«El color de la piel del presidente Obama no será obstáculo para que éste condene las conclusiones antiimperialistas, a las que seguramente arribará la II Cumbre África Sur América». Así lo señaló a la Agencia Bolivariana de Noticias (ABN), el intelectual y pensador estadounidense de izquierda James Petras, al reflexionar sobre los alcances de esta […]
«El color de la piel del presidente Obama no será obstáculo para que éste condene las conclusiones antiimperialistas, a las que seguramente arribará la II Cumbre África Sur América».
Así lo señaló a la Agencia Bolivariana de Noticias (ABN), el intelectual y pensador estadounidense de izquierda James Petras, al reflexionar sobre los alcances de esta Cumbre que se celebrará los días 26 y 27 de octubre en la isla de Margarita, en Venezuela, y a la cual asistirán representantes de 65 países de ambos continentes.
Al ser preguntado por las posibles reacciones de Obama como afro descendiente, ante esta Cumbre, Petras dijo que «no hay que tocar demasiado la política del color de la piel, porque es Obama quien ha apoyado el embargo a Cuba, donde hay una enorme población de ascendencia africana».
Dijo que también es Obama quien está acrecentando la guerra en Afganistán, a pesar de que los afganos también son un pueblo del tercer mundo.
«Yo creo que en el grado que Venezuela tiene influencia en esta reunión, en el grado que el evento empiece a adoptar posiciones antiimperialistas, Obama va a criticarlo, va a poner distancia», indicó.
Cita como ejemplo la conferencia internacional contra el racismo, celebrada recientemente en Suiza, «donde Obama adoptó una posición hostil a la reunión, retirando a sus delegados, porque allí se criticó la política racista de Israel».
El catedrático (universidad de Binghamton), cree que el acercamiento entre los pueblos y gobiernos de América del Sur y África, en la búsqueda del fortalecimiento de las relaciones Sur-Sur, tiene su explicación en varias razones.
La primera que menciona es la crisis del sistema capitalista mundial que, en sus palabras, comenzó en Estados Unidos, alcanzó a Europa y de allí impactó tanto a África como América Latina.
» Esta situación ha provocado un replanteamiento de las relaciones económicas entre el Norte y el Sur».
«En segundo lugar -dice- en América Latina hay un surgimiento de gobiernos de centro izquierda, que buscan ampliar y diversificar sus mercados, socios, comercios e inversiones».
Y en tercer lugar menciona nuevas formas de explotación que estarían dándose en África, con el surgimiento de nuevos polos económicos asiáticos.
«En África han sufrido, últimamente, varias formas de explotación por parte de los nuevos países en crecimiento de Asia como China, India, Corea y también países petroleros del Medio Oriente».
«Por estas razones -continúa- en África, entre algunos sectores políticos están tratando de encontrar una salida a la explotación norte-sur, y por estas mismas razones África y América del Sur coinciden en la necesidad de formar alianzas con países que no son imperialistas, ni de la nueva onda ni de la vieja onda».
Cree también que la coincidencia de intereses de productores de materias primas, como el petróleo y otros minerales, frente a las transnacionales extractoras, apuntalarán la base de una política de alianzas.
» Como comparten un tipo de relaciones con las multinacionales y sufren la explotación de éstas, buscan una forma de negociar mejor. Se orientarían hacia la conformación de una especie OPEP del sur, pero más amplia, en el sentido de que no esté limitada al petróleo solamente».
– ¿Que perspectiva le ve usted a esta reunión?
– Yo creo que entre los gobiernos del sur, particularmente Venezuela, hay una gran voluntad y un fuerte compromiso de unificar el sur contra el imperialismo del norte. Otro es Brasil, tiene algunos lazos históricos, especialmente con los países de habla portuguesa como Angola y Mozambique, y eso también podría facilitar algunos acuerdos.
Pero a su juicio, otros países de América del Sur como Argentina, Chile y Perú, podrían tener una relación más fría con los intereses de los países africanos, pues sus economías apuntan hacia China y otros países asiáticos.
A esto habría que agregar, según explica, los fuertes lazos que varios países africanos mantienen con transnacionales, incluso, de las que provienen de las economías emergentes ya citadas.
«Se va a necesitar un gran esfuerzo, para que los líderes en África se desconecten de estos lazos que han crecido en el último período, y así poder lanzar una nueva serie de acuerdos con América Latina», expresó.
Dijo que sólo en el grado que se identifiquen intereses y objetivos comunes entre los países participantes se harán más sólidos los acuerdos.
Indicó además, que en la medida que puedan establecerse empresas públicas (el presidente Chávez las ha llamado «grannacionales), por lo menos en el área del petróleo y en las industrias del cobre, el estaño y el uranio, para citar ejemplos, se fortalecerán las bases de las alianzas estratégicas.
«Sin embargo, mientras las principales ramas de la economía estén en manos de capitales extranjeros, será muy difícil formular una estrategia de alianzas estable».
– Pero, políticamente este acercamiento tiene mucha importancia ¿No cree usted?
– Es una gran oportunidad de abrir un diálogo y explorar intereses comunes, y eso es muy positivo.
Añade que es posible que en la reunión se fijen algunos proyectos de cooperación y colaboración y definan una posición contra el intervencionismo, el imperialismo norteamericano.
«De la reunión saldrá una declaración en el plano diplomático, que seguramente condenará la política militarista de Estados Unidos, tanto en Afganistán, como en Iraq; los ataques en Somalia, la agresión sionista a los palestinos, la intervención y el embargo contra Cuba».