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Un estudio analiza la evolución de las clases sociales en 2006

Ocho millones de brasileños salieron de la pobreza extrema el año pasado

Fuentes: El País

Ocho millones de brasileños dejaron el infierno de la pobreza para engrosar las filas de la clase media baja el año pasado. Así lo revela un sondeo elaborado por O Observador 2007, con participación de la financiera francesa Cetelem y el instituto de investigaciones Ipsos Oublic Affairs. Para su elaboración, fueron interrogadas 1.200 personas en […]

Ocho millones de brasileños dejaron el infierno de la pobreza para engrosar las filas de la clase media baja el año pasado. Así lo revela un sondeo elaborado por O Observador 2007, con participación de la financiera francesa Cetelem y el instituto de investigaciones Ipsos Oublic Affairs. Para su elaboración, fueron interrogadas 1.200 personas en 70 ciudades de Brasil.

En este país, la sociedad se divide económicamente en cinco clases: A, B, C, D y E. Las dos últimas aglutinan a los más pobres, que suelen vivir con el salario mínimo, que en Brasil es de 420 reales (unos 152 euros), al mes.

Las clases A y B, muy minoritarias, constituyen la clase media y media alta y reúnen a quienes ganan a partir de 10 veces el salario mínimo, unos 4.200 reales (1.520 euros). La clase C engloba a los que pueden considerarse de clase media baja.

Según el sondeo, realizado a finales de 2006, los grupos D y E se componían de 84,8 millones de personas el año pasado, es decir el 46% de la población. En 2005, esa clase reunía a 92,9 millones, el 51%.

La clase C, en la que se encuadraban 62,7 millones de personas, ha pasado a tener 66,7 millones. Sólo 6,3 millones componen las clases A y B, las más ricas. Según Frank Vignard, director de marketing de Cetelem, «2006 fue un año enormemente positivo para las clases menos favorecidas».

Renta de clases medias

Quienes han perdido capacidad adquisitiva han sido las clases medias por encima de la baja, cuya renta cayó el año pasado un 18%. Además, la clase media tiene una serie de gastos considerados no esenciales pero de los que, al mismo tiempo, no puede prescindir, como la gasolina para los vehículos, teléfonos celulares. televisión de pago, colegios privados, seguros sanitarios particulares, etc., que constituyen hoy el 44% de los gastos de dicha clase.

El noroeste de Brasil, que aglutina al 25% (45 millones) de la población, fue la región en la que un mayor número de personas abandonó la pobreza. Según los especialistas, esta disminución de ocho millones de pobres en un año se ha debido a la baja inflación; al aumento, aunque mínimo, del sueldo base; y a la apertura del crédito para los más pobres y los jubilados.

Este sondeo explica mejor que muchos análisis políticos por qué el presidente del país, Luiz Inácio Lula da Silva, consiguió en las elecciones del pasado octubre 60 millones de votos.

Y lo explica porque fue en el noroeste pobre donde más le votaron. Por el contrario, Lula tenía enfrente a una clase media cada vez más castigada económicamente, pero que apenas supone un puñado de votos: 6,3 millones, entre los más de 80 millones de votantes.