El presidente norteamericano, Barack Obama, se equivoca en su jugada amenazante contra Venezuela, en el complejo ajedrez que es este mundo de hoy ya multipolar, aunque Washington no quiera reconocerlo. La determinación del inquilino de la Casa Blanca de considerar a la Patria de Hugo Chávez una amenaza para la seguridad nacional de Estados Unidos, […]
El presidente norteamericano, Barack Obama, se equivoca en su jugada amenazante contra Venezuela, en el complejo ajedrez que es este mundo de hoy ya multipolar, aunque Washington no quiera reconocerlo.
La determinación del inquilino de la Casa Blanca de considerar a la Patria de Hugo Chávez una amenaza para la seguridad nacional de Estados Unidos, desató la reacción inmediata de la mayoría de los países de la Patria Grande, y de todas las regiones del planeta tierra.
Casi la totalidad de los gobiernos han refutado el paso peligroso dado por Obama, e incluso los que son considerados «obedientes» por Washington han preferido hacer silencio, junto a los emporios mediáticos al servicio de la derecha internacional.
Algunos manifestaron sorpresa por la determinación del dignatario norteamericano, quien parece actuar por impulsos o bajo presiones de los sectores más ultraconservadores norteamericanos, que no acaban de admitir que el mundo actual es diferente, y su imperio ha perdido influencia, ante el avance de nuevas potencias emergentes.
Hasta el propio Secretario General de la Organización de Estados Americanos (OEA), José Miguel Insulza, llamó a una reunión del Consejo Permanente de ese organismo, con sede en Washington, para analizar el conflicto de la Casa Blanca con Caracas.
Insulza admitió que le «preocupan más los términos utilizados por Obama contra Venezuela que las sanciones», y claro que en este caso acertó.
Por su parte, el presidente de Bolivia, Evo Morales, abogó por celebrar citas urgentes de la Unión de Naciones del Sur (UNASUR) y de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) para defender al gobierno constitucional del mandatario Nicolás Maduro, y a su pueblo, frente a las amenazas de la administración norteamericana.
Morales, como de costumbre, fue firme al subrayar que dio indicaciones a su Canciller para hacer consultas con las naciones que integran UNASUR y la CELAC, y «declararnos en emergencia ante la agresión de Obama».
Similar hicieron los Jefes de Estado de Ecuador, Rafael Correa, y de Nicaragua, Daniel Ortega, entre otros, además de diversos gobiernos, como el de Cuba, que en una declaración oficial aseguró que «así como Cuba nunca estuvo sola, Venezuela tampoco lo estará».
El líder histórico de la Revolución cubana, Fidel Castro, salió inmediatamente en defensa de Venezuela, en una breve pero contundente misiva a Maduro, en la cual lo felicitó por «su brillante y valiente discurso frente a los brutales planes del Gobierno de Estados Unidos».
En la carta Fidel le agrega que «sus palabras pasarán a la historia como prueba de que la humanidad puede y debe conocer la verdad».
Esperemos entonces que Washington escoja el sendero de la paz, y no el de una eventual agresión castrense, porque esa equivocación será fatídica para el imperio.
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