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Opciones frente al despeñadero: las casamatas del alzado

Fuentes: Rebelión

El poder debilitado ¿Que hacer?, titulaba Lenin a su ensayo frente a la debacle que se le asomaba en su momento a la social-democracia de principios del siglo XX. Y sigue siendo el paladín de las preguntas ya que el socialismo probablemente es un sueño de lucha tan virgen como entonces si a ver vamos. […]

El poder debilitado

¿Que hacer?, titulaba Lenin a su ensayo frente a la debacle que se le asomaba en su momento a la social-democracia de principios del siglo XX. Y sigue siendo el paladín de las preguntas ya que el socialismo probablemente es un sueño de lucha tan virgen como entonces si a ver vamos. Hoy, desde las guerrillas maoístas en la India, la revolución Kurda, el movimiento obrero-indígena de Bolivia, el Siritza de Grecia, las comunidades zapatistas en México, el poder popular en Venezuela, la muerte o superación del modelo cubano, y pare de contar, el alma de una lucha sigue su despeñadero hacia lo que Marx llamó la «Comunidad Universal», recientemente recordado por García Linera. El socialismo como fase transitoria a una liberación mundial de las fuerzas productivas y las relaciones entre seres humanos, esta allí como acto heroico de los pueblos que aún no encuentra resolución ninguna, atravesado por sus limitantes y traiciones internas como sus enemigos a morir del capital. Y así ayer como hoy su gran reto es encontrar el camino de una ruptura inevitable y dolorosa frente a su negación capitalista, a dirimir en cada una de las realidades donde se manifiesta en toda su fuerza.

Vamos por un camino recorrido que ha dejado frustraciones y dolores terribles, pero así mismo cual ave fénix se levanta de nuevo. Es increíble ver actualmente las milicias del Kurdistán, no solo derrotar tito a tiro al hiperarmado ejército de los desgraciados del EI sino generando una revolución interna culturalmente descomunal al Medio Oriente: la liberación de género como prioridad, antes de la liberación de clase y la liberación nacional. Un salto libertario, una verdadera lección a todas las mentalidades mecánicas, dogmáticas y pacificadas de la izquierda mundial, empezando por las tradicionales izquierdas y nacionalismos laicos o religiosos del medio oriente y sus acólitos mundiales. Por ello la revolución no tiene manual, la determina la genialidad de cada pueblo; Mariátegui tenía razón, ella es una creación heroica.

Respecto a Venezuela se ha hablado del poder popular creado, ese sería nuestro aporte a nosotros y el mundo. 16 años hablando desde él o por él. Su uso y abuso ya sabemos que lo tiene vuelto una pacotilla a la orden de burócratas. Con perspectivas peores, estando a punto de que ya ni en esa relación subsistamos como perros llorones ya que los burócratas serán sustituidos por sifrinos derechistas, que verán mierda en esto y hablarán de «sociedad civil» y de «colaboración ciudadana», mientras muchos de los rojitos actuales irán atrás encantados, y los mas dignos aplastados. El legado revolucionario se pierde en medio de un desastre promovido por los mandos burocráticos que el poder popular no ha tenido la fortaleza de denunciar y enfrentar por miedo a su propia sobrevivencia. Es lo que llaman «proceso», en otras palabras: «dilo calladito pero no lo grites», «ya sabemos lo que es Diosdao, o el otro o la otra, pero no lo digas».

¿Qué pasa entonces?. Debilitado el cuerpo básico del poder creado desde la organización de base, y ahora debilitado como nunca el cuerpo de gobierno, debilitado a nivel nacional e internacional, el imperialismo en su fase ya de Imperio constituido mundialmente, pasa a la ofensiva y ataca sobre los puntos débiles (acusación a Diosdao, medidas de EEUU contra funcionarios públicos venezolanos, bloqueo financiero, ataque mediático y diplomático, financiamiento de todas las razas de conspiradores, etc). A un cuerpo de poder revolucionario fortalecido lo atacan en su totalidad, utilizando herramientas de terror y aislamiento en tanto nación, movimiento u organización, a un cuerpo debilitado simplemente lo humillan como es el caso nuestro, mientras se va aislando él solito. Su corrupción ya no la puede esconder, y el fracaso de un modelo centrado en el gasto público y el control burocrático de la economía rentista, empieza a convertirse en rabia colectivizada. El mercader, el monopolista, que aprovecha de todo esto, compra divisas regaladas o hace su pequeña «guerra económica interna» para vender mas caro mañana o sacar mercancía junto a los miles de «hermanos Parada» que hay por todo el Estado, es solo el postre de una estrategia de debilitamiento que les esta resultado al pelo. ¿Peligro?, sí y no lo digo por la sobrevivencia o no del gobierno, peligro porque se desmorone por completo el poquito de poder popular que se ha logrado crear en estos años como aporte nuestro al reto universal socialista-comunista-libertario, y de allí en adelante no hay mas nada que decir.

Cuando se van debilitando a tal punto las instituciones y personajes al mando del poder constituido, pasan a reafirmarse las verdaderas fuerzas pugna, que el Estado y en general todas esas casamatas de la sociedad civil (medios de comunicación, universidades, instituciones civiles, etc) de las cuales hablaba Gramsci, impiden que afloren imponiendo su hegemonía. Por ejemplo, por el lado de esa «sociedad civil» y sus medios de comunicación, ellos se debilitan no porque no exista formalmente libertad de expresión, sino en la medida en que son comprados unos tras otros por una nueva burguesía ligada al Estado y el chavismo. Impiden que los medios jueguen su papel de agentes de mediación que van neutralizando, censurando y filtrando el conflicto social real, confrontación que canalizan «pacificamente» a través de la «democracia y la libertad de expresión» que ellos representan y monopolizan, aunque sea atacándose a insultos, lo que es solo una pantomima de esa misma lógica mediática. Esta nueva burguesía, muy torpe, llena de dineros producto del desfalco nacional, compra esos medios (Universal, Ultimas Noticias, Globovisión, etc) y los hace idénticos a los intereses que las llevo a esa riqueza enquistados hoy en el Estado. Eso no fortalece, por el contrario debilita toda la estructura democrático-burguesa, del cual depende su propio gobierno, llenan el mundo de mentiras que no se las traga nadie. Ni hablar cuando hablamos de corrupción-represión-impunidad, como rosca esencial del Estado venezolano. Y si a esto le sumamos la misma crisis de un país en peligro de no tener los recursos para comer, entonces llegamos a una debilidad límite que solo un alzamiento de todos los factores nobles, pobres y progresistas de la sociedad, puede impedir que se convierta en desastre definitivo.

Estamos entonces ante una situación donde todos los días se desvela con más fuerza el conflicto de fondo de una sociedad tan desigual y engañada como la que vivimos, sin que el Estado y en general todo ese conjunto que representa el poder constituido pueda impedirlo, como es su papel, al menos que rompa de frente con la lógica que nos llevó a esto, cosa que no va a hacer (contenerlo por la fuerza, si esa fuese la opción que están pensando gobierno o golpistas posibles, no lo impediría, al contrario, lo convertiría en guerra abierta). En nuestro caso el papel de «justo distribuidor de la renta petrolera» por sintetizar lo que fue en su mejor voluntad el «esquema Giordani», se vino al piso a raíz del desfalco que dejaron se acometa.

Se debilita por todas sus vertientes, y para más trata de arrimar al poder popular a ese destino que en gran parte acoge, sintiéndose condenado al mismo trajín histórico que «su gobierno», hablando de «guerra económica» sin entender de que se trata en el fondo, utilizando esquemas de compresión como la situación vivida en el 2002 que nada tiene que ver con lo que hoy pasa. Es allí donde los poderes imperiales aprovechan, con argumentos tan falsos como verdaderos, ya que la intención de las verdades que puedan denunciar y las falsedades que le añaden -por ejemplo la «violación de derechos humanos» en las guarimbas, poner el victimario en papel de víctima-, nada tiene que ver con los cometidos de opresión y sumisión que esconde. El gobierno venezolano pide solidaridad al mundo cuando deberíamos ser nosotros en una situación de fortaleza y orgullo de lo logrado, darle solidaridad a los pueblos en lucha, a palestinos, kurdos, ruso-ukranianos, enviando gentes, ayuda de recursos y hasta milicias que acompañen en combate esos grandes conflictos mundiales, denunciado el gobierno narco-asesino de México, etc. Recordemos la Cuba que tanto alaban de los años sesenta y setenta. Nada de eso, pedimos solidaridad con nosotros los «humillados», vamos a rendirle homenaje a la despótica, cruel, terrorista, sionista y proimperialista monarquía saudita, un acto de autohumillación sin nombre, solo para que no se olviden del chequecito salvador que nos prometieron, ¡que tristeza compañer@s!.

Pero el que desvele un conflicto de fondo a raíz del debilitamiento general del poder constituido, no quiere decir que automáticamente aflore y se produzca la rebelión necesaria, como sí paso en los años ochenta y noventa del siglo pasado. Uno de los terribles errores cometidos por Chávez fue querer convertir los mandos y las estructuras del viejo Estado en direcciones revolucionarias, copadas de burócratas, empresarios y nuevos oportunistas que terminaron tomándose el poder por dentro, incluidas muchas de las castas militares. Esto a su vez burocratizó, tarifó, hizo dependientes política y económicamente a los principales cuadros del movimiento popular que se convirtieron en cuadros administrados. De allí hasta nació toda una nueva generación de «revolucionarios» que viven de este engañoso amamantamiento con lentes punk y camisas del Che Guevara. Extendiéndose en sus consecuencias, esto creó las bases de la autocracia que se manifiesta hoy descaradamente (ver nueva directiva del PSUV), alargándose luego a las instancias de Estado que copan por entero, los medios de comunicación públicos y ahora hasta los privados, instancias empresariales o «boliburguesas» hasta llegar al poder popular y su supuesta síntesis en el GPP. Esto quiere decir: copar todas las instancias del poder constituido y constituyente, algo que supuso un duro enfrentamiento de ideas con el propio Hugo Chávez que al menos asumía y se defendía acusando la crítica y los del «antipoder» con rabia y hasta cansarse; bien como buen varón que era, una critica y acusación frontal que aceptó al final de su vida en un acto de soberbia autocrítica: pero «fue tarde comandante», lástima. Ahora no se dice nada ni discute nada, la palabra dejó de tener sentido, pero estamos sufriendo las consecuencias terribles de esta situación todavía borrosa mientras hubo autoridad de mando y un fantástico precio petrolero. Es el aburguesamiento por todos los costados del «chavismo» en su conjunto, aunque el 90% sean o seamos todos unos pelabolas. Todo ello hace que lo que se desvela no se reafirme en sus consecuencias revolucionarias necesarias, sino que se llenan de miedo y frustración las vanguardias colectivas dispersas en todos los pueblos y comunidades, generando a la par del gobierno una enorme debilidad propia. ¿Por ahora?, ya veremos.

¿Y entonces?

El socialismo revolucionario en cualquiera de sus versiones ha sido siempre una catástrofe cuando ha querido arropar o reproducir los despotismos de todo Estado burgués, hasta agigantarlos como fue el caso del stalinismo. Mientras ha sido sobrada su eficiencia y fortaleza cuando ha actuado contra y por fuera de la lógica de esta maquinaria política decadente creada como modelo legitimado de poder en Europa desde el siglo quince y dieciseis.

Muy buenas han sido innumerables propuestas que salen de las filas de encuentros y debates del movimiento popular en lucha. Personalmente me parecen técnicamente excelentes las propuestas presentadas por el Movimiento Solidaridad de Lara, y tantas otras que posiblemente no conozca. En todo caso la desesperación hace que se griten propuestas de salida bajo una perspectiva transformadora mientras haya tiempo y no sea el cuadre reaccionario que se engrandece quien se imponga definitivamente. Sin embargo el esquema errado es el mismo: «tome estas estas propuestas gobierno, aplíquelas urgente que ya se hace tarde, acuérdese nosotros lo defendemos». A esto lo llaman «crítica constructiva». Sí, como crítica pega verbalmente pero no le hace daño real a nadie mucho menos a esta autocracia enquistada que en el fondo y sin querer se ayuda a reproducir.

¿Cuál es el error político de todo esto?. Pretender que aquí estamos en un «debate de camaradas» y no una verdadera lucha de clases que todos los días se desvela con mas fuerzas, es un terrible error. No tiene ningún sentido hacerle a estas alturas ninguna propuesta al gobierno. Si quiere asumir su papel de acuerdo al legado histórico y el apoyo consecuente que lo puso allí, que lo haga y nos callamos la boca. Pero el 99% que no estamos ni tenemos nada que ver con el grupito autoreciclado en el poder, para nada tenemos que ver con ello y el triste debilitamiento que demuestran, obra de ellos mismos. No hay mecanismo alguno debate y confrontación sincera entre gobierno y poder popular en este momento, siguiendo un terrible mal que viene desde Chávez y ahora se profundiza. El que se alza, el que pone las «verdaderas verdades» sobre el tapete y frente a ell@s va fuera y mucho peor. Simplemente hagamos una prueba: ¿guerra económica verdad?, sí terrible, ¿culpables?, ¿la Polar por ejemplo, centro de aprovechamiento entre otros del gran desfalco de divisas?, sí claro. ¡Entonces expropia ese monopolio alimentario que no tiene parangón en toda América y pásalo al control obrero!. Jamás, nos morimos de hambre. Otra prueba moderada: auditoría general al BCV y prisión para el ladrón de Merentes y sus círculos de desfalco. ¡No, dímelo delante de la cara y el que vas preso eres tú!, será la respuesta. «Bueno hagámoslo con el Seniat y su jefe», ¡peor! Esa inocentada de la «crítica constructiva» no tiene piso ninguno en estos momentos hasta que estos prueben lo contrario, pero el «fetichismo de Estado» sigue carcomiendo y callando los mejores espíritus.

Si algo puso Venezuela sobre la flor sobre el movimiento libertario mundial es su apuesta por el poder popular como un poder soberano y constituyente por fuera del Estado. Eso se habló, se aclamó y se hizo con una extraordinaria eficiencia organizativa y combativa, y todavía se hacen infinidades de verborreas al respecto diez años después. No matemos el poder popular, eso mal que bien existe y en muchos de sus ramales comunitarios, comunales, obreros, campesinos, hay toda la intención de alzarse, e igual muchos lo saben muy bien. Ahora, siguiendo las lecciones de Gramsci, ese poder sera como lo es, la pantufla de burócratas, mientras no tenga capacidad de dirección real. Gramsci lo interpretaba como la capacidad de dirección o «hegemonía» que habrá de tener la clase obrera antes de tomar el poder y destruir los aparatos del dominio burgués, supurando la hegemonía de las «casamatas de la sociedad civil». De allí la importancia de los «intelectuales orgánicos» como sujetos constructores de esa hegemonía previa. Pero ya hoy no estamos solo en una discusión de consciencia como lo interpretaba Gramsci y su posición leninista. Esa «hegemonía previa» hay que construirla en lo material:

-Se necesita convertir en acto la insubordinación frente a los mecanismos de expropiación popular y monopolio de recursos que exponen empresas privadas y redes públicas alimentarias, frente a la necesidad imperiosa de hacernos del control de tales circuitos de distribución imprescindibles a la vida.

-Es la defensa de la soberanía comunitaria que viene siendo destrozada por las redes de economía mafiosa que han cobrado miles de vidas y absorben una cantidad descomunal de jóvenes que en vez de estar trabajando por su propia liberación, lo hacen por la destrucción suya y de sus comunidades.

-Esto nos lleva a un plan general de soberanía nacional y comunitaria que tiene que discutirse desde las bases autónomas del poder popular y donde la defensa de nuestro pueblo en todas sus dimensiones entra en primer orden.

-Pero esta soberanía será imposible si no acentuamos todas las capacidades productivas propias, empezando por la producción-distribución-comercialización propia de alimentos, generando modelos de producción socializada y alternativa que pueden servir de ejemplos a reproducir. Los recursos de capital para ello que no tiene el pobre sabemos los tienen los ricos y el Estado, entonces habrá que encontrar las mejores maneras para tomárselos, exigírselos, dejando las malas siempre pendientes si no hay salida.

-Se necesita entrar, mitinear, organizar en las escuelas, universidades, barrios, con el fin de agrupar jóvenes con el fin de sumarse al plan de soberanía y producción. El movimiento obrero y los pocos instrumentos fabriles que están real o potencialmente en sus manos tiene que colaborar a ello e incorporar a los jóvenes a sus espacios productivos.

-Obviamente para ello se necesitan muchos más medios de producción en propiedad colectiva: tierra, conocimientos, maquinaria. Empecemos por la impresionante cantidad de recursos en maquinarias, fábricas, transportes, tractores, galpones productivos, etc, etc, que criminalmente están botados en todos los confines del país. Con todo el derecho del mundo eso hay tomarlo sin pedirle permiso a nadie porque es nuestro derecho a la vida y el trabajo.

-Todo esto nos lleva a la formación de tejidos obreros y comunales que territorialmente hay que ir construyendo siguiendo el ejemplo de los corredores comunales construidos en el centro-occidente del país, estableciendo articulaciones nacionales y consejos de centralización, coordinación, planificación conjunta, que ya empiezan a despertar e intentando un puente efectivo entre los poderes populares rurales y urbanos.

-Implicar todo lo que se pueda de los renglones no corrompidos y progresistas de las FFAA en estos planes esperando el momento de denunciar abiertamente la terrible degradación moral una innumerable cantidad de sus mandos (y que lo digan los mineros y como se pierden anualmente «armas en mano» más de veinte toneladas de oro que terminan en manos de mafias y la GN).

-Comenzar un plan de movilización y denuncia frente a lago que que ya no podemos pelar: que vayan presos todos los grandes saqueadores y desfalcadores de esta meridiana, usada y explotadar república, ellos saben quienes son. ¿Cómo se hace?, empezando por las realidades regionales por donde se esconden los primeros buitres, (vean el ejemplo en estos días de los campesinos en Apure y su denuncia al mafioso de Carrizales).

Miles de ideas más podríamos sumar ya que se trata de nuestra vida y nuestra soberanía en primer lugar antes de hablar de cualquier otra cosa. De nosotros pero como pueblo en lucha, como trabajadores, como subjetividad libertaria y clasista, como bolivarianos sí, y no como esa cosa que ya se diluye en la total politiquería que llaman «chavismo», en un desesperante acto de reproducirse no por medios de construcción material y liberadora sino a través de manipulaciones mitológicas. Antes de decir que vamos a hacer con el Estado, el problema de gobierno y dirimir todas nuestras diferencias al respecto, hay que tener capacidad de dirección y poder, ejercido directamente por el poder popular, hasta donde pueda llegar. Lo demás son ilusiones representativistas y oportunistas de diputaciones y partidos, que ya es hasta muy tarde para hablar de ello. Estando en la situación de desastre, de carencia, de debilitamiento generalizado de las casamatas revolucionarias, hay que alzarse, con la fuerza que tengamos y podemos aliar. Solo el pueblo salva y emancipa al pueblo decía y repetía una y otra vez mi hermano, amigo Luis Villafaña. Que viva la revolución armada y libertaria del Kurdistán.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.