la italiana Eni), gracias a la tecnología de punta con la que disponen para su licuefacción y cuyo conocimiento ostentan los países consumidores del G-7.

Alguien nos pudiera corregir con justa razón y aducir que ejecutamos una clasificación cualitativa engañosa, que si bien es real en cuanto se refiere a los lugares segundo, tercero, cuarto, décimo y onceavo en el rango mundial de las trasnacionales gaseras anglosajonas y sus «hermanas» del G-7, sería errónea desde el punto de vista cuantitativo respecto al primer lugar estatal (Gazprom, de Rusia), el quinto (Sonatrach, de Argelia), el sexto (INOC, de Irán), el séptimo (ADNOC, de Emiratos Arabes Unidos), y el octavo (ARAMCO, de Arabia Saudita), según Energy Intelligence Group (datos de 2002 que habría que actualizar).

Todas las clasificaciones cualitativas se derrumban cuando se compara la producción de Gazprom (ahora es mucho mayor): 48 mil millones de pies cúbicos al día (mpcd), que sola supera la producción sumada (37 mil 484 mpcd) de las trasnacionales del G-7 citadas en la clasificación cualitativa , ya no se diga la de sus cuatro seguidoras estatales productoras de gas que suman 24 mil 894 mpcd.

En síntesis: descontados los trucos taxonómicos, el mundo gasero mundial es eminentemente ruso y desde el punto de vista cuantitativo se encuentra predominantemente bajo control estatal desde Rusia hasta Irán, respectivamente primera y segunda reservas mundiales de gas.

Gazprom merece toda una enciclopedia, pero baste señalar que sin mucho ruido se ha posicionado como la tercera empresa mundial a punto de desbancar a Exxon-Mobil. Más allá de sus azorantes reservas (Rusia detenta el primer lugar con alrededor de 40 por ciento global, seguido por Irán con 16 por ciento), Gazprom, donde seguramente saldrá el delfín del zar Putin, ostenta la mayor red de gasoductos del mundo:150 mil kilómetros. En forma peligrosa Gazprom se ha vuelto sinónimo de Rusia («La nación Gazprom», Pepe Escobar; Asia Times , 26/5/06), lo cual eleva la puja de la subasta geopolítica por la posesión del gas global, donde no hay que perder de vista las tendencias recientes en Bolivia (desprivatizado exitosamente), Argentina (privatizado perversamente por Repsol, pero que en un descuido con Kirchner pudiera ser renacionalizado) y a México (privatizado clandestinamente por la puerta trasera fiscal por los parásitos neoliberales).

El mundo petrolero es más sencillo de abordar en lo que se refiere a su posesión catastral en manos estatales de prácticamente todos los estados productores; en los cuatro primeros lugares brillan intensamente ARAMCO, de Arabia Saudita, INOC, de Irán, Pemex (la única empresa mexicana que aparece en la clasificación de la revista Fortune entre las principales 500 empresas globales, y que manejará la inexperta Georgina Kessel, desde la Secretaría de Energía, tan ignara en la materia como quien la nombró: Felipe El Breve ) y PDVSA (Venezuela), seguidas por las trasnacionales anglosajonas.

Queda claro que el mundo petrolero es eminentemente estatal y pareciera que las trasnacionales anglosajonas (sumadas de Repsol) se encuentran a la ofensiva en el mundo gasero, pero a la defensiva en el mundo petrolero ­tendencia que se profundizará aún más con la llegada de Rafael Correa a la presidencia de Ecuador y su retorno a la OPEP.

WJS sustenta que «Rusia ha impuesto la agenda para una transición global a un nuevo modelo de seguridad energética internacional diseñada para paliar las preocupaciones intensas, especialmente de la emergente Asia», mediante la «promoción de una vasta red de alianzas a escala mundial con lazos que se caracterizan con rígidos contratos privados bilaterales de largo-plazo» que han puesto en jaque el control financiero por EU y Gran Bretaña del mercado spot y del especulativo «papel-petróleo».

El nuevo modelo de suministro ruso le «da la vuelta al establecido mercado liberal petrolero global apoyado por EU denominado en dólares». El problema es que Occidente depende del orden vigente para su seguridad energética. No puede funcionar sin él». Este es, a juicio de WJS, el «talón de Aquiles de Occidente».

Aduce en forma persuasiva que en los pasados años, el papel distintivo de Rusia para la transición del orden global se ha distinguido en tres esferas: la energía, la economía y la geopolítica. Rememora que a los seis meses de haber tomado el mando, el zar ruso Putin inició la recaptura estatal de los energéticos rusos secuestrados por la voraz oligarquía privatizadora que se había vuelto «cómplice» de las trasnacionales petroleras y las instituciones financieras de Occidente con su séquito de multimedia y ONG.

El éxito ruso de la «soberanía democrática» («el crecimiento de un estado corporativo rico y poderoso basado en los recursos») instigó una «ola global de nacionalizaciones y la consolidación del control estatal sobre los recursos energéticos, con la pérdida consiguiente de la influencia y el control de las trasnacionales petroleras de Occidente». Cita a David Goldwyn, investigador del Centro de Estudios Estratégicos Internacionales (CSIS, por sus siglas en inglés) con sede en Washington, quien considera que «EU se encuentra ahora más inseguro en materia energética que hace 30 años»: el mercado petrolero global se ha vuelto «más frágil» y la «dependencia creciente de energéticos de China e India erosionan rápidamente el poder global de EU y su influencia en el mundo».

China e India sienten haber sido boicoteadas por la Agencia Internacional de Energía «dominada por las trasnacionales», por lo que han replicado con su participación accionaria en importantes yacimientos del mundo. China ha rodeado las exigencias del mercado capitalista controlado por EU y Gran Bretaña, mediante «inversiones cruzadas de varios niveles» en las que usa la «diplomacia estatal» y ha concretado «asociaciones estratégicas de energía» con nueve estados: Rusia, Irán, Venezuela, Brasil, Australia, Sudán, Indonesia, Kazajstán y Angola.

Las poderosas trasnacionales solamente controlan 10 por ciento de las reservas totales del mundo y EU depende del «mercado» en 60 por ciento de sus necesidades energéticas. ¿Cuál será el revire de las trasnacionales anglosajonas? ¿Cuántas guerras más?