Sectores radicales de la oposición venezolana revivieron esta semana en varias ciudades del país focos de violencia similares a los que hace ocho años precedieron el golpe de Estado de abril de 2002 contra Hugo Chávez. Disturbios, quema de cauchos y vehículos, ataques con piedras y bombas de fabricación casera y cierre de importantes arterias […]
Sectores radicales de la oposición venezolana revivieron esta semana en varias ciudades del país focos de violencia similares a los que hace ocho años precedieron el golpe de Estado de abril de 2002 contra Hugo Chávez.
Disturbios, quema de cauchos y vehículos, ataques con piedras y bombas de fabricación casera y cierre de importantes arterias sembraron zozobra en Mérida, Caracas, Zulia, Lara, Anzoátegui y Trujillo.
En la punta de lanza de los intentos desestabilizadores fueron colocados estudiantes de diferentes niveles de la enseñanza, acompañados por una intensa campaña mediática desde periódicos, emisoras y canales privados.
Los políticos tradicionales y los rectores de algunas universidades utilizan a universitarios y liceístas (alumnos menores de edad) como carne de cañón, comentó a Prensa Latina el dirigente de la Juventud del Partido Socialista Unido de Venezuela (JPSUV) Carlos Sierra.
Para Sierra, los opositores acuden a la violencia porque se saben sin posibilidades en las elecciones legislativas del próximo 26 de septiembre.
«Quieren calentar las calles para provocar una guerra civil. Esa es su apuesta porque en las urnas no pueden con Chávez», advirtió.
Particularmente violentos fueron los disturbios en Mérida, donde dos estudiantes murieron baleados y dos miembros de la Guardia Nacional Bolivariana recibieron heridas de la misma manera, a uno de los cuales le dispararon cuatro veces.
Tenemos total control de la situación, es falso lo que dijeron algunos medios (de difusión) sobre una supuesta guerra en el territorio. Descubrimos un plan desestabilizador, cuyo impacto se limitó a lugares puntuales, expuso la víspera el gobernador merideño, Marcos Díaz.
En la noche de este jueves, autoridades de Lara reportaron manifestaciones, bloqueo de intersecciones de avenidas y quema de cauchos en varias zonas de de la ciudad de Barquisimeto.
La alteración del orden incluso afectó a la final soñada del béisbol profesional venezolano, cuando grupos de choque desplegaron pancartas y gritaron consignas antigubernamentales durante los tres juegos efectuados en el Distrito Capital entre Leones de Caracas y Navegantes de Magallanes.
Semejante conducta generó el rechazo de la liga local y de amplios sectores populares.
Como argumento para justificar los disturbios en ciudades venezolanas, la oposición esgrimió el supuesto quebrantamiento de la libertad de expresión a partir de la salida del aire del canal privado RCTV.
Operadores de la señal por cable sacaron de sus ofertas a RCTV, luego del incumplimiento de la Ley de Responsabilidad Social en Radio y Televisión.
Los protestantes también acusaron al gobierno de no hacer nada para frenar la inseguridad y la crisis energética que provoca racionamiento de la electricidad.
Las Fuerzas Armadas en la mira opositora
De acuerdo con Chávez, sus enemigos pretenden involucrar a la Fuerzas Armadas Bolivarianas (FAB) en la cruzada subversiva.
Ellos convocan e incitan a jefes militares activos, tratando de alebrestar los cuarteles.
Para el estadista, esa es una táctica, la otra es agredir a soldados y guardias nacionales con el fin de provocar una respuesta excesiva que luego puedan usar en sus campañas mediáticas.
Atacaron un cuartel y ametrallaron a dos efectivos en Mérida, denunció.
Chávez descartó la participación de las FAB en un golpe de Estado, tal y como ocurrió en 2002, cuando algunos oficiales se sumaron a la asonada.
«Quiero subrayar mi advertencia, olvídense de que las Fuerzas Armadas apoyarán un golpe de Estado», afirmó este jueves en el Palacio de Miraflores, donde participó en un acto de instalación de mesas de trabajo con el sector productivo privado.
El estadista aprovechó el tema para reiterar su llamado a la oposición, a la cual pidió hacer política.
En vez de mandar muchachos a matar o a que los maten, incitando al odio y la guerra civil, porque no hacen política de verdad. Vayan pues a recoger firmas y convoquen a un referendo revocatorio, sentenció.
Según el jefe de Estado, él aceptaría los resultados de una eventual consulta en las urnas, amparada por la Constitución al cumplirse más de la mitad de su mandato.
«Si por esa vía me sacaran, me iría tranquilo, pero por ninguna otra lo aceptaré, como tampoco lo harán el pueblo y las Fuerzas Armadas», expuso.
Fuente: http://www.prensa-latina.cu/index.php?option=com_content&task=view&id=158421&Itemid=1