La industria automotriz estadounidense es otra grieta en el imperio. El auto alguna vez fue el símbolo del sueño estadounidense y hoy es una muestra de que el imperio se agrieta por múltiples lados. Delphi la mayor productora de refacciones de los EUA, una empresa ligada a General Motors, solicitó la protección de la Ley […]
La industria automotriz estadounidense es otra grieta en el imperio. El auto alguna vez fue el símbolo del sueño estadounidense y hoy es una muestra de que el imperio se agrieta por múltiples lados. Delphi la mayor productora de refacciones de los EUA, una empresa ligada a General Motors, solicitó la protección de la Ley de Quiebras el 8 de octubre de 2005. Eso es un recurso empleado por las empresas en problemas para sobrevivir obteniendo concesiones forzosas de sus acreedores. Generalmente las empresas, en complicidad con el gobierno, obtienen las mayores concesiones de sus trabajadores y Delphi no es la excepción. La empresa número 63 de la lista de las 500 empresas más grandes de los EUA trata de suspender los pagos de los seguros de salud y de vida de unos 12 mil retirados y reducir en más de 60% los salarios de unos 35 mil trabajadores estadounidenses. La enorme reducción salarial dejará en 10 dólares por hora la paga de sus trabajadores; dicha cifra es comparable al pago de cinco dólares por día que instituyó Henry Ford en 1914 para combatir la enorme rotación de trabajadores consecuencia de la introducción de la línea de montaje. Casi cien años de retroceso salarial impuesto por Delphi a sus trabajadores
En noviembre 21 de este año la General Motors Co.(GM) anunció que despedirá unos 30 mil trabajadores, un nueve por ciento de su fuerza de trabajo, y cerrará unas nueve plantas en EUA de aquí al año 2008. Con ello la GM busca eliminar las pérdidas que 2005 serán de unos 4 mil millones de dólares.
La General Motors fue por décadas la empresa más grande del mundo y ahora tiene que desmentir los rumores de que se acogerá al capítulo 11 de la Ley de Quiebras de los EUA como hizo su filial Delphi. Ford y Chrysler tiene graves problemas también.
¿Qué pasa en la industria automotriz estadounidense?
La gráfica 1 muestra muy claramente la naturaleza de lo que ocurre en EUA: la producción de automóviles estadounidenses ha venido perdiendo terreno frente a sus competidores. Las importaciones crecieron de manera sostenida hasta que los campeones del libre comercio obligaron a su competidor más formidable, el Japón a reducir «voluntariamente» sus exportaciones al mercado estadounidense . Japón tuvo que recurrir a exportar fábricas en lugar de automóviles, se las conoce como «trasplantes». Hoy día casi seis de cada diez automóviles vendidos en el mercado de EUA son importados o producidos en fábricas trasplantadas a ese país. Las tres grandes empresas automotrices de EUA, General Motors, Ford y Chrysler han despedido a unos 600 mil trabajadores desde 1980. Esta última empresa fue rescatada de la quiebra por el gobierno estadounidense pero finalmente fue adquirida por Daimler Benz de Alemania en 1998. Para la producción estadounidense la situación es más grave que lo mostrado en la gráfica 1 si tomamos en cuenta la compra de Chrysler y el que una porción de la producción «doméstica» se hace en plantas de las «tres grandes» pero en Canadá y México.
Las pérdidas de la industria automotriz estadounidense ante la competencia foránea han ocasionado que el sindicato de la rama, la United Auto Workers (UAW) haya perdido desde 1979 a más de la mitad de sus afiliados. Las empresas trasplantadas han logrado que los trabajadores contratados no se sindicalicen.
Por lo anterior no es sorprendente que la revista The Economist, en su edición del 14 de junio de 2005, pronosticara nada menos, que «la extinción de los gigantes automotrices «: General Motors, Ford y Chrysler.
La caída de las ventas de automóviles de las empresas estadounidenses ha sido compensada en buena medida por el crecimiento de vehículos más pesados, de mayor precio y con elevado consumo de gasolina. Los vehículos deportivos, las camionetas de diversos tipos que se engloban en las estadísticas de EUA como light trucks son el sector de mayor crecimiento desde 1990 y en donde los productores estadounidenses dominan el mercado aún. De manera que ha reaparecido de otra manera una solución capitalista al crecimiento del mercado: la mayor complejidad de las mercancías que se les impone a los consumidores. La General Motors producía en 1990 2.65 millones de automóviles y 1.47 millones de camiones ligeros; para 2003 la mezcla fue: 1.39 millones de automóviles y 2.48 millones de camiones ligeros. La industria automotriz es responsable de la emisión de gases de invernadero cuyos efectos son ya patentes en todo el mundo y la producción de vehículos más pesados para compensar las dificultades en las ventas de automóviles empeora la contaminación.
En los años cincuenta un directivo de General Motors (Charles Wilson) acuñó la frase: «Lo que es bueno para la General Motors es bueno para los Estados Unidos y viceversa.»
La continua pérdida de su mercado automotriz patentiza las múltiples debilidades del imperio estadounidense. Pero los mecanismos con los que buscan las empresas estadounidenses compensar las dificultades que enfrentan hacen pensar que «lo que es malo o bueno para la General Motors