He leído con sumo interés el artículo de José Antonio García Rubio, Secretario Ejecutivo de economía y empleo de IU, con el título «Otra Europa con otra moneda«, demasiado rotundo para los tiempos que corren. Conozco sus posiciones en el tema europeo y, a riesgo de simplificar, se puede afirmar que dentro de IU es […]
He leído con sumo interés el artículo de José Antonio García Rubio, Secretario Ejecutivo de economía y empleo de IU, con el título «Otra Europa con otra moneda«, demasiado rotundo para los tiempos que corren.
Conozco sus posiciones en el tema europeo y, a riesgo de simplificar, se puede afirmar que dentro de IU es uno de los defensores más inamovibles de mantenerse en el euro. Yo podría representar el otro extremo: el de los que están firmemente convencidos de que la salida del euro es una cuestión vital e ineludible. Como también pertenezco a la Secretaría Federal de economía de IU, se puede decir que estamos al cabo de la calle de los argumentos a favor o en contra del euro de uno y otro. Se trata de opciones políticas y cada uno, con toda legitimidad, mantiene la suya.
Y en efecto, perteneciendo al grupo promotor del Manifiesto «Por la recuperación de la soberanía económica, monetaria y ciudadana. Salir del euro» ( http://salirdeleuro.org/), para mí, y supongo que para la mayoría de los firmantes, el debate está cerrado. Llevamos mucho tiempo lidiando y argumentando sobre la necesidad de salir del euro y no conduciría a nada nuevo tiranos los trastos a la cabeza: será el tiempo el que dirima esta cuestión. Empezar otra vez sobre si el euro es una moneda plena o no, o si su existencia es motivo crucial de la crisis económica española, si las devaluaciones son operativas para corregir el déficit exterior, si son equivalentes a un ajuste interno, si nuestra economía es muy dependiente de la energía, si el sector del automóvil…. . Como el argumento manido y siempre traído a colación por la derecha de que una devaluación significa un empobrecimiento general por el lógico encarecimiento de las importaciones. Todo eso ya ha entrado en las consideraciones de los que proponemos salir del euro, no como solución a los tenebrosos problemas que arrastra nuestro país, sino como condición imprescindible para intentar darles solución.
Como se sabe, en la Conferencia del pasado sábado 22 de IU sobre la Unión Europea se avanzó hacia un cierto acuerdo político (véase el artículo http://www.cronicapopular.es/2013/06/conferencia-de-iu-sobre-la-union-europeauna-faena-de-alino/ del que fui autor, aunque se publicase erróneamente como opinión de Crónica Popular). IU no deja de reclamar y proponer un proceso constituyente que cambie la naturaleza neoliberal de la Unión Europea (nada menos, comentaría yo) y se deja de anatemizar la propuesta de salir del euro, porque a lo mejor no es tan disparatada y porque posiblemente tiene cierto respaldo social, es decir electoral. El caso es que la posición extrema de José Antonio fue descartada, apartada de la primera línea. Ahora posiblemente en su artículo trata de reivindicarla, porque, en efecto, sin dejar de reconocer que los del euro tienen argumentos razonables, lo que defiende IU no pasa por abandonarlo sino por elevar el debate y trasladarlo al proyecto de la construcción europea. Como se dice al final el artículo, se trata de desviar el destino del avión y no, una vez que somos pasajeros, arrojarnos fuera de él. Un ejemplo que sería contundente si no es porque el avión se está estrellando.
Error técnico
Pero, y este es el motivo principal de mi respuesta, en el artículo José Antonio García Rubio hay error técnico importante, que cobra todo su significado político teniendo en cuenta la angustia, el miedo y la resignación en que está atrapada la sociedad española. El autor escribe lo siguiente:
«Por otra parte, todas las deudas a partir de créditos que están denominados en euros, serían exigibles en la nueva relación de cambio euro/pesetas. Mientras que los nuevos ingresos por salarios, ventas, etc. vendrían en pesetas devaluadas. Por tanto, en el contexto de enorme endeudamiento privado esto sería letal para familias y empresas y extremadamente gravoso para los sectores populares de la población. Quien hoy tiene un crédito, supongamos que hipotecario, si le cuesta 100 salarios mensuales liquidar la hipoteca, le costaría, por ejemplo, 130.»
Terrible ejemplo. Como argumento para mantenerse en el euro sería irrebatible, con el toque social además de lo extremadamente gravoso que sería abandonarlo para los sectores populares de la población. Pero es falso, rotundamente falso.
En el momento en que se saliera del euro y se devaluase la nueva peseta, las deudas de los hipotecados españoles con los bancos españoles permanecerían intactas en pesetas, y por tanto el esfuerzo por pagarlas no se modificaría.
Un ejemplo sencillo para disipar cualquier duda. Si un hipotecado tuviera una deuda de 100.000 € en un banco español el día antes de salirse del euro y pagara 1000 € al mes de amortización de los 2.000 que cobra de salario al mes, esto es, si tuviera una deuda de las antiguas pesetas por 16.638.600 y pagara 166.386 pesetas al mes de un salario de 332. 772 pesetas, al día siguiente de la salida del euro y la devaluación de la nueva peseta tendría una deuda en pesetas de 16.638.600, por la que pagaría 166.386 pesetas al mes de su salario de 332.772 pesetas. Nada habría cambiado en su situación, ni en su deuda ni en el esfuerzo a realizar para amortizarla.
No sé si la posición sobre el euro del responsable de economía de IU se ha basado en este error, pero si así fuera, los defensores de abandonarlo posiblemente habrían logrado un nuevo aliado.
Pedro Montes es Economista, miembro de Socialismo 21. FCSM.
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