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OPEP del gas, freno al saqueo energético

Fuentes: Rebelión

En cualquier rama de la economía en que los países menos desarrollados pretendan ejercer su plena soberanía, siempre aparecerán los intereses foráneos de las naciones ricas o de compañías transnacionales que intentarán oponerse. La razón fundamental es que, acostumbrados a saquear los recursos naturales de las antiguas colonias o la imposición de sistemas neocoloniales y […]

En cualquier rama de la economía en que los países menos desarrollados pretendan ejercer su plena soberanía, siempre aparecerán los intereses foráneos de las naciones ricas o de compañías transnacionales que intentarán oponerse.

La razón fundamental es que, acostumbrados a saquear los recursos naturales de las antiguas colonias o la imposición de sistemas neocoloniales y neoliberales a las naciones pobres, esos gobiernos y compañías privadas verían afectada la obtención de grandes sumas de dinero que extraen mediante leoninos contratos firmados con países del Tercer Mundo.

La noticia de que los principales exportadores mundiales de gas (Rusia, Irán, Argelia, Qatar y Venezuela) podrían fundar la OPEP del Gas durante el Foro de Países Productores y Exportadores de Gas (GECF, por sus siglas en inglés) que tendrá lugar el 9 de abril en Doha, ha motivado alarma y declaraciones en contra por parte de funcionarios de la Unión Europea.

Inmediatamente después que el periódico ruso Kommersant anunciara la posible fundación de una nueva organización de productores de gas para coordinar sus políticas en el mercado internacional, el comisario europeo de Energía, Andris Piebalgs, declaró que la Unión Europea (UE) desaprobaba la creación de una eventual OPEP del Gas, (OPEGASUR) y pidió a los países que no lo hicieran. «Nos preocupan sumamente los acontecimientos», dijo en rueda de prensa Piebalgs pues «el cártel degradaría el mercado de gas y por eso hemos hecho un llamado a los países interesados en el sentido de que no se realice este acuerdo».

La explicación ofrecida por el comisario de Energía refiere que el cártel podría poner en peligro los planes de aumentar en la Unión Europea el uso del gas natural como portador de energía limpia.

La replica a los planteamientos de Piebalgs fue inmediata por parte del ministro argelino de Energía, Chakib Jelil, quien admitió que el tema «será objeto de discusiones en la próxima conferencia del GECF y aclaró que la idea se originó primero en países consumidores de gas que desean un chivo expiatorio para sus problemas.

«Realmente no es una idea que provino de los productores. Son los consumidores que en su subconsciente profundo desean tener un monstruo. El peligro de un cartel de gas estaba siendo utilizado como un argumento de los que proponían una fusión entre el grupo Suez y Gaz de France, lo que crearía una gigante nueva de energía francesa», precisó.

Khelil puntualizó que desean justificar la fusión entre Suez y Gaz de France con la amenaza supuesta de los productores.

Es decir, si las transnacionales se hubieran lanzado a crear un monopolio del gas, solo se publicarían informaciones halagüeñas sobre su capacidad de comercio y exportación, pero como son los países productores los que se oponen a que esas compañías continúen enriqueciéndose y controlando sus fuentes gasíferas, la respuesta ha sido adversa.

A las diatribas de Piebalgs se unieron la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y la Agencia Internacional de Energía (AIE). La OTAN, según el diario The Financial Times, de Londres, llamó a sus países miembros a frenar los posibles intentos de Rusia de unir a los grandes productores de gas en una estructura global con el fin de reforzar su influencia sobre Europa. Mientras, la AIE advirtió «sobre el peligro de la formación de un cártel mundial de gas».

La Oficina Europea de Estadísticas (Eurostat), informó que la Unión Europea importa el 40% del gas. Para 2030, la proporción aumentará al 70%. Moscú proporciona el 32% de la demanda de la UE. El 80% de las exportaciones rusas de gas se transportan por la red de viaductos de Ucrania y el resto por un conducto hacia Alemania pasando por Belaruz y Polonia. El resto del gas que importa la UE procede de Noruega, Argelia, Nigeria y Qatar. Algunos Estados de la UE importan muy poco o incluso nada de gas de Rusia, como es el caso de Bélgica, Luxemburgo, Irlanda, Portugal, España, Suecia y el Reino Unido. Dinamarca es autosuficiente, mientras que Noruega y Holanda son exportadores de gas. Países como Grecia, Finlandia, Bulgaria y Lituania importan más del 95 % del consumo.

La AIE informó que Rusia posee el 28 % de las reservas mundiales de gas y es el mayor productor. El Medio Oriente dispone del 40 % de los 150,000 millones de metros cúbicos que hay en el planeta. Estados Unidos es el mayor consumidor mundial (27.2 %). Los anteriores datos son los que alarman tanto a la OTAN como a la UE.

La OPEP del Gas se plantea como una institución similar a la

Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), que surgió en septiembre de 1960 en Bagdag, con la idea de obtener mayores ingresos para los países productores de crudo, cuya producción estaba controlada por multinacionales petroleras.

Este organismo fue creado por Arabia Saudita, Iraq, Irán, Kuwait y Venezuela. Posteriormente se adhirieron a la Organización: Qatar (1961), Libia e Indonesia (1962), Emiratos Arabes Unidos (1967), Argelia (1968), Nigeria (1971), Ecuador (1973) y Gabón (1975). En la actualidad, la OPEP reúne a once países: Irán, Irak, Kuwait, Arabia Saudíta, Venezuela, Qatar, Indonesia, Libia, Emiratos Arabes Unidos, Argelia, Nigeria. Ecuador y Gabón la abandonaron.

Antes de 1960, las compañías petroleras transnacionales, como Chevron, Exxon, Texaco y MOVIL, detentaban el control sobre los recursos, mercados y los precios del crudo. Aparecían, y de hecho funcionaban como propietarias de los grandes yacimientos de crudo en el mundo, y fijaban los precios del crudo según la conveniencia de las potencias económicas de donde procedían.

Como respuesta de los productores a la insostenible situación de latrocinio y rapiña, surge la OPEP que pasó a desempeñar un rol político protagónico el cual permitió estabilizar la extracción y valorizar de ese recurso natural, a la par que actuó como instrumento para la lucha por la nacionalización de la industria petrolera en los países miembros. Lo que sucedía con el petróleo antes de la OPEP, ocurre en la actualidad con el gas pues las transnacionales europeas Total, Repsol, Grupo Suez, Gaz de France y otras junto a las estadounidenses Exxon, Chevron, Halliburton, por mencionar algunas controlan bajo régimen de propiedad casi la totalidad de las industrias y yacimientos de gas en el mundo.

Esta realidad determina que esos monopolios sean, junto a los intermediarios y mercados especulativos, los que decidan y fijen los precios de ese combustible.

La proyectada creación de OPEGASUR estaría encaminada a limitar las enormes prebendas y poderío de que disfrutan hoy las compañías transnacionales y los países de donde provienen. De ahí la oposición de la UE y de la OTAN.