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Oposición venezolana busca candidato para enfrentar a Chávez

Fuentes: Prensa Latina

Luego del fracaso de la táctica abstencionista en las elecciones parlamentarias, Estados Unidos parece hoy inclinarse por la búsqueda de un candidato único para enfrentar al favorito Hugo Chávez, en comicios del próximo diciembre. La propuesta de elegir a un aspirante opositor mediante «elecciones primarias» ganó fuerza hoy con la aceptación de someterse a ese […]

Luego del fracaso de la táctica abstencionista en las elecciones parlamentarias, Estados Unidos parece hoy inclinarse por la búsqueda de un candidato único para enfrentar al favorito Hugo Chávez, en comicios del próximo diciembre.
La propuesta de elegir a un aspirante opositor mediante «elecciones primarias» ganó fuerza hoy con la aceptación de someterse a ese método de Teodoro Petkoff, quien ayer lanzó su candidatura.
Ex político de izquierda y fracasado candidato en elecciones a diferentes niveles, Petkoff de 74 años, es uno de los más ácidos críticos de Chávez y se une a otros tres políticos que expresaron su intención de participar en los comicios del 3 de diciembre.
La relación la integran Julio Borges, de Primero Justicia, Roberto Smith de Acción Democrática y William Ojeda de Un solo Pueblo, además de la posible participación del gobernador del estado Zulia, Manuel Rosales.
El cambio de actitud de la oposición, que el pasado diciembre prefirió retirar a sus candidatos a diputados antes que sufrir una derrota aplastante, según todos los sondeos, no obedece -sin embargo- a previsiones más favorables.
Las encuestas más recientes dan a Chávez un mínimo de 70 por ciento de los votos posibles, pero al mismo tiempo crece en la sociedad venezolana el criterio favorable a la presentación de candidatos opositores.
El vicepresidente de Venezuela, José Vicente Rangel, y otras autoridades, dieron la bienvenida a la presentación de candidatos, al tiempo que expresaron el deseo de que no se retiren a última hora con cualquier pretexto, como en los comicios parlamentarios.
Una encuesta reciente de la empresa Greenberg reflejó que el 84 por ciento de los venezolanos considera que la oposición debe participar en los comicios.
Curiosamente, las «elecciones primarias» al estilo estadounidense fueron promocionadas por Súmate, una presunta organización de la sociedad civil en la práctica constituida en partido político.
Súmate ha recibido entre 2005 y 2006, según la abogada estadounidense Eva Golinger, al menos 250 mil dólares de la National Endowment for Democracy y la Agencia Internacional de Desarrollo de Estados Unidos.
Esta orientación ratifica revelaciones de la Oficina de Democracia, Derechos Humanos y Trabajo del Departamento de Estado, en un informe de la primera semana de abril de 2006, sobre el financiamiento a partidos opositores venezolanos.
Golinger, que divulgó el informe del Departamento de Estado, opinó que con ello «no existe duda ninguna sobre la injerencia de Washington en el proceso electoral en Venezuela».
En este contexto, es fácil concluir que si una organización tan vinculada a Estados Unidos como Súmate promueve elecciones primarias al estilo norteamericano, se trata de una maniobra inducida desde Washington.
Durante las pasadas elecciones parlamentarias, se constituyó en un secreto a voces de la política venezolana que la Embajada estadounidense aquí presionó para la retirada de varios candidatos a diputados con opciones de ser elegidos.
Según Greenberg el 53 por ciento de los encuestados identificados con la oposición consideraron un error no haber participado en los comicios parlamentarios y anular así la posibilidad de una representación, aunque minoritaria.
Si bien el convencimiento de este error puede haber motivado el cambio de actitud, algunos -entre ellos Chávez- han advertido que pueda tratarse de una maniobra para intentar deslegitimar el nuevo mandato presidencial.
Se trataría de elegir a un candidato, manipular encuestas para aparentar un empate técnico con Chávez y a última hora retirarse de las elecciones con el pretexto del uso de máquinas de votación o desconfianza en el Consejo Nacional Electoral.
Si la estrategia pudiera resultar demasiado maquiavélica para algunos, bastaría recordar que ya se ensayó en las elecciones parlamentarias recientes, cuando representantes de partidos opositores anunciaron su renuncia poco antes de la fecha.
Horas antes del abandono esos mismos políticos habían asegurado a observadores de la Organización de Estados Americanos que todas las condiciones estaban dadas para la realización de unas elecciones limpias.