En este artículo el autor analiza el creciente ánimo antibolsonarista en Brasil a menos de dos semanas de las elecciones del 2 de octubre.
La situación electoral se aceleró enormemente a favor de la elección de Lula en la primera vuelta. En las calles se percibe un clamor democrático popular, que está formando una ola lulista en este tramo final de campaña. El cansancio con Bolsonaro no hace más que aumentar, en la misma proporción que las ganas de acabar con la pesadilla. El 2 de octubre, en este sentido, es visto como un alivio.
El espectáculo de terror de Bolsonaro y las Fuerzas Armadas del 7 de septiembre ha solidificado en amplios segmentos de la sociedad brasileña el sentimiento de cansancio y saturación con el desastre militar-bolsonarista.
La apropiación partidista y electoral de esta fecha cívica nacional selló el aislamiento político, social e institucional de Bolsonaro y del gobierno militar. Y, por otro lado, ha ampliado fuertemente la conciencia, en diversos estratos sociales, de la necesidad de derrotar de inmediato a Bolsonaro para acabar de una vez por todas con este ciclo de terror y tragedia nacional.
Es notorio el asombro causado en la sociedad por la violencia bolsonarista, que culminó con el segundo bárbaro asesinato de un votante de Lula en 50 días.
Desesperado por la perspectiva de la derrota en la primera vuelta, Bolsonaro y sus seguidores fanáticos han estado cometiendo una locura tras otra. La agresión contra la periodista Vera Magalhães, más que un ataque personal, debe ser considerado como lo que es: otro grave ataque de Bolsonaro a la prensa y, por lo tanto, una prueba más del alto riesgo para la democracia que representa Bolsonaro.
En la loca agenda internacional para asistir al funeral de la reina Isabel II y a la Asamblea General de la ONU, Bolsonaro se sumó a la vergüenza mundial. Además de no mejorar su desempeño con el uso partidista y electoral de las agendas oficiales en el exterior, Bolsonaro también perdió el apoyo de sectores anti-PT comprometidos en su campaña.
Lula es el beneficiario preferido del electorado que en su mayoría desaprueba el gobierno militar y rechaza a Bolsonaro. La candidatura de Lula, con un desempeño consolidado de alrededor del 50% de los votos válidos, es el destinatario natural de la migración de las intenciones de voto de los indecisos y votantes volátiles de las candidaturas de Ciro Gomes y Simone Tebet.
Ciro ve la debacle de su candidatura. Con la bolsonarización de su campaña, activistas y líderes pedetistas se suman a ex pedetistas, obreros e históricos brizolistas que defienden el voto a Lula para elegirlo en primera vuelta.
Es notable la receptividad de la candidatura de Lula en las calles. Un ambiente receptivo como no se veía desde hace años, debido al odio antiPT propagado por la élite gobernante y sus medios. En las calles se vive un ambiente de entusiasmo y confianza en la victoria de Lula para acabar con la pesadilla bolsonarista.
La gente, desde la más simple hasta la más intelectual, percibe claramente el riesgo de posponer la elección de Lula para la segunda vuelta, que puede ganarse en la primera vuelta.
La población es consciente, es consciente de que Bolsonaro y los militares pretenden estropear las elecciones. La gente entiende perfectamente que la victoria de Lula el 2 de octubre es el principal remedio para evitar el caos y la agitación militar-bolsonarista.
La ola de Lula se está formando para garantizar la victoria de Lula en la primera vuelta. Los mítines emocionantes que realizó Lula en los estados del sur la semana pasada recuerdan los mítines memorables de las grandes victorias democráticas y progresistas que hemos vivido.
La extraordinaria ola de democracia, popular y antifascista que se apodera de todo el país en esta última etapa de la campaña puede convertirse en un gigantesco tsunami en defensa de la democracia y del pueblo brasileño. Faltan 10 días para el principio del fin de la pesadilla fascista.
Jeferson Miola es miembro del Instituto de Debates, Estudios y Alternativas de Porto Alegre (Idea), fue coordinador ejecutivo del V Foro Social Mundial y colaborador del Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE).
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