En la película The Hangover («La resaca» -o, más en criollo, «El ratón»-, título que fue traducido en Latinoamérica como ¿Qué pasó ayer? ), unos invitados a un matrimonio han vivido una extraña aventura, junto al novio, y han olvidado al día siguiente todo lo ocurrido debido a la mezcla de alcohol con una potente […]
En la película The Hangover («La resaca» -o, más en criollo, «El ratón»-, título que fue traducido en Latinoamérica como ¿Qué pasó ayer? ), unos invitados a un matrimonio han vivido una extraña aventura, junto al novio, y han olvidado al día siguiente todo lo ocurrido debido a la mezcla de alcohol con una potente droga. Los amigos se sienten aturdidos y desconcertados, pero en realidad lo que hubo fue una gran confusión (o una serie de confusiones), y aunque en la circunstancia unas cuantas cosas cambian, todo acaba en un final feliz. Mañana (hablamos del tiempo histórico) sucederá lo mismo con relación a la «semana de la OEA» que culminó con la reunión del Consejo Permanente efectuada ayer (escribimos esta nota el viernes 24 de junio). Voy a explicarme.
Muchos camaradas se mostraron preocupados porque la moción propuesta por la canciller Delcy Rodríguez, que proponía cambiar la agenda que contemplaba la presentación del informe de Luis Almagro sobre Venezuela, fue derrotada. Bien, se trató sin duda de una derrota puntual. Que se rechacé una moción de orden en un foro cualquiera debería considerarse dentro de lo normal. Quizá el inmediato «ratón» que la votación produjo en muchos chavistas se debió a la exagerada importancia que se dio a la victoria obtenida en una reunión anterior del Consejo Permanente, el 16 de junio. Yo no fui tan entusiasta y, en son de aguafiestas, escribí el viernes 17, en un análisis que circuló por listas de redes, lo siguiente: » En el ámbito externo, Venezuela está obteniendo importantes victorias en las discusiones de la OEA, pero el frente derechista institucional es más fuerte hoy que hace un año. Sea como sea, hubo en la más reciente votación de la Asamblea General doce votos contra Venezuela, más dos abstenciones y dos «ausencias». De manera que la propuesta venezolana ganó solo por tres votos netos de diferencia. No es concha de ajo que ahora estén en manos de la derecha los dos gigantes suramericanos, Argentina y Brasil, aunque en este último país no se haya dicho aun la última palabra. Tenemos que alegrarnos por haber derrotado los avances injerencistas de Almagro con el yanqui por detrás, pero no exageremos en ese júbilo ni nos confiemos, la derecha va a continuar con su gran ofensiva continental, se está reagrupando, recibiendo presiones, midiendo palmo a palmo el desarrollo de los acontecimientos y jugando al cambio paulatino de la correlación general de fuerzas «.
Bien, lamentó haber tenido razón, pero así son las cosas. Estamos en 2016, el mundo es otro y, sobre todo, Latinoamérica es otra. Pero lo es solo desde el punto de vista de la circunstancia, no en el sentido estratégico ¿Qué la derecha está fortalecida en su ofensiva? Eso se sabía antes de la reunión de ayer. Lo que es verdad es verdad, por eso tiene razón el pelele de José Miguel Vivanco cuando afirma que » Venezuela perdió por 12 votos frente a 20, y se produjeron 2 abstenciones, lo que evidenció la influencia mermada de Caracas en una región donde los equilibrios políticos están cambiando «.
Lo cierto es que el ratón de ayer afecta a todo el mundo. Así como nosotros exageramos el 17 la dimensión de una victoria en una votación puntual, lo mismo ha hecho la derecha con el resultado de ayer. Están cantando victoria por lo ocurrido. Más que enrratonados se diría que están embriagados, probablemente el propio ratón lo sientan el lunes cuando noten que, en realidad, en la OEA no pasó nada que cambie el destino del conflicto venezolano. Ni se aplicó la Carta «Democrática» de la OEA ni se respaldó a Venezuela ni se cambió el apoyo a las gestiones de diálogo de Unasur. El lunes, después del «puente», volveremos, por lo pronto, a los avatares de la política cotidiana: ellos a su referéndum y a sus guarimbas, nosotros a nuestro CLAP, el pueblo a las colas, el mundo a sus otras noticias (como el acuerdo de paz en Colombia y el triunfo del Brexit, que fueron en realidad las grandes noticias de estos días), todos a seguir hablando, durante un tiempo todavía, de un diálogo que en Venezuela no se producirá y. si se intentara, no tendría ninguna eficacia. Continuará en nuestra Patria la feroz lucha por el poder y se seguirán agudizando las contradicciones. El cielo encapotado seguirá anunciando tempestad.
Tácticamente, la derecha latinoamericana está fortalecida. Estratégicamente, la izquierda es mucho más fuerte. Es época de transformaciones, y eso no lo frenarán personajes de segunda como Macri, Temer, Cartés y el nuevo pupilo de Washington que acaba de ganar las elecciones en Perú. Claro, en esta larga lucha aun faltan confusiones, aventuras y ratones. La OEA se ha quedado bostezando, aunque tampoco es que esté dormida. Por lo pronto, los intentos de Almagro han sido frustrados, pero «He will come back».
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