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Oposición contra el reloj

Fuentes: brecha.com.uy

La división entre «radicales» y «moderados», que en 2017 contribuyó a dilapidar el capital electoral de la opositora Mesa de Unidad Democrática, se repite de cara a unas elecciones presidenciales adelantadas. De las dudas y discrepancias que aquejan a la coalición podría salir un candidato outsider: el multimillonario Lorenzo Mendoza. La oposición venezolana va a […]

La división entre «radicales» y «moderados», que en 2017 contribuyó a dilapidar el capital electoral de la opositora Mesa de Unidad Democrática, se repite de cara a unas elecciones presidenciales adelantadas. De las dudas y discrepancias que aquejan a la coalición podría salir un candidato outsider: el multimillonario Lorenzo Mendoza.

La oposición venezolana va a ensayar en las próximas semanas un nuevo esfuerzo para desalojar del poder al presidente Nicolás Maduro, quien se afianza con una serie de éxitos políticos aunque bajo el peso de una situación económica desastrosa. Para ese nuevo ensayo, las fuerzas opositoras lucen diezmadas, con partidos pequeños, líderes desgastados y fuertes polémicas entre quienes buscan participar a toda costa en las elecciones que se convoquen y quienes pregonan la abstención y rechazan acudir a comicios mientras no haya un cambio radical en las condiciones políticas y electorales.

Gobierno y oposición acaban de concluir en Santo Domingo un diálogo para destrabar y encauzar la lucha política. No hubo acuerdos. Eso significa que el oficialismo seguirá adelante con sus planes de realizar rápidamente una elección presidencial que entregue cómodamente a Maduro un nuevo mandato para el sexenio 2019-2025, mientras la oposición carece de estrategia clara, unitaria, que entusiasme. Además de que no ha resuelto cómo participar en la elección presidencial, todavía le falta un candidato y el método para escogerlo.

El panorama venezolano está dominado por una crisis económica sin precedentes casi desde la guerra de independencia, hace dos siglos. En 2017 hubo una hiperinflación (sin cifras oficiales) que algunos economistas han estimado entre 2.600 y 2.700 por ciento. El Fondo Monetario Internacional y firmas de consultoría temen una inflación de cinco dígitos para 2018. Según la encuestadora Datincorp, «el tema económico es la preocupación del 82 por ciento de los venezolanos, y el político para el 12 por ciento».

Las elecciones tradicionalmente se convocaban cerca del inicio del nuevo período. Pero la Asamblea Nacional Constituyente (Anc, enteramente progubernamental) ordenó que la próxima elección presidencial se adelante para antes del 30 de abril de este año.

En ese contexto ha surgido el nombre de Lorenzo Mendoza como potencial contendor de Maduro. Es la cabeza de Polar, la mayor empresa privada del país, un emporio agroindustrial y cervecero desarrollado por su familia. Pero su hermetismo es total.

Liliput opositor

Los partidos opositores en Venezuela son pequeños, débiles, algunos son residuos de grandes formaciones del siglo pasado, otros surgieron al disentir o combatir a Hugo Chávez y a Nicolás Maduro.

Algunos entroncan con la socialdemocracia, como Acción Democrática, que gobernó varias veces en el siglo XX y es dirigido por el veterano parlamentario Henry Ramos; Un Nuevo Tiempo, del ex gobernador de Zulia (noroeste) Manuel Rosales; y Voluntad Popular, que por sus métodos de protesta perteneció al ala más radical de la oposición (y que es calificado de extrema derecha por el gobierno), liderado por el aún preso Leopoldo López. Otros tienen raíz socialcristiana, como Primero Justicia, del ex candidato presidencial Henrique Capriles; y el ya septuagenario partido Copei. Algunos vienen de la izquierda, incluso chavista, como Avanzada Progresista, de otro ex gobernador regional, Henri Falcón, o Causa Radical, del dirigente obrerista Andrés Velásquez. Con grupos muy pequeños figuran líderes de opinión muy radicales frente al gobierno, como María Corina Machado, que viene de una de las familias más ricas del país, y el exiliado alcalde caraqueño Antonio Ledezma. Todos esos nombres han figurado como presidenciables en la montaña rusa de las encuestas, y podrían competir en operaciones de consenso o elecciones primarias, si no aparece el outsider.

La coalición de estos partidos (y otros grupos menores) -Mesa de Unidad Democrática (Mud)-, que en 2012 avanzó frente a Chávez cuando fue reelegido, arañó el triunfo contra Maduro en 2013 y en diciembre de 2015, con 57 por ciento de los votos, se hizo con dos tercios de la Asamblea Nacional (el parlamento unicameral), hoy se encuentra muy dividida. Luego de abstenerse de participar en los pasados comicios para elegir alcaldes, en enero pasado la coalición perdió su derecho de presentarse a elecciones, y varios partidos deben revalidar sus nóminas si quieren existir legalmente. Algunos han aceptado y otros no. Las principales demandas de la oposición para participar van desde relevos en el poder electoral hasta hacer efectiva la votación de venezolanos en el exterior, ya que miles de venezolanos descontentos migran del país cada semana. Quizá ya sumen 2,5 millones de personas, un importante caudal de votos que puede representar la diferencia en una elección ajustada.

Difícil diálogo

Desde finales de 2017 en Santo Domingo tiene lugar un accidentado diálogo gobierno-oposición, con la asistencia del ex presidente español José Luis Rodríguez Zapatero y con el mandatario dominicano, Danilo Medina, como anfitrión.

En estas conversaciones la Mud presentó cuatro demandas: elecciones limpias con garantías de equidad, reconocimiento del parlamento (ya que desde que a mediados de 2017 Maduro instauró la Anc, la Asamblea Nacional, de mayoría opositora, no es reconocida como Poder Legislativo), libertad de los políticos opositores presos (que la oposición considera presos políticos), y apertura de un canal humanitario para recibir alimentos y medicinas del exterior. El gobierno presentó dos: reconocimiento de la Anc y levantamiento de las sanciones de Estados Unidos, Canadá y la UE contra Venezuela.

El oficialismo acude al diálogo con una posición compacta. La oposición lo hace enzarzada en polémicas internas acerca de dialogar o no, si se debe ceder, en cuáles puntos. Se repite la división entre «radicales» y «moderados» que en 2017 contribuyó a dilapidar el capital electoral acumulado. El reparto de culpas continúa en tanto el diálogo en Santo Domingo al parecer consigue avances pero que aún no se concretan, de acuerdo a la fórmula de que «nada está acordado hasta que todo esté acordado».

«En definitiva es un problema de quién tiene más fuerza. La mayoría de la población está contra Maduro, pero la oposición necesita estar unida para con esa fuerza alcanzar la victoria. Unidad sobre las diferencias en nombre del sentido común», observó a Brecha Américo Martín, quien en los años sesenta y setenta del siglo pasado dirigió el ya desaparecido e insurgente Movimiento de Izquierda Revolucionaria.

«Dado que Maduro no alcanza el 30 por ciento de aceptación popular, la oposición tiene una ventaja de partida de 70 a 30, a condición de que se organice», dijo por su parte el analista Carlos Raúl Hernández, de la Universidad Central.

El outsider

Salvo que toda la oposición, o la mayor parte de ella, decida abstenerse de ir a la elección de este marzo o abril, inevitablemente las miradas se posarán sobre Mendoza. Surgirán comparaciones con Sebastián Piñera, Mauricio Macri o Donald Trump. Podría ser un factor que incluso llamara a votar a los abstencionistas recalcitrantes. Un sondeo de Datincorp encontró que 40 por ciento de la población confía en Mendoza, versus un 19 por ciento que lo hace en Maduro, y números muy bajos para opositores tradicionales.

Nieto del fundador del grupo Polar, Mendoza -de 52 años, porte deportivo, casado, siete hijos, con estudios en escuelas de gerencia en Estados Unidos- proyecta una imagen de dinamismo, los productos del conglomerado de 40 empresas que dirige son su principal carta de presentación: en un país abrumado por la escasez y la carestía, elabora la harina de maíz con que se hace la arepa, el pan nacional de Venezuela, y además produce y distribuye pastas, arroz, aceite comestible, bebidas gaseosas, helados, golosinas, vino, agua mineral… y la cerveza líder en el país. Su división cervecera está decimocuarta en el ranking mundial.

Ramón Aveledo, un socialcristiano independiente que fue coordinador de la Mud, sostuvo que Mendoza «no es indiferente a la situación», y si decide aceptar o no la candidatura «debe comunicarlo lo más pronto posible, para que tenga efecto en algo que a él le duele, el futuro de Venezuela».

Mientras la oposición se decide, en el oficialismo la candidatura del presidente Maduro avanza a toda velocidad -comandos de campaña, íconos, diseños, jingles- y la maquinaria del oficialista Partido Socialista Unido de Venezuela y de los pequeños partidos aliados luce aceitada. Si la Mud llega tarde a la carrera, el resultado ya estará decidido.

Fuente: https://brecha.com.uy/oposicion-contra-el-reloj/