«Ocho meses para consolidar el Bloque de Poder Regional (BPR), es poco», dice Nora Cortiñas de las Madres de la Plaza de Mayo, Línea Fundadora. «Es menos que el tiempo de gestación de un niño». La gente consiente.Estamos en la Cátedra de Nora, «Economía y Derechos Humanos», en la Facultad de Ciencias Económicas de la […]
«Ocho meses para consolidar el Bloque de Poder Regional (BPR), es poco», dice Nora Cortiñas de las Madres de la Plaza de Mayo, Línea Fundadora. «Es menos que el tiempo de gestación de un niño». La gente consiente.
Estamos en la Cátedra de Nora, «Economía y Derechos Humanos», en la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires, donde la gente se quedó sacudida por el anuncio público del Comandante del Comando Sur de Estados Unidos, General James T. Hill, que Washington pretende acabar con los gobiernos progresistas de la Patria Grande mediante nuevos golpes de Estado o la ingobernabilidad.
Particular impacto tiene la información de que «el consenso de Buenos Aires», firmado por Inazio Lula da Silva y Néstor Kirchner en octubre del año pasado, fue mencionado por Hill como parte integral de la «amenaza transnacional» del desarrollismo democrático que, según la Casa Blanca, es un peligro para el «consenso de Washington» neoliberal y el control del patio trasero.
Enrique, viejo militante clandestino —quien ha conocido las cárceles, las torturas y el exilio de la dictadura de Videla— había advertido sobre la inconveniencia de precisar en el tiempo la amenaza de ingobernabilidad y golpismo, adelantada por Hill y, reforzada por el subversivo expresidente Carlos Saúl Menem hace tres días cuando confió a un diario brasileño, que «no será fácil» que Néstor Kirchner llegue al fin de su mandato constitucional; emulando, de esta manera, a otro expresidente subversivo, el venezolano Carlos Andrés Pérez que acaba de anunciar, una vez más, que la única manera de destituir al presidente constitucional Hugo Chávez es por «la vía de las armas» y que Chávez no llegará al «fin de año».
Enrique tiene, por supuesto, razón con su advertencia sobre las trampas del pronóstico en materia política y la eventual pérdida de reputación del autor de la predicción, cuando los tiempos del evento previsto (golpe o ingobernabilidad) no se cumplen.
Sin embargo, aquí hay un dilema irresoluble entre la cautela de las hipótesis del trabajo científico y la necesidad política de derrotar un proyecto de terrorismo de Estado que ya está en marcha. Este dilema emana de la naturaleza misma del quehacer político.
Tanto la sociedad como el sujeto son sistemas dinámicos complejos (SDC), cuya praxis es la resultante de una combinación de cuatro lógicas de comportamiento, que pueden definirse como lineales o deterministas, no-lineales, probabilísticas y caótica. Ese carácter dinámico complejo hace difícil prever sus acciones del futuro, porque pequeñas variaciones en los parámetros del sistema pueden generar modificaciones extraordinarias, según el estado del sistema.
La invasión a Irak es un buen ejemplo. Durante meses, el hecho de la matanza cotidiana de civiles iraquíes no tuvo importancia alguna para la opinión pública en Estados Unidos. Ahora, la publicación de algunas fotos de iraquíes torturados por la Central de Inteligencia (CIA) estadounidense y la policía militar han puesto en peligro hasta al poderoso y prepotente Secretario de Defensa de George Bush.
Para protegerse ante esta difícil situación de predicción, el científico se protege generalmente, asignándole a los parámetros de la hipótesis márgenes de error considerables. Justo lo que propuso mi amigo Enrique, con buen sentido común: «Dí, que la oportunidad para hacer el Bloque Regional de Poder sólo existe durante un cierto tiempo, no digas que sólo tenemos ocho meses.»
Tal estrategia que en la metodología se conoce como «inmunizar» a la hipótesis o al pronóstico, tendría, sin embargo, en la actual situación, un costo muy alto. Una amenaza ominosa en un horizonte de tiempo nebuloso, recibirá en los sistemas psicológicos del homo sapiens una cariñosa pero enérgica patada en el culo, que la enviará al sótano de los archivos muertos, donde descansará en paz al lado de las demás angustias abstractas.
Es decir, no tendría efecto práctico alguno sobre el «pequeño genero humano» (Simón Bolívar) que caería una vez más víctima del militarismo estadounidense, del capital financiero internacional y de las maquinaciones de las oligarquías latinoamericanas que están organizando la destrucción de los gobiernos progresistas; y cuyos preparativos se aceleran ante el casi seguro triunfo electoral del Frente Amplio, encabezado por Tabaré Vázquez, en el Uruguay, en noviembre del año en curso y de la nueva vanguardia boliviana vinculada a la Central Obrera del país (COB), las vecindades y el MAS.
Por lo tanto, el tiempo de organización que nos queda para derrotar a la fuerte ofensiva de guerra sucia ya puesta en escena por Washington y sus lacayos, tiene que definirse y concretizarse a la mayor brevedad posible en toda América Latina, porque es, literalmente, la condición de sobrevivencia cardinal de sus gobiernos y movimientos populares progresistas, en este momento.
Yo he especificado el tiempo que nos queda o, lo que los estadounidenses llaman con una hermosa formulación gráfica «la ventana de oportunidad» (window of opportunity), en, máximo, ocho meses. Como he explicado en ensayos anteriores, ese marco de tiempo se define por dos variables importantes de la situación.
1. La probable superación de la crisis de dominación imperial después de las elecciones estadounidenses en noviembre del año en curso y, 2. el progresivo debilitamiento del gobierno de Lula que podría incapacitarlo para tomar cualquier decisión audaz integracionista después del tiempo referido.
Para derrotar la nueva fase de terrorismo de Estado proclamada por Washington, necesitamos activar rápidamente en América Latina un poderoso movimiento de la sociedad civil que haga alianza con los gobiernos progresistas del continente y del Caribe. Sólo esa fuerza combinada logrará derrotar a la ofensiva oligárquica-imperial, y sólo puede derrotarla mediante un audaz acto de constitución del Bloque Regional de Poder.
El centro de gravitación de la praxis de los movimientos y gobiernos progresistas en los próximos meses queda definido así. Batallas particulares, como la defensa ante el ALCA, hoy día pasan a segundo plano, porque si caen los gobiernos progresistas, tales programas serán impuestos sin demora por los nuevos gobiernos cipayos.
Hoy día, la batalla estratégica es por la sobrevivencia de los gobiernos y movimientos desarrollistas y progresistas de la Patria Grande, incluyendo a Cuba. La dramática carta abierta del Comandante Fidel Castro a George Bush, en la cual no falta la gloriosa y trágica reminiscencia de Espártaco, da fe de tal situación.
La enorme sensibilidad e inteligencia de Noam Chomsky, situado más lejos del teatro de guerra latinoamericano-caribeño, le ha permitido darse cuenta, a su vez, de la dramática situación y le ha motivado a agregar su poderosa voz al llamado de alerta, elogiando la gestión de Kirchner, mostrándose dudoso sobre la política de Lula y advirtiendo sobre la posibilidad de una intervención militar de Bush en Colombia y Venezuela.
«Tenemos menos tiempo que él que requiere la gestación de un niño», dice la Madre de la Plaza de Mayo, Nora Cortiñas, ante la nueva amenaza del terrorismo de Estado gringo, que le desapareció a su hijo durante la dictadura de Videla. «¿Qué hacemos?»
Hablaremos con el presidente Kirchner, con Lula, con Nicanor Duarte, con Tabaré Vázquez, con Hugo Chávez, con los piqueteros, en la televisión, la radio y los periódicos, organizaremos un Cabildo Abierto Latinoamericano en Buenos Aires, el 7 de agosto, discutamos en el Foro de las Américas en Ecuador la amenaza y la contraofensiva, haremos lo posible para concientizar sobre el peligro y organizar el Bloque Regional de Poder, única fuerza capaz de aplastar la amenaza imperial y acabar de una vez por todas con la Doctrina Monroe.
Parte de esta agenda, acordada hace una semana, ya la hemos cumplido en Argentina, Uruguay, Ecuador y Venezuela. Falta extenderla rápidamente al resto de la Patria Grande, con Fidel, Noam Chomsky, Hugo Chávez y millones de héroes anónimos que se integrarán a esta batalla decisiva.
En las paredes de los barrios obreros de Montevideo, se lee la consigna dedicada al fundador del Movimiento de Liberación Nacional-Tuparamos: «Raúl Sendic vive clandestino en el corazón del pueblo… »
Podemos ampliar esa hermosa bandera, escrita con la gramática del pueblo, diciendo: «Toda la heroica historia de la Patria Grande vive clandestino en el corazón de su pueblo… «.
Cuando salga de la clandestinidad, en esta batalla decisiva por la liberación, caerá el yugo de la doctrina Monroe. Quedan ocho meses…